lunes, 15 de julio de 2013

Capítulo 1 - Inalcanzable.

{Sinopsis.}

Esta sensación es algo increíble, inexplicable, no sé describirla ni en mi cabeza, sólo sé que me encanta, y que no la cambiaría por nada. No puedo parar de saltar y bailar, canto a voces, junto con ellas. Ellas son todo lo que necesito a veces. Son mi vía de escape de este mundo. Eso sí que es algo inexplicable. ¿Cómo puedes amar tanto a personas con las que no has intercambiado palabras en tu vida y puede que nunca lo llegues a hacer? Creo que es lo mejor de formar parte de todo esto. Sólo puedo llamarlas por un nombre, Beliebers.
''La música une a las personas'' había dicho él. Es alucinante cómo una de nosotras puede levantar un altavoz por encima de nuestras cabezas mientras estamos en la entrada del recinto a la espera para poder escuchar su voz en directo y al segundo hayamos conseguido que decenas de personas alrededor comiencen a cantar juntas. Sólo nosotras sabemos lo que es pertenecer a todo esto. Que cualquiera de ellas sin apenas conocerte sea capaz de hacer que sonrías cuando piensas que eso es lo más improbable que hay. Con ellas he reído, llorado, gritado de puro fanatismo. Me hacen sentir viva, y allí estan, conmigo. Es precioso compartir un sueño con tantísimas personas, y mejor aún que puedan comprenderte mejor que nadie.
Miro a ambos lados para poder observarlas a mi alrededor, ese momento no nos lo podía quitar nadie. Tras haber recorrido todo el estadio con la mirada me vuelvo hacia él. Cierro los ojos y escucho su voz. Por un momento me olvido de todos esos gritos. Él.
Cuando por fin abro los ojos me quedo de piedra al darme cuenta de que le tengo justo delante de mí, le veo cerrar los ojos y entonar la última parte de la canción. Yo no puedo hacer otra cosa que quedarme embobada observándole. Su pelo castaño claro, ahora algo revuelto después de tanto bailar, despejaba su frente por la cual eran percevibles unas cuantas gotitas de sudor. Sus ojos color miel podían hacer que cualquier chica se derritiera incluso a través de una pantalla. Iba vestido entero de blanco, a excepción de sus zapatillas, completamente doradas.
 Al terminar, él sonríe, su respiración se escucha pesada contra el micrófono. Es nuestro. Y nosotras suyas. Veo cómo dirige la mirada hacia abajo, riéndose mientras nos veía levantar las manos hacia él en un intento desesperado por poder tocarle. Levanto mis manos llamándole a gritos y uniéndome al resto de mis compañeras y de pronto veo algo que me deja completamente sin aliento. Él avanza despacio mientras levanta su micrófono despegándolo de sus gruesos y rosados labios. Estoy completamente perpleja, se dirige lentamente hacia a mí y yo no reacciono. Puedo notar cómo una lágrima sale sin previo aviso y rueda por mi mejilla. Él se agacha dejante de mí con precaución. Le veo sonreír y estirar su brazo hasta que sus dedos rozan los míos. Entonces ocurre algo bastante extraño.
- Niña, estas acampando en una zona de césped en la que no esta permitido entrar. -me dijo con una voz mucho más grave y desagradable sonriéndo mientras sostenía mi mano.

Abrí un poco la boca arrugando levemente mi nariz mientras miraba a mi ídolo y parpadeé un par de veces.



