{Capítulo 22}
Trataba de no dejar caer el pequeño plato de porcelana que contenía la montaña de tortitas recién hechas que había preparado de desayuno mientras las trasportaba desde la cocina hacia el salón dejándolas sobre la mesita de café que se situaba frente al sofá en el que Justin estaba sentado cómodamente con sus pies sobre la mesa viéndo el programa de West Coast donde tuneaban los coches de unos cuantos afortunados.
- Ahí voy a comer yo, baja los pies. - le regañé con una ceja levantada mientras posaba el plato en el pequeño mantel que habíamos puesto sobre el cristal.
- Fíjate que porquerías. - me dijo señalando la enorme pantalla de televisión a la vez que retiraba sus zapatillas de andar por casa con sus iniciales bordadas. - Tienen la oportunidad de hacer que su coche quede increíble y los hacen parecer trastos del carnaval de mi ciudad.
Recogí algo de sirope con el que había complementado el desayuno con el dedo y eché un vistazo al programa fijándome en los coches de toda clase de colores que había, ví que enfocaban uno cuya pintura simulaba las escamas de un pez y no pude evitar una pequeña carcajada mientras me sentaba al lado de Justin en el sofá y este se acercaba para desayunar conmigo.
- No es por nada, pero ahí fuera tienes un coche aparcado repleto de manchas de leopardo... -le miré tratando de contener mi diversión. - Mierda, los tenedores, espera.
Volví a levantarme a la vez que él fruncía el ceño tras escuchar mis palabras y me seguía con la mirada mientras caminaba de vuelta a la cocina.
- Pero eso queda genial, no lo niegues, el leopardo significa velocidad. - reí al escuchar esto último mientras rebuscaba entre los cajones los cubiertos que necesitabamos y regresaba sobre mis pasos al salón chocando contra el pecho de Alfredo cuando tuve intención de cruzar el umbral de la puerta.
- Madre mía, menudo susto Fredo. - solté una leve carcajada al verle con cara de recién levantado frotando sus ojos aún con los párpado medio pegados. - ¿Qué tal fue anoche?
- Ni idea... qué dolor de cabeza... - trataba de espabilarse mientras pasaba por mi lado con intención de ir a buscar un buen vaso de agua helada.
Reí divertida al ver su estado y me apoyé en el marco de la puerta con los brazos cruzados esperando a que terminase. Él se giró dejándo caer su peso sobre la encimera de la cocina a la vez que tomaba un sorbo y señaló mis pantalones con gatos dibujados.
- Bonito pijama, por cierto. - añadió.
Justin apareció de pronto a mis espaldas robándome de la mano los tenedores y sonrió mirándo cómo Alfredo se quejaba debido a la jaqueca aún vestido con los pantalones y la camisa, ahora arrugada, del esmoquin.
- Parece que alguien se pasó con la bebida en la fiesta de después. - dijo mientras entraba en la cocina buscando otro tenedor.
- Fue Ryan, lo último que recuerdo es que pidió como tres botellas enteras de alcohol y me liaba para que continuara bebiendo... -tosió levemente dejando el vaso en el fregadero y Justin atrapó un pequeño papel que sobresalía de su bolsillo. - ¿Qué es eso?
- Parece un... número de teléfono. - carcajeó mostrándome el trozo de papel con los ojos más abiertos. - ¿Has visto? ¿Cómo lo hace?
Me encogí de hombros observándo a ambos con una enorme sonrisa a punto de echarme a reír mientras Justin y Alfredo trataban de añadir el número al teléfono de Justin para ver a través de WhatsApp cómo era la chica. Iba a regresar al salón cuando de pronto, al cruzar por la entrada escuché una voz demasiado conocida.
- Tanta piscina, tanta entrada increíble y tanto rollo pero el timbre no lo encuentro por ninguna par... ah mira, esta aquí.
Abrí mucho más los ojos y mi sonrisa se intensificó al distinguir a Christina haciendo que corriese hacia la puerta como si mi vida dependiera de ello abriéndola de par en par rápidamente. Solté una breve exclamación al ver a mis tres sorprendidos amigos delante de mí provocándo que en cuestión de segundos, todos nos fundiéramos en un cálido abrazo grupal.
