{Capítulo 6.}
Cuando existe algo que nos preocupa dentro de nuestra cabeza, estamos habituados a dejar que ese pensamiento se arrastre por nuestros sentidos día y noche hasta conseguir frenarlo. Una persona humana puede llegar a hacer verdaderas locuras si se sitúa bajo la presión de vivir siendo infeliz.
La felicidad se define como un estado anímico, algo que es capaz de durar desde un par de segundos hasta Dios sabe cuánto tiempo. Una cosa sí es segura, ese estado de la persona siempre lleva fecha de caducidad.
Tan pronto podemos sentirnos el individuo más feliz del universo al ver ese pequeño SMS procediente de la persona que más nos importa, como podemos sentirnos estúpidos e ingenuos al enterarnos de que fue una simple equivocación del emisor al seleccionar su contacto.
Este mismo caso suele darse a la hora de los sueños.
''Baja ya de la nube'' es una frase que me habrán repetido como tresmillones quinientasmil ochocienta y dos veces a lo largo de mi vida. No creo ser la única a la que le suenen demasiado esas palabras.
Siempre que he aspirado a algo grande, las personas a mi alrededor me han ido convenciendo de que jamás llegaré a lograr algo como eso por el simple hecho de ser una persona ''corriente''. Y me pongo a pensar y digo ¿acaso Elvis Presley no era una persona corriente? al igual que Michael Jackson, Isaac Newton o tal vez Barack Obama. Incluso Chuck Norris, aunque bueno... no, Chuck Norris no sería una buena definición de persona corriente.
En esta vida siempre estarán aquellas personas impidiéndote el paso y haciéndote creer que eres incapaz. Puede ser desde el profesor de tu instituto hasta tu propia madre. Seguro que habrá veces en las que desees algo que por mucho que lo intentes no estará a tu alcance. Yo creo que el mayor logro lo tiene la persona que a pesar de todas sus caídas continúa intentándolo, y eso por desgracia no suele apreciarse demasiado. En estas cosas hay una belleza particular. Aquello que no es alcanzable es aquello por lo que hemos de luchar con el doble de fuerzas. El hecho de que algo sea inalcanzable hace que merezca más la pena.
Existirán millones de personas que te digan que no puedes hacer algo porque ellas mismas son incapaces de conseguirlo. No dejes que eso te influya hasta el punto de convertirte en una de ellas. Soñar es una de las mayores virtudes que somos capaces de realizar, cuando soñamos estamos proyectando uno de nuestros miles de futuros posibles en nuestra cabeza, aquel que nos otorgaría mayor felicidad, tal vez. No eres como los demás, no dejes que te engañen porque sí, tú sí eres capaz. Si quieres algo, ve por ello.
- Fredo, tienes una capacidad increíble para caer en todos los hoteles, me esta entrando hasta lástima.- hablaba a carcajadas mientras Alfredo tiraba una vez más el dado y avanzaba con su ficha hacia la siguiente casilla con cierta expresión de fastidio.
- Ese hotel es mío, me debes mil doscientos dólares.- decía Ryan emocionado mientras echaba un vistazo a su tarjeta de monopoly que afirmaba su dominio sobre aquella condenada casilla en la que habríamos caido unas quince veces en todo lo que llevábamos jugado.
- Malditos capitalistas...-Alfredo tiró todo su dinero por el tablero haciendo notar su indignación. A los demás nos entró un ataque de risa mientras Ryan recogía aquel dinero falso de la mesa.
Justin nos observaba con diversión tendido desde el sofá de en frente sosteniendo su lata de cerveza Budweiser. Tras haber echo las presentaciones oficiales, nos habíamos decidido a jugar una partida de monopoly hasta que terminaran de desmontar todo el equipo de la gira y pudieran volver a ponerse en marcha.
- Si que eres malo negociando, da gracias a que trabajas conmigo o sino sabe Dios qué estarías haciendo ahora con tal de conseguir algo de dinero...-bromeó Justin tras haber tomado otro sorbo de cerveza.
Alfredo iba a replicar cuando de pronto el teléfono de Justin comenzó a sonar. Este respondió a la llamada y tras un largo silencio en el que Ryan y yo nos dedicamos a quitarle al pobre Alfredo los billetes falsos repartiéndolos entre nosotros, colgó y me dedicó una seria mirada.
- Te estan esperando fuera del autobús para hablar.
Mi sonrisa se borró al instante al comprender y asentí recogiendo el valor de donde no lo había, me levanté y me dispuse a salir de aquel autobús. Antes de que pudiera llegar a la puerta sentí la mano de Justin agarrando mi muñeca haciéndome girar.
- Voy a acompañarte.-me dijo simplemente.
- No tienes por qué. -pude responderle.
- Me da igual lo que digas, en cierto modo yo también estoy metido en esto, me gustaría estar allí.
Asentí aunque no conseguí verle el sentido a sus razones pero decidí no oponerme y salí del autobús seguida por Justin. Un poco más lejos pude distinguir un reducido grupo de personas que charlaban animadamente y conforme nos fuimos acercando reconocí a mi tía Caroline, y a Pattie junto con dos hombres bastante altos. A llegar, Justin chocó su nudillos con el de uno de aquelos hombres dirigiéndole una sonrisa y se acercó a mi tía besando una de sus mejillas. Yo simplemente me quedé mirándola con seriedad.
- Encantado, soy Justin. - dijo a modo de saludo.
