·Narra _____·
Miraba cómo él cada vez se acercaba más a mí y mi subconsciente no paraba de repetirme que me apartara rápidamente. Es un cantante conocido internacionalmente, habrá hecho lo mismo con cientos de chicas, él no quiere nada contigo, no dejes que por un impulso todo se eche a perder. Podría tener a quien quisiera, ¿por qué te iba a elegir a ti? Tú misma escuchaste de su boca lo poco que le interesaban las mujeres. Todos aquellos pensamientos me pasaron por la cabeza en cuestión de segundos.
Rozó su nariz con la mía y pude sentir su lenta respiración pegada a mi boca, el corazón me iba a mil por segundo y yo no podía hacer otra cosa que quedarme completamente inmóvil delante de él. Notaba como acercaba su cuerpo cada vez más al mío y giraba sutilmente su cabeza para hacerse hueco entre mis labios.
Algo ahí arriba tuvo que escuchar los intensos latidos de mi corazón porque en aquel mismo instante el fuerte golpe de la puerta abriéndose de par en par resonó en la habitación. Me giré como movida por un resorte, era uno de los vigilantes de seguridad.
- Chicos, id cambiándoos que cerramos en diez minutos.
Asentí en silencio mirándole y me percaté de que Justin se había quedado mirando el agua apretando sus labios en una fina línea.
- Hora de irse. - le susurré.
- Ya, ya me he enterado. - respondió con sequedad poniéndose en pie.
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El silencio que se guardaba en el coche a aquellas horas se estaba haciendo increíblemente insoportable, ya había intentado romperlo poniendo la radio pero Justin volvió a apagarla con la excusa de que tenía dolor de cabeza. Ni yo misma sabía qué demonios había ocurrido antes, y no me explicaba a que venía la falta de comunicación ahora, pero me limitaba a hacer como la que no se daba cuenta de lo que pasaba.
Entonces Justin comenzó a hablar como si acabase de despertar de un sueño, con el mismo tono de siempre, ignorando cualquier acontecimiento pasado.
- Aún no vamos de vuelta al hotel, quiero enseñarte un último lugar. - me hablaba con los ojos puestos en la carretera.
- Pero son casi las once de la noche Justin, todos los del equipo deben estar que se suben por las paredes y...
- Te encantará, ya verás. - me interrumpió dando por concluida la conversación.
- Esto es secuestro, ¿sabías?
Pude advertir la pequeña sonrisa que esbozó al momento y aquello me tranquilizó como si me hubieran quitado mil problemas de encima en cuestión de segundos.
La siguiente media hora transcurrió lentamente y estuve a punto de dormirme unas tres veces con tantísimo silencio, pero finalmente un brusco frenazo me espabiló al completo haciendo que abriese los ojos de par en par, todo estaba demasiado oscuro. De repente Justin encendió la linterna de su móvil y me deslumbró haciendo que escondiera la cara entre mis manos.
- Venga, sal del coche, rápido. - me ordenó con emoción contenida en su voz mientras abría la puerta para salir como un torpedo hacia el exterior.
Le imité a los pocos segundos caminando junto a él y dejando que me guiase, estábamos en lo que parecía ser ¿un bosque?
Tirité al sentir una brisa que me congeló e hizo que se me erizaran todos los pelos, Justin lo advirtió y sacó su sudadera de los Miami Heats por encima de su cabeza ofreciéndomela, la acepté con una sonrisa de agradecimiento y me la puse por encima. Me resultaba agradable llevarla, olía mucho a él.
Sacudí mi cabeza mirándole una vez más esperando a que hiciera algo, pero él sólo me observaba con su estúpida sonrisa burlona. Me encogí de hombros formulando la pregunta silenciosa de ''¿Y ahora qué?'' entonces Justin cogió mi mano que se escondía bajo las largas mangas de su sudadera y me llevó por entre los árboles caminando hacia un claro donde había dejado de crecer los árboles por el estado rocoso del suelo.
Continuámos andando unos segundos más y llegamos a lo que parecía ser un pequeño acantilado. Levanté la mirada hacia el cielo. Uau.