Al poco rato Justin se acercó a nosotros sonriendo con intención de presentarse junto con Alfredo y los tres se apartaron rápidamente de mí casi movidos por un resorte para ir a conocerle mientras yo observaba la escena con una ceja levantada.
- Tío creí que la iba a palmar antes de poder conocerte en persona, qué fuerte. - decía Christina con nerviosismo mientras Justin le daba un corto abrazo a Helena a modo de saludo y estrechaba la mano de Jace.
- Oye pues estas viva, es un milagro de Dios. - bromeó este antes de abrazarla a ella también. - Ahora os enseño a todos vuestra habitación para que podáis dejar vuestas maletas allí, este es Alfredo, pero también estan Ryan y Chaz que aún seguirán dormidos, ¿me acompañáis?
- Pero no te alejes mucho, yo me veo que termino perdiéndome aquí dentro. - sonreía Helena mientras levantaba la mirada admirando los interiores.
- Bueno, pues te pierdes conmigo. - dijo Jace en un bajo tono de voz mirándo a Helena desde atrás con media sonrisa.
Ésta puso los ojos en blanco y recogió su equipaje de mano adelantándose hacia las escaleras con intención de subir al primer piso, aligeré mi paso para ponerme a su altura mientras los demás nos seguían de cerca y tuve que bajar el tono de voz.
- Qué profundo, ¿no? - reí.
- Sí, pues lleva en ese plan unas dos semanas, no se cansa. - refunfuñó ella sin mirarme mientras Christina se adelantaba uniéndose a nosotras.
- Ya bueno, tengo que contaros algo cuando entremos en...
Cruzábamos el pasillo cuando de pronto tropezamos con Ryan recién salido de la ducha que deambulaba por el largo corredor sosteniéndo tan sólo una toalla alrededor de su cintura. Éste se sorprendió mientras acomodaba su pelo con sus dedos y paseó la mirada sobre los nuevos invitados deteniéndola en uno en concreto. Levanté los ojos al techo resoplando al ver su expresión.
- Muy buenas preciosa, soy Ryan, Ryan Butler. - se presentó con una sonrisa seductora a la vez que tenía los ojos puestos fijos sobre mi amiga.
- Ho...hola, yo soy Christina. -respondió esta dedicándole una mirada coqueta. - Me puedes llamar Chris.
- Ya, ya sé quien eres, chica del WhatsApp. - la sonrisa de Ryan se ensanchó cuando Christina soltó una débil carcajada.
Todos nos quedamos unos segundos en silencio mietras ellos dos se sonreían en mitad del pasillo y pude apreciar por el rabillo del ojo cómo Jace hacía un ademán de vomitar metiéndo sus dedos en la boca. Me volví hacia Justin que me sonreía con ambas cejas levantadas y se encogió de hombros tratando de contener su diversión.
- Muuuuuy bien, pues... no es por ser aguafiestas ni por querer interrumpir un mágico momento, pero esto pesa. - dijo Helena rompiendo el silencio mientras levantaba su equipaje.
Ryan se hizo a un lado para dejarnos pasar sin apartar ni un sólo segundo sus ojos de mi amiga que agarraba a Helena del brazo y continuaba caminando entre pequeñas risas. Yo esperé a Justin que estaba cargando junto con Jace y Alfredo las maletas más pesadas y le dí una suave colleja a Ryan al pasar por su lado haciendo que este se encogiera de hombros a la defensiva.
- Vístete de una vez, tío. - rió Justin.
Después de haber acomodado a todo el mundo en sus respectivas habitaciones, Justin ofreció a Jace ir a que pudiera echarle un vistazo a sus coches y dar una vuelta a la manzana en el que más le gustase, éste aceptó la propuesta con emoción contenida y finalmente las chicas quedamos solas en mi habitación.
