{Capítulo 14}
Volví a mirar mi reloj de muñeca por enésima vez, la una y cuarto y nadie nos había echado de menos aún. Me giré hacia Justin, parecía bastante nervioso y su respiración comenzaba a ser más agitada de lo normal. Al parecer Ryan y Alfredo no iban a compartir la habitación con él, así que nadie se había dado cuenta de que no estábamos en la suite y comenzaba a pensar que no lo harían hasta pasadas unas cuantas horas más.
- ¿Cómo estas? -pude preguntar vacilante.
- Me asfixio... - dijo sin querer apenas mirarme.
Algo me oprimió el pecho al escucharle decir aquello, parecía tan vulnerable. Era una persona completamente distinta a la que yo conocía, el Justin Bieber seguro de sí mismo, perfeccionista y centrado. Miré hacia el techo rápidamente en cuanto la idea se me pasó por la cabeza.
- Tranquilo, mira, ¿ves eso? - le dije señalando los pequeños agujeros en la parte superior del ascensor. - Esta continuamente entrando aire, tenemos oxígeno todo el tiempo, necesitas traquilizarte.
Le ví levantar la cabeza para lograr ver los orificios que había situados en el techo y después simplemente asintió calmando un poco su respiración. Sonreí un poco al verle más tranquilo y me recosté un poco en la pared bostezando.
- Parar el ascensor para hablar, qué genialidad. - susurró irónico.
Borré la sonrisa de mi cara al instante y le miré.
- Verás Bieber, lo más seguro es que vayamos a pasar la noche aquí hasta que los de recepción se den cuenta, así que vamos a llevarnos bien en lo que nos queda de tiempo o nada más salir tendré que ir a la cárcel por cometer asesinato a sangre fría.
Él me miró con seriedad y dobló sus rodillas apoyando los antebrazos sobre ellas sentado aún sobre el suelo.
- No me acosté con Katia. - soltó de repente.
- Pues vale. - mordí el interior de mi mejilla apartando mis ojos de los de él haciéndome la desinteresada.
- En serio ¿por qué te resulta tan difícil creerme?
- Eres un pesado. - pude distinguir un débil risa por su parte al escuchar aquello y me volví hacia él mirándole con cara de pocos amigos. - ¿Qué te hace tanta gracia?
Había cambiado su expresión por completo y ahora tenía una estúpida sonrisa en la cara. Se encogió de hombros mirándome y pasando su lengua por encima de los labios logrando humedecerlos.
- Bueno... es que eso, por lo menos en mi mundo, se llama ''estar celosa''. - su sonrisa se ensanchaba conforme hablaba.
Resoplé notando que mi paciencia estaba llegando a su límite y le dediqué una expresión de fastidio echando mi pelo hacia atrás rápidamente.
- Acuérdate de esto porque como vuelvas a repetirlo acabaré dejándote la mejilla a juego con la contraria, ¿vale? - ví lo divertida que le resultaba la situación mientras le decía aquello y comencé a vocalizar muy lentamente. - YO. NO. ESTOY. CELOSA.
Levantó las manos en señal de conformidad mientras reía y me volví a recostar sobre la pared dándole vueltas a lo que acababa de ocurrir.
- Además, ¿por qué motivo tendría que estar celosa, niñato creído? - abrí de nuevo el tema incorporándome una vez más para mirarle con una ceja levantada.
- No lo sé, dímelo tú. - reía al ver lo que me fastidiaba todo aquello.
- Argh, eres insoportable, cállate. - me crucé de brazos frotándolos para intentar entrar en calor y miré hacia otro lado resignada.
- ¿Tienes frío? - susurró desde mi lado.
Asentí sin una sola palabra dando un pequeño suspiro y a los pocos segundos pude sentir cómo colocaba con cuidado su chaqueta de cuero negra sobre mis hombros. Le miré sin saber si agradecerselo y finalmente esbocé una sonrisa apenas percebible que le dio a Justin la suficiente confianza como para acercarse un poco más.
- Esa chica pertenece ya al pasado, el otro día me la crucé mientras rodaba un anuncio y fue cuando se acordó de mí, nada más. - me contaba mientras miraba cómo yo acariciaba con suavidad mis nudillos al tiempo que le escuchaba hablar. - Es cierto que hubo un tiempo en el que éramos más íntimos... tú ya me entiendes, pero todo aquello quedó en el olvido, y puedo asegurarte que no pretendo tener nada más con ella.