- No hay a penas contaminación lumínica en esta zona alejada de la ciudad, así que las estrellas se ven increíbles cada noche. - escuché su voz susurrarme muy cerca.- Y eso no es todo, ven.
Sonreía mientras caminaba aún sin soltarme la mano hacia el extremo de aquel acantilado, entonces ví a qué se refería. La enorme ciudad de Boston se extendía delante de mí con millones de lucecitas, de toda clase de colores, algunas móviles, otras fijas, era una vista magnífica, que no hacía más que mejorar en cuanto levantabas la mirada.
Poco a poco me agaché para sentarme en el suelo con las piernas cruzadas a contemplar todo aquello, Justin me imitó al instante estirando las suyas hacia delante y apoyó sus brazos en el suelo.
Nos quedamos unos minutos de aquella forma, sin decir una palabra, tan sólo disfrutando del momento como si fuera a escaparse en cualquier instante, entonces algo relució en el cielo, abrí mucho los ojos sorprendida, acababa de ver una estrella fugaz. Me giré hacia a Justin que me sonreía.
- ¿¡Has visto eso!? - pregunté emocionada.
- Pide un deseo, rápido.
Cerré los ojos con fuerza formulando mentalmente mi petición a las estrellas, cuando hube terminado volví a abrir mis párpados encontrándome con la mirada de Justin que sonreía con dulzura muy cerca de mí. Decidí que no debía intimidarme por él, había pasado de ser mi ídolo a uno de mis mejores amigos, me había demostrado que podía estar en los peores momentos, él confiaba en mí, ¿por qué tenía que sentirme insegura cuando estaba tan cerca de mí? Noté cómo su cálida mano se iba posando sobre la mía y conseguí relajar mi cuerpo al completo apoyando mi cabeza sobre su hombro y entrecerrando los ojos a la vez que él se acomodaba a mi lado y soltaba mi mano para colocar su brazo por encima de mis hombros, acunándome.
¿Ves _____? No pasaba nada, es tu amigo, puede abrazarte si quiere, y... espera.
Justin había agachado su cabeza y buscaba mis labios mientras acariciaba mi mejilla con su nariz, cerré los ojos dejándome llevar por el increíble hormigueo que se formó en mi estómago pero sentí que necesitaba alejarme. Solté un leve gemido tratando de escapar de su abrazo consiguiéndo tan sólo que él me abrazara con más fuerza.
- Justin...
- Mírame y dime que no quieres que lo haga. - dijo con seguridad.
Abrí los ojos encontrándome de bruces con los suyos, despegué mis labios para decir algo y pude sentir los fuertes latidos que originaba su corazón en el interior de su pecho, apoyé mi mano sobre él para lograr notarlos con mayor intensidad, éste tuvo que pensar que le tocaba el pecho para apartarle ya que me sostuvo por la espalda con más fuerza pegándome un poco más a él y rompiendo un par de centímetros más de distancia.
Su respiración era agitada y sus ojos miraban mis labios esperando cualquier reacción. Cogí aire pero no fui capaz de pronunciar una sola palabra, me quedé absorta mirando los suyos, gruesos y rosados, y estos comenzaron a acercarse cada vez más.
Justin presionó sus labios contra los míos y yo me rendí en sus brazos sin oponer una sola resistencia. Entonces él comenzó a acariciar mi boca lentamente con la suya, eran unos labios increíblemente suaves. Correspondí a aquel beso con total delicadeza aunque no sirvió de mucho, ya que segundos después él se encontraba mordisqueando mi labio inferior. Solté un débil jadeo que provocó una pequeña sonrisa por su parte, sus labios volvieron a caer sobre los míos esta vez con más intensidad, presionaba su boca contra la mía mientras las mariposas invadían mi estómago.
Saboreaba sus labios bebiendo de ellos y llenándome con la increíble sensación que aquello me provocaba. Me tomó por la cadera y con un sólo movimiento hizo que me pegara a él del todo provocando que yo abriese aún más mi boca. Justin aprovechó la oportunidad y su lengua encontró un nuevo acceso al interior de mi boca, desperté de repente y continué el juego que él había empezado, acariciaba mi lengua con la suya con una maestría increíble.
