Gritos y más gritos, era lo único que habíamos conseguido presenciar Christina y yo durante las dos horas que habíamos pasado frente al enorme edificio del prestigioso hotel en el que estaba alojado el cantante Justin Bieber, y yo ya creía que iba a volverme completamente loca.
- ¡DIOOOOOS! ¡DEJAD DE GRITAAAAR, QUE NI HA ASOMADO LA NARIIIIIZ! -grité a pleno pulmón tras levantarme de un salto desde el escalón en el que estábamos sentadas.
Christina me miraba mientras comía de su bolsa de patatas como si estuviese disfrutando de un documental de naturaleza. Volví a acomodarme en el escalón dejando escapar un fuerte suspiro y la miré durante un rato con seriedad alargando mi brazo para robarle una patata.
- ¿Sabes que no te ha oído nadie? -me dijo a la vez que masticaba.
- Sip -me metí la patata en la boca centrando de nuevo mi atención en el grupo de chicas que no paraba de gritar en frente de la lujosa entrada.
- ¿Cansada?
- Mucho.
- ¿Patata? -me tendió la bolsa y decidí coger más de una esta vez.
- Graciasss. - siseé mientras volvía a llenarme la boca.
Christina levantó la mirada tratando de ver algo por encima de todas las cabezas.
- Voy a echar un vistazo, se me esta durmindo el culo.- dijo con total naturalidad. - Vuelvo en seguida, que no nos roben las patatas.
Dejó la bolsa de patatas a mi lado y se levantó para ir a echar un vistazo haciéndome señas para que yo me quedase sentada. Entonces la ví perderse entre la masa de chicas.
En ese momento uno de los vigilantes del hotel pasaba por mi lado sin quitarle la vista de encima a todas las fans que taponaban la entrada.
- Necesitamos a más agentes, yo y Ray nos hemos quedado completamente solos con todo este follón.- decía con nerviosismo. Reí a la vez que sentí lástima por él, los agentes que suelen vigilarnos en ocasones como estas suelen fliparlo bastante.
Alcancé mi teléfono móvil y abrí WhatsApp, tenía un mensaje de Jace.
Pequeño Jacob: ¿cómo va la cosa? 4:54p.m
Reí al ver el nombre con el que lo había guardado en mi agenda, él siempre se quejaba al verlo y me obligaba a cambiarlo, pero volvía a ponerlo.
Yo: Acabo de ver pasar a un agente llorarle a su madre por teléfono para que le llevara a casa porque estaba asustado ;) 5:02p.m
Pequeño Jacob: Así se hace lol, ¿habéis conseguido que salga? 5:02p.m
Yo: Que va, igual esta en el gimnasio para ponerse aún más musculoso para mí *carita con corazones* 5:03p.m
Pequeño Jacob: o igual esta durmiendo... 5:03p.m
Yo: ningún ser humano, por muy sordo que estuviera podría lograr dormir con todo este griterío, me estoy volviendo loca, no van a tener para esta noche 5:04p.m
Pequeño Jacob: bueno, venid pronto ¿vale? 5:04p.m
Yo: ¿Va todo bien? 5:04 p.m
Pequeño Jacob: Me incomoda haberme quedado solo con ella 5:04p.m
Yo: Dios, Jace, es tu amiga 5.04p.m
Decidí cerrar el WhatsApp, no tenía ningunas ganas de discutir aquel tema por millonésima vez.
Iba a por la siguiente ronda de patatas fritas cuando de pronto noté que los gritos se intensificaban y levanté la cabeza a la velocidad de la luz. Me olvidé por completo de la bolsa de patatas abandonándola en el escalón y fui corriendo hacia el masa de chicas, ahora impenetrable, que había en la puerta.
Casi involuntariamente comencé a dar pequeños saltos desesperadamente y en uno de ellos le ví. Ahí estaba, con su gorra de los HEATS, riéndo al ver la que había formado en la puerta del hotel, intenté por todos los medios meterme entre las chicas pero era imposible, empujaban hacia delante haciendo inaccesible la llegada hasta mi ídolo.
Volví a saltar apoyándome en los hombros de las dos chicas que tenía delante sin importarme que pudiesen regañarme y volví a verle, esta vez repartiendo abrazos a todas las que podía y dejándose fotografiar con alguna que otra. En mi cabeza sólo podía pensar en que no podía ni acercarme lo suficiente como para que él me escuchara, era injusto, me estaba mareando. No podía aguantar más teniéndole tan cerca y a la vez tan lejos, comencé a darle vueltas a la cabeza con un nudo en el estómago que se me estaba haciendo insoportable, el tiempo parecía haber parado a mi alrededor y de pronto se me ocurrió.
Comencé a correr todo lo rápido que mis piernas me permitían hacia el coche que le esperaba al final de ese pasillo que habían formado las chicas y me acerqué a la ventana más cercana a mí.
Pasaron un par de minutos que se me hicieron completamente eternos, parecía que no iba a llegar nunca. ''Tal vez vaya en el asiento del copiloto, o tal vez conduzca él...'' pensaba tragándo saliva con el corazón en un puño mientras deseaba desesperadamente que ocurriese algo, lo que fuera, para distraerme de aquella maldita sensación.
De pronto el coche se movió tras un fuerte golpe al cerrar la puerta. Tras unos segundos conseguí verle justo ahí, a un cristal de distancia.
Wow.
Me quedé completamente petrificada mientras le miraba, él se dio cuenta de mi expresión y comenzó a reír mientras me observaba, entonces ví que se giraba para decirle algo a alguien que se situaba a su lado y fue cuando ocurrió.