- Vale, os váis a enfadar conmigo por no haberos contado todo esto antes pero en mi defensa diré que me pareció un tema que era mejor dejar para cuando estuviésemos las tres juntas en persona. - comencé diciéndoles mientras me sentaba en la cama junto con ellas.
- ¿Habéis visto sus ojos? ¿los hoyuelos que se le forman en las mejillas al sonreír? Y menudos abdominales, creí que me lo tiraba allí mismo. - suspiró Christina mostrando caso omiso a lo que iba a decir.
Helena le dió un fuerte tirón del pelo que hizo que bajase de las nubes con una breve exclamación y por fin pude disponer de toda su atención. Cogí aire co profundidad para comenzar a relatar paso a paso todos los acontecimientos desde el primer beso en el acantilado de Boston. Les hablé de todo lo que había sido mi vida allí, les informé acerca de Katia y sus trucos, sobre el pasado de Justin, acerca de mi desconfianza sin sentido por sus antiguas costumbres, todo lo que había acontecido en la gala de premios que tuvo lugar la pasada noche, y terminé contando la profunda charla con Justin recién salida de su bañera.
Cuando terminé de hablar había pasado casi una hora y media y mis amigas no habían cerrado la boca ni un sólo segundo desde que comencé. Carraspeé tratando de hacer que mostrasen alguna señal de estar respirando y me encogí de hombros esperando alguna respuesta.
- Lo siento, mi corazón dejó de latir en el momento en el que has dicho que Justin y tú os besásteis. - susurró Helena aún inmóvil.
- ¿Te sabes la dirección de la Zarria esa? - preguntó Christina transformando su expresión en una completamente repulsiva. - Yo la quito de en medio en lo que tardo en decir ''ya esta''.
Solté una leve carcajada negando con la cabeza.
- Se llama Katia, y paso de ella, espero no tener que cruzarmela más, esta en todos sitios. - suspiré y cogí el teléfono móvil de Helena jugueteando con él.- Y aún no sé cómo debo comportarme con Justin, cada vez que estoy con él me siento torpe por no tener claro cómo tratarle, esperaba que vosotras pudiérais ayudarme a decidir si...
- No podemos, _____. - contestó Helena con voz dulce.- No es por que no queramos ayudarte, sólo tú sabes cómo es Justin cuando esta contigo, te han contado su historia pasada, pero estamos al presente, puede que haya cambiado o puede que no, en todo caso tú eres quien ha tenido la ocasión de conocerle, sólo tú vas a poder saber escoger el camino correcto, y estoy segura de que lo harás.
Había cogido mi mano y sonreía inspirándome calma mientras hablaba y asentí decidida dejando que un pequeño suspiro pudiese salir de entre mis labios.
- Estoy con Helen, cuando llegue el momento podrás saber si tomar una dirección u otra. - sonrió Christina. - Y ahora la pregunta que ambas no paramos de repetir en nuestra cabeza y que sólo yo me atrevo a soltar... ¿lo habéis hecho ya?
Ensachó su sonrisa al preguntarme esto último haciendo que despegasemis labios sin poder emitir sonido alguno.
- ¡CHRISTINA! - le regañó Helena quien también parecía mostrar cierto interés por mi respuesta.
Tapé mi cara a la vez que no podía evitar una fuerte risa al verlas a las dos y negué con la cabeza.
- Mira ____ Rose Brooks, si nos lo estas ocultando sólo porque quieres mantenerlo en la intimidad quiero que sepas que lo respet... - hizo una breve pausa haciendo como la que se lo pensaba dos veces y prosiguió.- una mierda, somos tus mejores amigas y es tu primer polvo, estas obligada a contarlo, vamos.
Puse los ojos en blanco y coloqué mi dedo índice sobre mis labios pidiéndole que bajase la voz soltando una leve risa al ver que se hacía la ofendida tras esto último.
- Que no chicas, no he dejado que ocurriese nada, dejad el tema. - reí notando cómo mis mejillas comenzaban a cobrar color.