Llevé mis manos a su cuello a la vez que él se separaba de mis labios tratando de coger aire e inclinaba sutilmente su cabeza hacia el lado volviendo a hacerse camino hacia mi boca.
Perdí mis dedos entre su pelo acariciándolo mientras Justin volvía a desviar su recorrido y trazaba un nuevo rumbo desde mi mejilla a mi cuello depositándo pequeños besos húmedos sobre él y subiendo hacia mi oreja hasta conseguir atrapar el lóvulo de esta entre sus labios. Exhalé un profundo suspiro al aire y sentí cómo sus labios abandonaban mi piel para volver a posarse sobre los míos una vez más regalándome un corto beso que terminó en un suave chasquido.
Mis ojos aún permanecían cerrados tratando de absorber lo más cómodamente posible todas las sensaciones que él acababa de darme y pude apreciar una suave risa por su parte que me hizo despertar y volver a abrir mis párpados esbozando una tímida sonrisa.
Mi corazón se había disparado y no había logrado apreciarlo hasta ahora, Justin se incorporó colocándose sobre mí y apoyando sus rodillas en el suelo dejándome en medio de ellas. Con una mano en mi espalda hizo que poco a poco me fuera tumbando en el suelo.
Esta vez fui yo quien decidió hacerse con el control, rodeé su cuello con uno de mis brazos y me incliné hacia delante fundiendo, una vez más, nuestros labios en un apasionado beso.
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· Narra Justin ·
La carretera se extendía ante nosotros una vez más en aquel día, sólo que esta vez desde una perspectiva completamente distinta. En el acantilado había tratado de dar un paso más y había recorrido su piel con mis dedos bajo su camiseta, pero ella paró mi mano antes de que lograse llegar a mi objetivo.
No la había hecho sentir incómoda ni puso objeción alguna cuando volví a hacerme con el control de sus labios, simplemente me había transmitido cómo quería ella hacer las cosas, y yo había aceptado sus normas sin ningún reproche.
Giré mi cabeza durante unos instantes para verla mirar a través de la ventanilla del coche con una diminuta sonrisa de la que seguramente no sería consciente de estar esbozando y las yemas de sus dedos puestas sobre sus labios.
No había logrado resistir más los impulsos, pero lo mejor es que ella tampoco, y aunque ahora mismo no teníamos muy claro lo que éramos el uno para el otro, volvíamos a casa con un peso menos.
- ¿Te encuentras bien? - pude preguntarle volviendo a desviar mis ojos en cuanto llamé su atención. - Lo digo por la cara de aparición de los santos que llevas.
- Cállate, estúpido. - dijo tratando de simular desprecio mientras lograba distinguir una leve risa al terminar de hablar.- Es tardísimo, nos van a matar.
- Lo cierto es que me da igual, lo volvería a hacer siempre.
La miré de reojo al decir esto último y distinguí por un segundo, el que tardamos en pasar bajo una farola que pudiera iluminarla, sus mejillas enrojecidas. Sonreí para mis adentros hasta que al fin llegamos a la puerta de nuestro hotel. Coloqué un dedo sobre mis labios indicando que guardara silencio antes de susurrar.
- Scooter habrá puesto vigilancia en el vestíbulo como siempre para que le avisen cuando llegue, sígueme y no hagas ruido. - decía mientras trataba de aguantar la risa al verla confundida.
Salimos del coche y nos acercamos a las puertas giratorias, cogí su mano para que pudiera seguir mi ritmo y cuando quise darme cuenta corríamos hacia el ascensor entre risas.
Entonces la agarré por ambas muñecas y la acorralé contra la pared de modo que quedamos muy cerca el uno del otro con mi cuerpo prácticamente pegado al suyo, dejó de reír y sólo se escuchaban nuestras respiraciones desenfrenadas a parte del molesto sonido que hacía el ascensor al subir.
- Esto es por si se te ocurre hacer alguna tontería, tocabotones. - dije por lo bajo provocando una dulce risa pocedente de sus labios que me atravesó al completo.