{Capítulo 1.}
- Niña, ¿me estas escuchando?
- Ron, esta dormida, ¿quieres dejarnos en paz?
Poco a poco fuí abriendo los ojos mientras escuchaba aquellas voces de fondo, pestañeando hasta conseguir acostumbrar mis ojos a la claridad. Di un respingo al ver al hombre de casi dos metros que estaba de pie justo delante de nosotras mirándome mientras alzaba una ceja con expresión divertida. Ronroneé un poco y volví a hacerme un ovillo cerrando los ojos de nuevo.
- Oye, ___, vamos, tenemos que movernos. -sentí que unas manos me sacudían el hombro suavemente haciendo que despertara una vez más.
Era Helena, su voz conseguía calmar hasta a mi tía cuando se enteraba de que había salido mientras estaba castigada, era mi mejor amiga desde hacía tanto que ni recordaba, prácticamente habíamos crecido juntas. Era una chica delgada, con expresión suave, su pelo castaño rizado y ligeramente despeinado caía sobre sus hombros dejando apreciar algunas mechas de colores que se había teñido hace poco. Me miraba mordiendo su labio inferior tal vez aguantando la risa que le provocaba ver que los estaba mirando a ambos completamente desorientada tras haber despertado. Dejé escapar un sonoro bostezo mientras frotaba uno de mis ojos mirando a mi alrededor y viendo decenas de tiendas de campaña agrupadas un poco más lejos de donde estábamos.
- Tía, que Justin estaba dándome la mano, joder. -solté sin pensármelo mucho mientras estiraba los brazos hacia arriba, ignorándo completamente al guardia de seguridad que se encargaba de vigilarnos mientras acampábamos fuera del recinto.
 El sol se alzaba tras el Scotiabank Place, en Ottawa, habíamos estado haciéndo cola durante poco más de una semana para poder conseguir estar lo más cerca posible del escenario y por fin había llegado el día que habíamos esperado durante tantísimo tiempo.
Nunca pude haber intuído que alguien como yo, que había crecido con no mucho dinero junto a mi tía en una pequeña ciudad canadiense, pudiera haber logrado reunir el dinero suficiente para poder verle cantar en directo. A él, el chico que, con su voz y sus canciones, había conseguido que dejase de llorar inumerables veces, me había acompañado en mis peores momentos, que son bastantes si has crecido sin una madre.
En cuanto a eso, mi tía me contó que ellos fallecieron tras un duro accidente de coche cuando yo no era más que un bebé, y que el dolor había sido tal que había quemado absolutamente todas las fotos de ellos para que no quedara recuerdo sobre ellos mas que mi propia existencia. Nunca había llegado a comprender aquello, ni lo había intentado, tenía a mis amigos y mi música, lo necesario para seguir adelante.
Levanté la vista entonces hacia el robusto hombre que se alzaba delante de mí aún esperando una respuesta por mi parte. Esbocé una tímida sonrisa.
- ¿Qué pasa Ron? -saludé con una pequeña risita, advirtiendo cómo él intentaba ocultar su diversión.
- ¿Cuántas veces os habré dicho que no me llaméis Ron? -nos reprochó. - Acostumbrad a llamarme agente, o señor, a ver si mostráis un poco de respeto a las personas que no conocéis. No sé cómo demonios habréis conseguido averiguar mi nombre...
- No es tan difícil, te pasas el día aquí, y no dejan de llamarte a través del trasto ese por tu nombre - apunté refiriéndome al walkie talkie que llevaba amarrado por el cinturón mientras yo trataba de salir de mi saco de dormir.- ¿Es que no hay más chicas a las que llamar la atención?
Helena me dió un codazo con energía en el estómago al escuchar mi grosería y levantó la mirada hacia Ron con su típica sonrisa inocente. Si había algo que consiguiera ablandar a un adulto cabreado, eso era su sonrisa de disculpa.
Este puso los ojos en blanco haciendo notar su desesperación y rió al ver la escena haciendo señas con las manos para que nos levantásemos.
- Si no paráis de meteros en problemas ¿cómo queréis que os deje en paz? Levantad del césped e id con los demás, ya sé que es más cómodo dormir aquí, pero si queréis esperar durante tanto tiempo, es lo que os toca. -nos decía mientras se agachaba para cogernos las manos y ayudarnos a levantar - ¿En serio merece la pena dormir en la calle como vagabundos para ir a un concierto, por muy ''bueno'' que este el cantante?
CLICK. Activado el sistema de autodefensa ante la infravaloración de Justin.
- Mira...guapo -dije intentando parecer ofendida mientras provocaba la risa de Helena al instante- Si estoy haciendo cola tanto tiempo es porque llevo viendo a ese cantante toda mi vida a través de una pantalla y me gustaría que tan sólo un día pudiera comprobar que es cierto que existe. Además de que su voz tiene que sonar más que perfecta en directo.
Comencé a reír al ver la reacción de Ron, que había levantado una ceja y comenzaba a negar con la cabeza mientras suspiraba.
- Anda, recoged eso del césped y que no os tenga que volver a hablar en todo lo que queda de día.- decía mientras giraba sobre sus pies alejándose de nosotras.