Alguien nos interrumpió dándo un par de suaves golpes sobre la puerta abierta y me giré sintiendo cómo mi sonrisa se ensanchaba casi automáticamente al verle echado sobre el marco de la puerta cubierto simplemente por un bañador y con una pelota de voley en la mano.
- Perdonad la interrupción chicas, pero ¿os apetece un baño en la piscina? - Justin levantó las cejas dedicándonos una media sonrisa que me fusiló al instante.
- Perdona, es que aún me choca la idea de que estes ahí, ¿sabes que hace unas cuantas semanas estaba acosándote en la puerta de tu hotel? - le preguntó Christina haciendo que Justin soltase una leve risa.
·Narra Justin·
Observaba distraído cómo Jace, Chaz, Ryan y Alfredo discutían las reglas del partido de volley que íbamos a librar contra las chicas en la piscina mientras acariciaba el borde de mi vaso suavemente con mi dedo índice pensativo cuando escuché sus voces llegar del interior de la casa. Me volví para mirarlas y entreabrí mis labios sin ser consciente al apreciar la figura de ____ en bikini. Pasé mi lengua sobre mis labios observando casi hipnotizado sus piernas mientras caminaba y fui levantando poco a poco la vista admirándola y apartando rápidamente la vista al ver que se acercaba. Me dispuse a levantarme de mi hamaca cuando de pronto ella ya corría de la mano de Christina hacia la piscina y se zambullía en el agua salpicando a los chicos que comenzaron a reír descontrolados.
Sonreí para mí mismo, esa chica era especial, cada cosa que hacía y que definía su forma de ser provocaba que cada vez me sintiera más y más atraído por ella, aunque la simple idea de volver a tener que mantener una relación a distancia me repelía.
Me dí cuenta de que Helena se acercaba caminando por detrás con una toalla en el brazo y me acerqué rápidamente a ella bajando el tono de mi voz.
- Oye, ¿sabes ya cómo lo haremos mañana? - sonreí y cogí su toalla llevándola hacia la hamaca de mi lado.
Ella abrió un poco más los ojos recordando y me señaló con el dedo a la vez que andaba a mi hamaca sentándose en ella.
- Claro, se me olvidó decírtelo, esta noche hablaremos con Ryan y Alfredo para que nos ayuden a organizarlo, pero necesitamos que la saques de casa como unas... tres o cuatro horas, ya te iré avisando yo por mensajes. - me explicaba mientras yo tomaba asiento a su lado y bebía un nuevo sorbo de mi bebida.- Y en cuanto a los invitados... apúntalos y también iré añadiendo personas que me vaya diciendo ____ a lo largo del día, ¿te parece?
Asentí esbozando una amplia sonrisa que pareció valerle a Helena como respuesta y terminé mi bebida levantándome y cogiéndo su mano para que viniera conmigo.
- Venga, vamos al agua. - reí al decir esto último y corrí hacia la piscina dándome impulso en el borde de esta para zambullirme de cabeza.
Al salir a la superficie sacudí mi pelo para lograr quitármelo de la cara y abrí los ojos encontrándola delante de mí con una media sonrisa y alzando una ceja. Sonreí y atrapé su cintura entre mis brazos levantándola y haciéndola gritar y reír al mismo tiempo a la vez que golpeaba mis hombros tratando de liberarse.
- ¡Esta vez no te he hecho nada! ¡Suéltame! - reía mientras me tapaba la cara con las manos impulsándose hacia atrás para soltarse.
Bajé uno de mis brazos logrando agarrarla por las piernas y llevándola en brazos al estilo nupcial mientras ella se removía desesperada sin conseguir librarse de mí. Reí divertido al ver que se cansaba y terminaba rindiéndose.
- Pero tú sabes lo mucho que me gusta jugar contigo en el agua.
No me dí cuenta de lo que realmente había dicho hasta que no vi la expresión de sorpresa de ____ y Chaz comenzó a dar voces a mis espaldas.
- Vale, esto ya se esta volviendo algo más porno, mejor jugamos ya el partido y todos somos felices sin tener que ver escenas que parecen sacadas de El Diario de Noa.