Me quedé mirándole esperando a que continuara y después de un pequeño silencio comprendió que quería que especificara. Apoyó su cabeza en la pared y continuó contando.
- Katia me conoció hará casi un año, ambos íbamos a ser la imagen de una marca de ropa, así que comenzamos a hablar cada vez más hasta que un día me la encontré en un club, me atraía bastante así que no puse pegas a la hora de acompañarla al hotel, a partir de ahí me tenía a su antojo siempre que quisiera. - hizo una pequeña pausa al recordar y distinguí una mueca de desprecio por su parte. - Hacía todo lo posible para pasar tiempo con ella, le compraba todo lo que quería, la llevaba a los backstages de todos mis conciertos, incluso una vez llegué a faltar a un programa de radio sólo porque ella me lo pidió. Hasta que tuve que hacer una gira por Europa a la que ella no me podía acompañar, eran cuatro meses separados y claro, las modelos tienes millones de puertas abiertas, así que cuando regresé ví que ella no logró esperarme, a partir de ahí me prometí no más relaciones serias, con mi trabajo es algo que nunca sale bien, aunque con esto no quiero decir que haya dejado a las mujeres de lado.
Soltó una corta risa mirándome que borró al ver la poca gracia que me había hecho aquello. Traté de desviar el tema.
- Entonces ¿por qué llegaste tan tarde al concierto? - levanté la mirada al preguntarle dándome cuenta entonces de lo mucho que se había acercado y pude notar su respiración mientras observaba mis ojos.
Podía apreciar el claro color miel de sus pupilas puestas sobre mí y sentí una gran necesidad de sonreír, pero me contuve.
- No había descansado casi, fui al hotel y me quedé dormido, fue un gran fallo por mi parte - decía sin dejar de mirarme. - pero tan sólo fue eso. Y aún no te di las gracias por lo que hiciste para cubrirme, si es cierto eso de que fuiste la única que estuvo dispuesta a esperarme, te debo una.
Esta vez no pude evitar que mis labios se curvaran contagiándole y haciendo que él sonriera también, fijé mi mirada en sus gruesos labios rosados, se veían increíblemente suaves.
Me di cuenta de que acababa de quedarme absorta mirando su boca y rápidamente aparté los ojos carraspeando un poco y alejándome un par de centímetros hasta quedar en la esquina del ascensor.
- Ahora te toca contarme algo acerca de ti. - le escuché decir.
- ¿Es necesario?
Asintió burlón mientras cogía mi bolso mirando dentro. Me maldije a mí misma cuando encontró una de mis fundas para el móvil que llevaba su foto, pude ver cómo aguantaba la risa volviendo a meterla.
- No es que haya tenido mucha experiencia en ese campo, me refiero...
- Que eres virgen. - dijo distraído con mi bolso mientras yo me volvía hacia él con la boca abierta.
- Eres un maldito cerdo. - agarré el bolso arrancándoselo de las manos y él se volvió sorprendido.
- ¿Acaso no es cierto?
Millones de respuestas pasaron por mi cabeza en ese momento, la inmensa mayoría con palabras ofensivas, pero finalmente balbuceé vacilante.
- A ti eso no te importa.
Soltó una fuerte carcajada y asintió divertido.
- Es verdad, perdóname, pero continúa por favor.
Dudé al principio si seguir hablando después de aquello pero decidí no darle importancia.
- La verdad es que sólo tuve una relación seria, hace casi un año, se llamaba John, le quería bastante pero él tuvo que mudarse a Francia. - ví que Justin había centrado toda su atención en mí mientras hablaba. - Intentamos mantener la relación a distancia pero no lo conseguimos, así que...
- Sí, la distancia es una putada. - me interrumpió.
Yo asentía absorta en mis recuerdos y nos quedamos en silencio unos segundos.
- Estoy cansada, creo que voy a intentar dormir. - le dije simplemente.
- Sí, será mejor que yo haga lo mismo, ¿quieres apoyarte en mi hombro? - me ofreció con intención de volver a acercarse a mí. - Creo que estarás más cómoda si...