Pasamos los siguientes segundos así, sin decir una palabra, tan sólo llenándonos con la mirada del otro y dejando que nuestros latidos se disparasen a la misma vez como si fueran uno. Sonó un pequeño timbre avisando de ue habíamos llegado a nuestra planta y las puertas se abrieron de par en par obligándome a dejarla libre. Salió corriendo en cuanto hube hecho esto último y entre risas huyó en dirección al pasillo, tuve la necesidad de ir por ella al instante y cuando quise darme cuenta jugaba a intentar atraparla mientras ella me esquivaba cada vez que podía.
Llegamos a la puerta de su habitación y fue cuando logré atraparla una vez másrodeandola por la cintura con mis brazos, no podía parar de sonreír como un auténtico gilipollas, ¿qué me estaba pasando?
- No eres más que un niñito mimado que siempre consigue lo que quiere, ¿no? - me preguntó evantando una ceja a la vez que yo hacía lo posible para acercarla cada vez más a mí a pesar de que se resistía. - Voy a tener que cambiar eso.
- A excepción de lo de niñito mimado, no sabes cuánta razón tienes. - sonreía mientras veía cómo ella conseguía deshacerse de mi agarre e iba sacando la llave de su habitación. - Espera, ¿no se te olvida algo?
Arrugó su nariz haciéndose la pensativa mientras mantenía la puerta abierta y movía su cabeza de un lado a otro hasta que finalmente negó con rápidez encogiéndose de hombros.
- No, lo tengo todo bajo control.
- ¿Estas segura? Nada como por ejemplo, un beso de buenas noches o... -sonreía divertido a la vez que me iba acercando poco a poco a ella con el objetivo fijado en sus labios.
Fui cerrando mis ojos en cuanto noté que la distancia estaba a punto de romperse del todo pero todo lo que pude sentir fue... aire. Los volví a abrir para ver cómo ____ desaparecía tras la puerta con una sonrisa traviesa.
- Buenas noches, Bieber. - pude escuchar antes de apreciar el sonido de la puerta al cerrarse.
No pude evitar que una débil risa se escapara de entre mis labios y apoyé mi frente contra la madera de la puerta.
- Buenas noches, aguafiestas. -respodí lo suficientemente alto como para que lograra escucharme desde el otro lado de la puerta.
Como pisando una nube me dirigí hacia la puerta de al lado sacando la llave de mi bolsillo a la vez que marcaba un par de pasos de baile hasta conseguir abrir la suite. Tiré el pequeño juego sobre un plato de cerámica dispuesto en la mesa de la entrada y cerré la puerta con el empeine del pie. Tarareaba ''I'm Yours'' de Jason Mraz mientras me deshacía de mi camiseta tirándola al sillón que había en frente de la cama repitiendo la misma acción poco después con mis pantalones.
Sin pensarlo demasiado me tiré en la cama bocarriba y suspiré profundamente, fuera lo que fuese aquella sensación que llevaba teniendo todo el día, me gustaba. Cerré los ojos unos instantes y pude darme cuenta de que mi móvil continuaba vibrando en el interior de mi bolsillo.
Lo saqué encendiéndolo y abrí la aplicación de WhatsApp llevándome una sorpresa. Más de quinientos mensajes en un sólo grupo, resoplé tratando de contener mi risa y deslicé mis dedos sobre la pantalla táctil.
Yo: ¿Vosotros cuándo descansáis? 1:04 a.m
Christina: No, si te parece me mete mi cantante favorito en un grupo de WhatsApp y me quedo calladita. 1:04a.m
Solté una pequeña carcajada ante el comentario y continué leyendo los mensajes que iban llegando.