- Lo sé, te veo en la pared de ____ todos los días. -rió Caroline provocando una sonrisa divertida por parte de Justin.
Yo puse los ojos en blanco mientras este se acercaba a mi oído para susurrarme.
- Estoy en tu pared...
- Estarás en el suelo también como no cierres la boca. -le dije con un tono amenazador haciendo que la sonrisa de Justin se ensanchara.
-Muy bien, creo que hay alguien aquí que merece una explicación. -continuó diciendo mi tía mientras me miraba con cierto punto de preocupación.
- No, no necesito que me expliques nada, yo ya entendí todo, lo que quiero que me digas es cómo no has sido capaz de contarme todo este tiempo que era adoptada en lugar de soltarme un montón de mentiras.
De pronto todo el ambiente se tensó y sólo se pudo escuchar una pequeña tos por parte de Pattie. Caroline me miraba sin saber a penas qué decirme.
- Será mejor que volvamos a casa y hablemos más tranquilas. -pudo decir finalmente.
- No quiero volver a casa contigo. -le respondí sin pensar - Me quedaré en casa de Helena o Christina una temporada, y no me lo impidas, por favor.
En aquel momento sentí cómo mis ojos comenzaban a cristalizarse y ahogué un pequeño bostezo intentando no darles la satisfacción de verme llorar. Mi tía me miraba dolida sin saber qué más decir y en ese momento Justin rompió el silencio.
- Esto... sé que no soy quien para meterme -le dirigió una fugaz mirada a Pattie que le observaba con el ceño fruncido. Justin volvió a mirarnos.- pero ya que ____ esta de vuelta con nosotros después de casi toda una vida, para mí el haberme reencontrado con ella resultando después que la conocía desde hacía tantísimo...pues...
- Justin, ve al grano. -le presioné intrigada.
- Iba a decir que si os parece buena idea que _____ se venga un par de semanas de gira conmigo por Estados Unidos, bueno...con nosotros, para compensarle que se perdió el concierto de anoche, y así se despeja y se divierte un poco. -me miró intentando disimular su sonrisa -Aprovechando que es verano pues...
Abrí mucho los ojos al escucharle y en cuestión de dos segundos mi estado de ánimo había sufrido un cambio radical. Yo. Con Justin. De gira. En Estados Unidos. ¿Esto me estaba pasando realmente a mí? Me giré rápidamente a mi tía suplicándole con la mirada que me dejase ir. Ella miró a Pattie que asentía con una sonrisa.
- Estará en buenas manos, sabes que no dejaré que le pase nada - la tranquilizó Pattie con su dulce sonrisa.
Mi tía Caroline nos miraba a unos y a otros con cierta inseguridad, tras unos segundos de reflexión tragó saliva mirádome y se encogió de hombros asintiendo.
- Si a ti te parece bien... -me miró y por un momento pareció que contenía su respiración.
Asentí sonriendo sin poder evitarlo y me volví hacia Justin que abría la boca sonriendo exagerado y levantando las manos. Reí al ver su expresión y me pareció que no estaba teniendo un buen comportamiento delante de mi tía después de todo lo que había pasado, pero el poder olvidarme de todas aquellas mentiras durante un tiempo y encima viajando por los Estados Unidos me volvía loca. Intenté contener mi euforia relajando mi sonrisa, Justin debió de darse cuenta porque me imitó, y tras unos últimos acuerdos le dí dos besos a mi tía y le dije que le diera recuerdos a mi primo. Pattie y ella se quedaron hablando sobre el tiempo en el que estaría fuera mientras Justin y yo volvíamos al autobús. Cuando él vió que nos encontrábamos lo suficientemente lejos se acercó a mí para hablarme por lo bajo.
- Creo que ya no pueden escucharnos.
Salté levantando los brazos acto reflejo después de que me hubiera dicho aquello.
- DIOS, ¡ME VOY A ESTADOS UNIDOS! -reí contagiando a Justin que negaba con la cabeza mirándome.
- Y conmigo para colmo...-respondió con aires de grandeza.
- Sí, esa es la única pega, pero bueno, un viaje es un viaje. -me encogí de hombros sonriéndole con cierta picardía. Justin levantó las cejas.
- Mira niña mimada, puedo hacer que traigan tu trasero a Canadá tan pronto como voy a llevarte, ¿sabes? no hagas enfadar al jefe.
Abrí un poco la boca haciéndome la ofendida y le dí un puñetazo en el hombro haciendo que Justin se alejara un poco con cierta expresión divertida.
- ¿Niña mimada? Mira quien fue hablar, el estúpido con un Rolex en cada brazo.
¿De dónde había salido tanta confianza de repente con aquel chico por el cual estaba gritando no hacía más de seis horas?
Entre risas e insultos cariñosos volvimos hasta el autobús. Nos esperaba una larga noche hacia Toronto, donde cogeríamos un vuelo hacia nuestro próximo destino: Nueva York.
Al entrar en el bús un fuerte olor a alcohol me golpeó de bruces. El estrecho pasillo rodeado por sofás estaba iluminado con una pequeña esfera de discoteca que había estado oculta en el techo y Alfredo y Ryan bailaban animadamente con un par de chicas al ritmo de la música con las copas en lo alto. Miré a Justin que se había estampado la palma de la mano en la cara y tuve que alzar la voz para que pudiese escucharme.
- ¿Este es el plan de todas las noches? -dejé escapar una aguda risa sin quererlo.
Justin se destapó la cara para mirarme y sin poder aguantarlo más comenzó a reír sin control.
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