- No, si a mí me va bien con la pared. - le interrumpí apoyando mi cabeza sobre la superficie del ascensor. - Así estaré genial, no te preocupes.
- Como quieras. - se encogió de hombros con cierta diversión y se dispuso a tumbarse apoyándo cuidadosamente su cabeza sobre mi regazo mientras se acomodaba a su gusto.
Me quedé mirando lo que hacía sin saber cómo reaccionar, finalmente sonreí y me recosté sobre la pared cerrando lentamente los ojos hasta que el sueño pudo conmigo.
·Narra Justin·
- Aquí estan, los encontré.
La débil luz de la mañana me golpeó de lleno a través de los párpados y tube que girar la cara hacia el lado opuesto para lograr acostumbrarme a la claridad. Cuando fui capaz de abrirlos pude ver la cara de ____ muy cerca de la mía ya que se había tumbado a mi lado, parecía relajada, dormía tranquilamente con su brazo apoyado sobre mi pecho y utilizando mi chaqueta como almohada. Sus labios permanecían entreabriertos mientras su pecho subía y bajaba despacio mientras respiraba calmada. Por un momento deseé que volvieran a cerrar las puertas del ascensor para quedarme a contemplar aquello todo el tiempo que quisiera, pero rápidamente aparté esos pensamientos de mi cabeza girándome para lograr ver a Scooter y a un hombre alto vestido con un traje que nos miraban sin entender.
- Buenos días... -susurré medio dormido mientras estiraba los brazos dejando que un pequeño bostezo se escapara de entre mis labios. - Ya era hora...
- ¿Qué hacíais ahí? - preguntó Scooter.
- De acampada. - respondí incorporándome mientras lograba ver que Ryan se acercaba a nosotros corriendo.
- ¿Estáis ahí? Joder tío, pensaba que habías... - se paró al lado de Scooter mirándonos en el interior del ascensor.- ¿por qué estas ahí dentro?
- Porque me he enamorado de la voz que te dice por qué planta vas, Ryan. - eché mi pelo hacia atrás dando un leve suspiro. - Ayer nos quedamos atascados y no teníamos móvil.
Pude notar cierto movimiento a mi lado y todos nos giramos al mismo tiempo hacia ella mientras abría los ojos a duras penas.
- ¿Qué hora es...? - susurró a media voz.
- Buenos días a ti también, ¿te gustó nuestra primera noche juntos? - pregunté con una pequeña sonrisa burlona.
Se removió lentamente incorporándose mientras frotaba sus ojos y cogió la chaqueta poniéndosela aún con los párpados medio caídos.
- Cierra la boca y pide el desayuno... - se puso en pie con cuidado ayudándose por la pared del ascensor y salió de él tambaleándose mientras caminaba con la chaqueta puesta hacia el pasillo. - Si me buscáis estaré durmiendo en una cama cómoda durante todo el día.
( Unas horas más tarde. )
Era el lugar más hermoso en el que jamás había estado. Los colores que había a mi alrededor eran vivos, estaba rodeada de flores por todas partes, el césped quedaba humedecido por la lluvia a mis pies aunque ahora el sol brillaba iluminándo todo aquello y dejándo apreciar su belleza. Podía escuchar el sonido del agua flujendo un poco más lejos, el aire era fresco y alborotaba mi pelo hacíendolo volar en toda clase de direcciones. Distiguí un enorme sauce llorón un poco más lejos y decidí ir a echar un vistazo. Conforme me acercaba a él, el sonido del río era más cercano, y cuando estuve justo al lado fui capaz de escuchar una voz angelical que cantaba una canción cuya letra carecía de sentido para mí. Aparté un par de ramas para lograr pasar al interior de aquel sauce y sentí un peueño escalofrío. Pequeños rayos de sol se colaban por entre las ramas iluminando el interior, el tronco se alzaba a la orilla del río por lo que algunas de sus ramas caían como una cascada sobre el agua moviéndose lentamente por el viento, en el centro de todo aquello una joven cantaba sentada sobre su largo vestido color azul marino. Al advertir mi presencia dejó de cantar y levantó su mirada hacia a mí, éramos increíblemente parecidas. Ella dejó escapar una pequeña risa y me animó a acercarme sin apartar de mí sus ojos verdes. Me senté en frente de ella con cuidado y pude advertir el pequeño colgante que caía alrededor de su cuello, había una pequeña inscripción, ''Pattie & Holly''.