Riendo, Helena y yo comenzamos a recoger los sacos de dormir y a meterlos en sus respectivas bolsas. Aquella había sido la última noche que pasábamos esperando en la entrada del recinto, en unas horas estaría ahí dentro viéndole cantar, después de tantísimo tiempo.
Cuando todo estuvo recogido fuimos directas hacia la puerta del edificio, estábamos lo suficientemente cerca de ella como para conseguir llegar al escenario. Allí nos esperaban Christina y Jace que desayunaban unos dulces a la vez que conversaban animádamente con las chicas que había delante de nosotros.
Lancé el saco de dormir con la suficiente puntería como para que diera de lleno en la cabeza de Christina provocándole la risa a Jace que por poco no se atraganta con su desayuno.
- ''Buenos días Christina, ¿Has dormido bien? Me alegro Christina'' -me decía con un tono que se pasaba de sarcástico mientras yo me arrodillaba a su lado abrazándola y dándole su beso de buenos días con una sonrisa divertida mientras ella seguía hablándome - Encima de que me he despertado y por poco no me quedo sin cuello del tirón que me ha dado, tú me atacas, así no se puede.
Helena se acercó detrás de mí también riendo al haber presenciado la escena desde detrás de mí y ambas nos sentamos sobre las mantas haciendo un corro con ellos. Jace nos pasó un par de dulces y sacó de una bolsa un bote entero de zumo de naranja. Al ver mi cara respondió a la pregunta que ni me había dado tiempo a formular.
- Mis colegas han venido y nos han traído medio supermercado, les he dado yo el dinero y no se han cortado un pelo. -me dijo guiñándome un ojo y se echó a reír volviendo a su desayuno.
Jace era un chico bastante, demasiado guapo diría yo. Su pelo rubio caía por su frente totalmente revuelto, como siempre. Sus ojos eran castaños, pero tan expresivos que cada vez que te hablaba durante un largo tiempo mirándo directamente a los tuyos, eras capaz de quedarte embobada sin apenas darte cuenta de ello. Él y Helena habían estado saliendo juntos durante casi dos años, pero su actitud de niño mimado a veces la sacaba muy rápido de quicio hasta el punto de que podían pasar el día entero discutiendo por completas estupideces. Él la quería de verdad, y el hecho de que Helena lo hubiese dejado de la noche a la mañana lo volvía loco. Ahora se dedicaba a intentar ponerla celosa coqueteando conmigo y Christina, algo que realmente divertía a Helena.
Christina por el contrario era una chica pequeñita, morena y su larga melena le rozaba el trasero al andar, siempre había envidiado su pelo, podía ponerselo como fuera y estar guapa de todas las maneras. Era una de las personas más divertidas que había conocido, no paraba de hacer muecas con la cara ante todo comentario que se le presentase, y su risa era completamente contagiosa.
Ambos nos contaron cómo había sido la noche mientras terminábamos de engullir todo lo que nos habían traído de desayunar y decidí echarle un vistazo a twitter.
- Oye chicos, Justin ha tuiteado una foto de las vistas que hay desde la habitación de su hotel, mirad, esta es la rotonda que hay cerca de Pine Avenue, yo sé dónde esta este sitio ¿quién se apunta a venir conmigo? -les miré mientras ellos recogían los papeles que habíamos dejado por el suelo.
- Yo iré contigo, creo que como me quede una hora más en este sitio sentada sin hacer nada tendré torticulis para el resto de mi vida, - dijo Christina mientras movía la cabeza de un lado a otro con lentitud masajeando su nuca.- si nos colamos puedo buscar la sala de masajes y que me dejen como nueva para esta tarde.
- ¿Estas pensando en colarte en el hotel donde se aloja Justin y lo primero que se te ocurre es buscar la zona del spa? -le preguntó Helena sarcástica a la vez que se recostaba sobre su antebrazo sacando su iPhone de uno de los bolsillos laterales de su bolso.
Christina hizo una mueca arrugando la nariz haciendo cómo si la imitara hablándo.
- Lo primero que se te ocurre... mimimi...-trataba de imitarla con una voz algo demasiado aguda- deja de refunfuñar y guarda el sitio que la señorita lanzadora de sacos y yo nos vamos a acosar un poco a mi futuro marido. Jace ¿tienes las entradas bien guardadas?
- No sabes tú cuánto... -respondió éste con sonrisa de presentador de televisión. Le miré abriendo mucho los ojos y él me tranquilizó señalando su mochila terminando de hablar - justo ahí, mal pensada.
Puse los ojos en blanco ante su comentario mientras Christina cogía comida para que pudieramos almorzar si se nos hacía muy tarde.
- Si a Justin le da un bajón de azúcar durante la actuación nosotros desde luego tendrémos comida para ayudarle, vamos ___. - me sonreía mientras pasaba por mi lado para que nos fuéramos.
Me despedí de nuestros amigos con una sonrisa llena de emoción y corrí detrás de Christina que me tendía uno de los cascos conectados a su móvil a través del cual podía distinguirse aún sin colocarlos la música de Out Of Town Girl. A cada paso que daba rompía aún más la distancia que había entre mi sueño y yo, y sobretodo aumentaba esa sensación que había en mi estómago sólo de pensar que tal vez conguiera ver su sonrisa justo en frente de mí.

No hay comentarios:

Publicar un comentario