Bajó apresuradamente el cristal de la ventanilla y sacó por ella un trozo de papel dejándolo caer en mis manos. No sabía lo que estaba ocurriendo en ese mimo momento. Joder, ni si quiera sabía mover la boca.
- Espero que cambies esa cara para la foto. -me dedicó una media sonrisa que terminó de partirme en dos.
Apretaba aquel papel con fuerza entre mis dedos casi sin darme cuenta y sin poder dejar de mirar su sonrisa mientras él subía la ventanilla a la vez que las demás beliebers se colcaban a mi alrededor para saludarle comprimiéndome contra el coche. Al fin reaccioné y sonreí tímidamente al tiempo que el coche arrancaba y comenzaba a alejarse de nosotros.
Me quedé completamente quieta.
Joder, no se distinguía si era una persona o una estatua de cera. En ese momento no sentía ni mi cuerpo. Abrí la boca y me di cuenta de que no era capaz de pronunciar una sola palabra, todo esto mientras contemplaba cómo la mayoría de chicas habían salido corriendo a perseguir al coche por detrás. En ese momento sentí algo retorciéndose entre mis manos. Bajé la mirada rápidamente intentando averiguar qué era aquello por lo que él se había molestado en bajarme la ventanilla a mí. Miré el trozo de papel.
No.
Tenía que estar soñando otra vez. Despierta. Maldición, ____ despierta. Sentí que algo me agarraba el brazo por detrás, era Christina. La veía mirarme con los ojos humedecidos.
- ____... le he... conseguí... es decir... -me miraba sonriendo y parecía estar a punto de estallar en lágrimas. Me puso su teléfono móvil en la mano que tenía libre y abrí la boca casi sin darme cuenta al ver la foto que estaba intentando enseñarme.
Era Justin, sonriendo mientras firmaba autógrafos justo delante de ella. La miré con el corazón a mil por segundo tendiéndole el trozo de papel plateado con las iniciales VIP escritas.
En el segundo en el que bajó la mirada hacia lo que le estaba enseñando su sonrisa desapareció. Creo que se quedó mirando fijamente el pase Meet&Greet que le tedía durante casi dos minutos minutos en completo silencio.
Cuando por fin asimiló lo que estaba ocurriendo me miró y casi como si lo hubieramos ensayado ambas ahogamos un enorme grito que hizo que todas las beliebers de nuestro alrededor se volvieran. Chrisina y yo nos fundimos en un abrazo riendo mientras las lágrimas nos caían sin previo aviso por las mejillas. Pasamos un buen rato así, abrazadas en mitad de la carretera sin podernos creer aún lo que acababa de pasar y finalmente, tras agarrarnos del brazo sin poder separarnos un centímetro la una de la otra, optamos por volver al Scotiabank Place con los demás intentando no pisar muy fuerte, para que, en el caso de estar soñando, no despertar jamás.
Al regresar comenzamos a gritar como dos locas, Helena y Jace intentaron tranquilizarnos sin éxito y sin lograr comprender qué había ocurrido mientras nosotras no parábamos de gritar incoherencias.
Cuando por fin conseguimos que nuestros corazones latieran un poco más despacio empezamos nuestro relato desde el principio sin percatarnos de que hablábamos prácticamente a voces, atrayendo la atención de todas las beliebers que habían alrededor y que organizaron un corro para escuchar nuestra historia. Algunas de ellas reían murmurando su admiración por nuestra gran imaginación, fueron las mismas que guardaron completo silencio al ver la foto que Christina sacó con su móvil.
Entonces fue cuando saqué aquel bendito trozo de papel, haciendo que muchas de ellas ahogaran un grito al comprobar que la historia era cierta y se acercaran para felicitarme, yo no podía creerlo. Helena se tapó la boca desde el instante en el que le mostré mi pase Meet&Greet y pasó unos minutos sin poder pronunciar palabra. Yo no aguanté un segundo más y la abrace. Fuerte. Muy fuerte. Ninguna de las dos paraba de reír. Y así pasamos nuestra última tarde de espera. Sin poder creer lo que nos acababa de ocurrir.
Llamé a mi tía que me felicitó a voces desde el otro lado del móvil junto a mi primo, que no dejaba de insistirme en que me llevase su CD con el último rap que había grabado para que Justin pudiese escucharlo, yo reía sin parar. En realidad me pasé buena parte de la tarde con esa risita nerviosa que es incontrolable una vez que la sueltas a la primera.
Busqué junto con mis amigas y un par de beliebers que habíamos conocido haciendo cola a alguien que pudiese orientarme con el tema del Meet&Greet, y finalmente encontramos a una chica, la cual también tenía el pase, que tras escuchar mi historia con la boca abierta se ofreció encantada a explicarme todo lo que debía hacer.
- Cuando falte más o menos una hora para que comience el concierto, tienes que ir a las taquillas y mostrar el pase Meet&Greet para que te den una pulsera y un colgante, y si quieres yo te estaré esperando allí para que vayamos juntas hacia la puerta por donde se entra. -me explicó sin dejar de sonreírme.
Yo asentí emocionada y una vez más, bajé la mirada hacia el bolsillo de mi pantalón para poder admirar de nuevo ese pequeño trozo de papel que me llevaría a abrazar a mi sueño, todo se quedó mudo a mi alrededor mientras sonreía, y al darme cuenta de que no estaba soñando, cerré los ojos para terminar de saborear aquella sensación, de nuevo, mis ojos se humedecieron por enésima vez en aquella tarde.
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