"BIP, BIP, BIP."
Un molesto pitido me obligó a abrir los ojos y la luz del mediodía hizo que tuviera que esconderme bajo las sábanas entre quejidos. Finalmente tuve la necesidad de salir de mi pequeña fortaleza para lograr detener aquel fuerte sonido que provenía de mis bolsas de viaje. Me incorporé sentándome en el mullido colchón mientras lanzaba un pequeño bostezo al aire.
Alguien había sacado mi equipaje del autobús y ahora yacía en el suelo a los pies de la cama. Apoyé los pies en el frío suelo y me dispuse a caminar hacia allí, sacándo mi teléfono móvil de entre la ropa, tenía un mensaje.
De: Justin.
''Despierta perezosa, vamos a salir esta noche y te vienes con nosotros, ponte algo agradable a la vista.''
¿Algo agradable a la vista? ¿Me estaba diciendo que lo que visto normalmente no es agradable a la vista? Abrí la aplicación de WhatsApp y busqué su nombre.
Yo: Define ''agradable a la vista''. 7:43p.m
Justin: Algo corto, tal vez. 7:45p.m
Yo: Me pondré lo que me de la gana, Bieber. *carita furiosa* 7:45p.m
Justin: Vamos a un club, no a un monasterio, recuerda ;) 7:45p.m
Yo: Gilipollas. 7:45p.m
Justin: Ponte lo que sea pero rápido, en un par de horas iremos por ti. 7:46p.m
Solté mi móvil abriendo mi equipaje al momento, llené los pulmones de aire y comencé con mi búsqueda, no sé por qué pero estaba realmente nerviosa.
~~~~~~~~~~~~
Miraba inquieta a través de la ventanilla del coche mordiendo mi labio inferior con suavidad mientras agarraba el bajo de mi pequeño vestido para evitar que se subiera demasiado, había escogido un traje de seda negro palabra de honor que se ceñía a mi cintura y caía sobre mis piernas con un poco de vuelo. Justin conducía buscando un lugar donde poder aparcar y Ryan lo acompañaba en el asiento del copiloto jugueteando con su teléfono móvil.
Cuando logramos encontrar aparcamiento, los chicos salieron del coche y Justin se acercó a mi puerta para abrirla. Me puse en pie colcocándome entre ellos mientras nos acercábamos a la entrada donde podía distinguirse una enorme cola de personas esperando para entrar, que al advertir a quién tenían delante fueron lanzados para conseguir una foto. Al principio me asusté pero luego me di cuenta de que algunos de los porteros se habían colocado a nuestro alrededor protegiéndonos de la pequeña masa de personas y acompañándonos hasta la entrada.
La música estaba bastante alta y había cientos de personas bailando con sus bebidas en lo alto. Justin le hizo una señal a Ryan, quien me agarró por el brazo para guiarme hacia unas escaleras que daban a una pequeña zona con cómodos sillones y gente que charlaba animádamente. Ryan se acercó chocando sus nudillos con algunos chicos que había reunidos un poco más lejos. Fui tras él y me tomó por la cintura acercándose a mi oído para poder decirme todos los nombres. Les saludé sonriente y al instante llegó Justin con un par de botellas de vodka y tres vasos que dejó en la mesa para poder saludar a todos los miembros de aquel pequeño grupo.
Nos sentamos y comenzamos a charlar y a reír mientras dábamos pequeños sorbos a nuestras copas. Justin intercambió asiento con Ryan para poder colocarse a mi lado.
- Veo que me hiciste caso en el tema de la ropa. - me dijo alzando la voz sin mirarme.
Pude ver su sonrisa de satisfacción y me dí cuenta de que sabía a la perfección que aquello me irritaría.
- Veo que tú volviste a hacer tus necesidades encima de nuevo. - respondí refiriéndome a sus pantalones increíblemente bajos.
Borró en un segundo la sonrisa de su cara girándose hacia a mí, esta vez había ganado. Le sonreí falsamente provocando una pequeña risa por su parte.
De repente un chico rubio de barba recortada se acercó a nosotros inclinándose para lograr hablarme cerca del oído lo suficientemente alto para que Justin pudiese escuchar.