Mi prisionera soltó una leve carcajada soltándose por fin y cogiendo mi pelo entre sus dedos para darme un suave tirón antes de volver con las demás chicas a la otra parte de la piscina dividida por una red improvisada. Giré mi cabeza echando un pequeño vistazo a mi equipo.
- ¿No es algo, por no decir bastante injusto que nosotros seamos cinco y ellas sólo tres? - preguntó Jace haciendo girar el balón unos segundos sobre la punta de su dedo.
-Es cierto, además siendo nosotros tíos, que lo quieras o no, influye. - Ryan esbozó una media sonrisa y se encogió de hombros dedicándole a las chicas una expresión divertida haciéndo que estas se mirasen entre ellas intercambiando pequeñas risas.
- Si queréis juego yo con vosotras, - me ofrecí.- estaremos equilibrados.
- No hace ninguna falta Justin, es un partido chicos contra chicas. - me respondió ____ decidida.
- Sí, además ya es algo personal, es necesidad de callar al machista aquel. - reía Christina mientras Ryan le guiñaba un ojo sonriendo.
- ¿Qué tal si los perdedores son los que preparan la comida después? - propuso Helena mientras estiraba sus brazos.
Me volteé en ese momento para mirar a los chicos arrugando levemente mi nariz mientras mostraba una sonrisa juguetona.
- A mí esto me esta dando mal rollo. - confesé.
- Venga ya Justin, somos cinco contra tres, ellas mismas se lo han buscado. - dijo Alfredo a la vez que se encogía de hombros.
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- Ryan, ¿nos traes más zumo? Se me ha acabado. - le llamó ____ desde la zona de las hamacas donde, junto con las demás chicas, se tumbaba al sol con unas grandes gafas solares.
Ryan suspiró resignado mientras removía la pasta en el interior del cazo y me lanzó una mirada de reproche que hizo que no pudiese evitar una pequeña carcajada. Volví la mirada hacia Chaz y Jace que trataban de preparar la salsa de tomate completamente perdidos sin dejar de mirar las instrucciones de la caja, Alfredo se encontraba un poco más lejos dejando a punto la carne picada sin problema. Cuando se trataba de comida, Alfredo disfrutaba en cualquier situación.
Nos habían dado la paliza de nuestras vidas, tuve que habérmelo imaginado cuando, por cortesía les dejamos sacar primero y nos marcaron en cuestión de segundos con total facilidad. Finalmente nos obligaron a vestir con unos ridículos delantales de cocina.
- RYYYYYYYYYYAN... - insistieron.
Le miré divertido, era graciosa su forma de tomar represarias, él me señaló con el dedo.
- Yo ya he ido dos veces, te toca, Bieber.
Puse los ojos en blanco dirigiéndome al frigorífico de mala gana y tomé el recipiente del zumo saliendo por la puerta corredora de cristal de la cocina que daba al jardín, y atravesando la zona del porche me acerqué a las tumbonas y las observé sonriendo con la botella en la mano. ______ bajó sus lentes dejando apreciar sus ojos y pude distinguir una leve sonrisa juguetona.
- ¿Deseaban algo las señoritas? - pregunté mientras intentaba aguantar mi risa a duras penas.
La sonrisa de _____ se ensanchó al instante mientras me miraba, cosa que me hizo disfrutar el doble de aquel momento. Susurraron algo entre ellas y al rato ví cómo me hacían hueco entre ellas dejando libre una hamaca.
- Pareces sacado de una revista Playboy. - dijo simplemente Christina mirando que iba en bañador y tapando mi torso a medias con el delantal.
Todas comenzaron a reír cuando yo bajé la mirada hacia mi atuendo con una sonrisa divertida y me deshice del delantal tumbándome al sol en la hamaca que habían dejado libre para mí. Al poco rato vino Ryan a avisarnos de que la comida estaba lista y levantó una ceja al verme allí.
- Traidor. - escupió.
- Sólo sé tratar a las mujeres, Butsy. - sonreí burlón sin llegar a abrir los ojos.
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