Helena: Esperad a que me recupere del infarto. *carita muerta* 1:04a.m
Jace: ¿Cómo encontraste nuestros números? La hostia, lo estoy flipando. 1:04a.m
Yo: Jajajajaja Muy bien chicos, tenemos que montar una fiesta inolvidable para el cumpleaños de _____, presto mi casa. 1:05a.m
Christina: Helen, despiertame ya del sueño que luego es peor y sufro. 1:05a.m
Helena: ¡Genial! Tenemos que planear todo con mucho cuidado, no puede sospechar nada. ;) 1:05a.m
Jace: Mira Christina, vas a poder conocer a Ryan. 1:06a.m
Helena: El pobre, la que le espera. 1:06a.m
Christina: Le voy a enseñar lo que es un perreo, oh sí. 1:06a.m
Yo: *carita llorando de risa* 1:07a.m
Jace: Justin, cuentanos todo lo que hay que hacer e iremos preparándolo, será épico. 1:07a.m
Yo: Claro que lo será, yo me encargaré de traer gente interesante a la fiesta, y necesito que hagáis un par de cosas. 1:07a.m
Christina: Verás que yo salgo de allí con unos cuantos de miles de dólares ahorrados de Meet&Greet's. 1:07a.m
Yo: Esto es lo que tenéis que hacer... 1:07a.m
Pasaron unos veinte minutos y dimos al fin por concluido el tema del cumpleaños con todos los preparativos en mente. Apagué el teléfono móvil dejándolo sobre la mesilla y estiré los brazos dejando escapar un sonoro bostezo.
Me incorporé del colchón poniéndome en pie nuevamente dirigiéndome hacia el baño y casi me da un ataque al ver que no estaba solo en aquella habitación.
Katia jugueteaba con la espuma que descansaba sobre la fina superficie del agua mientras me miraba con una pícara sonrisa que se complementaba con sus enormes ojos azules desde el interior de mi bañera.
- Tú... me has asustado, pero ¿qué cojones haces aquí dentro? - le pregunté tratando de no desviar la mirada de sus ojos.
- Madre de Dios Justin, ¿has estado llendo al gimnasio? - sonreía juguetona mientras se incorporaba un poco apoyando sus brazos desnudos sobre el borde de la bañera y descansando su barbilla sobre ellos evaluándome con la mirada de arriba a abajo a la vez que mordía su labio inferior seductoramente.- Pero menuda cara que tienes, y esos calzoncillos ¿no te queman mucho la piel?
Bajé la mirada para darme cuenta de que me encontraba en ropa interior frente a ella y rápidamente busqué una toalla para poner al rededor de mi cintura mientras soportaba la risa burlona de Katia.
- ¿Cómo demonios te han dejado entrar aquí? ¿Cuánto tiempo llevas..?
- Preferí que fuera una sorpresa. -me interrumpió ladeando su cabeza hasta apoyar la mejilla sobre su antebrazo con los ojos fijos en mis abdominales.- Espabila cariño, soy modelo, entré diciendo que era tu novia, veo que me hiciste caso en lo de la habitación individual.
Ronroneó como un gatito antes de esconder media cara en el interior de la bañera dejando visibles tan sólo sus dos grandes ojos que hipnotizaban en cuestión de segundos.
- Mira, no entiendo a qué viene tanto interés ahora cuando hasta hace poco ni te importó dejarme ir, pero como no salgas de ahí llamaré a la seguridad del hotel, lo digo en serio Katia. - la miré con seriedad apartándome de la puerta para dejarla salir.
Ella se encogió de hombros mostrando expresión de aburrimiento mientras se ponía en pie muy despacio dejando que apreciara su belleza en totalidad. Entreabrí la boca cortando mi respiración por unos segundos mientras la miraba de arriba a abajo sin ser consciente de que ella disfrutaba de la situación sin moverse del sitio.
Desperté al instante girando mi cara hacia otro lado para evitar mirarla de nuevo y pude apreciar por el rabillo del ojo cómo ella caminaba despacio hacia a mi moviendo sus caderas de un lado a otro hasta llevar sus delicados dedos a mi barbilla obligándome a mirarla.
- Lárgate. - le ordené simplemente.
- ¿De verdad quieres eso? -preguntó justo antes de hacer un mohín acercando peligrosamente su cara a la mía. - Un viejo amigo mío ahora mismo esta idicando que quiere lo contrario...
Cambió su expresión para echarse a reír de repente sin apartarse un sólo milímetro de mí señalando con el dedo hacia abajo. No podía ser. Bajé la miraba hacia mi toalla y observé que estaba en lo cierto.