- Hola, soy Max, ¿te apetece bailar?
Me volví hacia él con intención de rechazar su invitación educadamente, pero fue tan sólo ver la expresión de fastidio de Justin para que mi decisión diera un giro. Asentí sonriendo amablemente y Max tomó mi mano levantándome del sillón y haciéndome dar un giro bajo su brazo antes de llevarme a la pista. Reí ante el gesto y me pegué a él bailando animadamente. No lograba verle, pero podía sentir la mirada de Justin clavada en nosotros dos desde su asiento un poco más lejos.
Después de un buen rato empecé a sentirme cansada y me disculpé volviendo a los sillones tras el baile. Me senté de nuevo a su lado y le di otro trago a mi bebida.
- Yo a ese tío no le escojo como bailarín ni aunque estos estuviesen en peligro de extinción. - dijo con sequedad.
El comentario me hizo reír y le golpeé suavemente un hombro.
Pasado un tiempo Ryan se bajó con un par de chicos a la zona de abajo que estaba más animada para bailar y una chica morena qu parecía mucho más pequeña que yo invitó tímidamente a Justin a salir a la diminuta pista de baile que había montada en la zona VIP. Éste rió y dejándo su vaso sobre la mesa, cogió la mano de la chica acompañándola.
Yo les observaba riendo desde el sillón cuando de pronto escuché una grave voz muy cerca de mi oído.
- Por cierto, no te había visto antes por aquí.
Me giré rápidamente apreciando al chico risueño con una corta barba rubia que me observaba tan de cerca y me alejé unos centímetros sonriendo forzadamente. Max otra vez.
- Es que no soy de aquí, es mi primera vez, soy canadiense. -le respondí simplemente.
- ¿Eres la chica de Ryan o Justin?
- No soy la chica de nadie, ellos son amigos.
- Ya veo, eso es mucho mejor, más facilidad quiero decir. - reía mientras daba un nuevo sorbo a su copa.
Carraspeé nerviosa bajando la mirada y evitando el contacto con sus ojos. Aquel chico no me estaba inspirando ninguna confianza.
- Perdona, creo que necesito ir al baño. - dije alzando el tono de mi voz.
Sonrió acercándose nuevamente a mí y tomándome por el hombro me indicó.
- Tienes que cruzar la habitación hasta aquella puerta de allí, ¿la ves?
Asentí rápidamente casi saltándo de mi asiento y comencé a caminar a paso ligero hacia donde me había señalado. Crucé la masa de gente a duras penas hasta llegar por fin a la puerta y la abrí dirigiéndome al interior. Esta se cerró detrás de mí y yo sólo pude ver un enorme pasillo con paredes blancas en frente de mí, sólamente se lograban distinguir dos puertas dentro y ambas estaban cerradas bajo llave. Iba a regresar de nuevo a la pista cuando encontré que la salida estaba bloqueada por el mismo chico rubio. Tragué saliva intentando mantener la calma y me acerqué dispuesta a salir pero él colocó un brazo delante de mí impidiéndome el paso.
- ¿Qué te parece? ¿te gusta este sitio? - me preguntó mientras apoyaba ambos brazos contra la pared manteniéndome entre ellos y consiguiendo acorralarme. - Aquí se esta más tranquilo, ¿no crees?
- No me encuentro bien, creo que voy a volver al hotel, si me dejas pasar... - decía mientras trataba de apartar su brazo.
Ensachó su sonrisa acercándose cada vez más a mí y haciendo que presionara la pared con mi espalda tratando de sumar algunos centímetros de distancia.
- Estas un poco tensa, tal vez te pueda ayudar, sólo tienes que dejarme hacer. - pude apreciar por el rabillo del ojo cómo bajaba con lentitud su brazo derecho mientras hablaba y a los pocos segundos noté su mano agarrándo mi pierna.
- Déjame en paz. - dije con seguridad mientras paraba su brazo, haciendo que él apretara aún más su agarre. - Por favor.
Colcoqué mis manos sobre su pecho tratando de apartarlo, lo cual resultó imposible y sólo pude girar la cara para intentar evitar el contacto visual mientras el miedo iba creciendo lentamente dentro de mí. Aquello no podía estar pasándome.
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