- Dime que no deseas ahora mismo meterte en esa bañera conmigo, y me iré. -su voz sonaba terriblemente sexy contra mi oído mientras sus dedos acariciaban mi torso perdiéndose entre mis abdominales y provocando que esta vez sí fuera consciente de lo mucho que aquello me afectaba físicamente.
- Voy a darte dos minutos para que vuelvas a vestirte y salgas por esa puerta o juro que conseguiré que no puedas volver a acercarte a mí nunca más. - contesté con sequedad señalando la puerta.
Katia exhaló un suspiro de fastidio y se me quedó mirando durante unos segundos para poco después obedecerme recogiendo su corto vestido del suelo y volviendo a vestirse.
Sólo cuando estuve seguro de que estaba ''cubierta'' me dí la vuelta siguiéndola hacia la puerta cuando de pronto ella se giró regalándome un suave beso en la comisura de mis labios.
- Te veré en los premios, entonces. - sonrió coqueta antes de abrir la puerta dejándome completamente desconcertado.
·Narra _____·
Había pasado la última media hora soñando despierta tirada en la cama, no conseguía dormir, pero me daba igual, el mundo por fin comenzaba a girar en la misma dirección en la que yo iba. Cerré los ojos para imaginar por milésima vez sus suaves y gruesos labios sobre los míos creando un perfecto baile del que sólo nosotros podíamos disfrutar, todas las dudas que anteriormente me controlaban se habían esfumado y sólo tenía ganas de que amaneciera para poder encontrármelo y seguir picándolo, que él me hiciera rabiar y que a los pocos segundos lograse calmarme con un par de palabras. Reí para mí sola con este último pensamiento.
Aún podía oler su colonia como si le tuviera abrazándome en aquel mismo instante. Entonces caí en la cuenta de que aún llevaba puesta su sudadera y me incorporé de la cama mirándola mientras mordía mi labio pensativa.
Quizás aún no se haya dormido, sería una excusa perfecta para poder darle el beso de buenas noches con el que tantas ganas me había quedado.
De un salto bajé de mi cama y me quité su sudadera para colgármela en el brazo y caminar rápidamente en dirección a la puerta. No dejaba de darle vueltas a cómo podría presentarme delante de él mientras giraba el pomo para salir cuando de pronto tropecé con alguien.
- Joder, mira por dónde... oh. -me dí de bruces contra la odiosa sonrisa de Katia que cruzaba el pasillo con el pelo mojado. - Esto me viene genial ahora mismo, no puedo salir a la calle con estas pintas, pero es que Justin hoy tiene prisas para todo, menudo baño., ¿me la dejas? te la devolveré, prometido.
Sonreía mientras me arrancaba la sudadera de la mano a la vez que dejaba escapar una risotada que retumbó por todo el pasillo. Asomé mi cabeza hacia la puerta de al lado y encontré a Justin en toalla mirándome con los ojos muy abiertos.
- No. - dijo simplemente mientras el horror crecía en sus ojos. - Esto no es lo que...
No le di oportunidad para que continuara con aquella frase, mis ojos comenzaron a llenarse de agua y un enorme nudo atravesó mi garganta, me contuve y escapé encerrándome de nuevo en mi habitación apoyándo la espalda contra la puerta mientras no dejaba de escuchar cómo Justin la aporreaba llamándome a voces.
¿Cómo he podido llegar a pensar que él me había escogido a mí de entre miles de chicas que había a su alcance? ¿Cómo fui tan inocente? Todo lo que había pasado aquella noche había sido tan especial, y tan sólo un día corriente para él. Todas las dudas que me habían llevado a rechazarle anteriormente resultaban ser correctas.
Luché contra mí misma, no podía ser de esas, no pensaba dejar que ese capullo me hiciera sentir como un trapo sucio. Había visto esto decenas de veces en las películas, él la destrozaba y ella se quedaba semanas llorando por su culpa mientras él continuaba viviendo su vida. Demasiado típico. Me llevé la mano a la boca conteniendo la respiración sin saber muy bien por qué, mi nombre no paraba de sonar a gritos tras la puerta.
Ahogué un fuerte llanto dándo con la palma de mi mano contra la pueta originando un fuerte estruendo acompañado por un grito de pura rabia y de pronto todo quedo en silencio.
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