martes, 31 de diciembre de 2013

Capítulo 51 - Inalcanzable.


{Capítulo 51}
Tuve que hacer malabares para conseguir abrir la puerta de casa completamente cargada de bolsas del supermercado. Cerré detrás de mí con un ligero movimiento de talón e iba notando cómo poco a poco se me iban resvalando algunas de las bolsas.
Suspiré con impaciencia mientras aupaba todo lo que tenía en brazos y colgando de éstos mientras me tambaleaba en dirección a la cocina cuando escuché el inconfundible sonido de mi primo jugando a la Xbox.
- Tú no te preocupes por mí, no hace falta que me ayudes, no estoy a punto de morir aplastada por cientas de bolsas del super, no te muevas y quédate tranquilamente jugando. - dije con un tono exageradamente irónico.
- Guay. - respondió él simplemente sin despegar su mirada de la pantalla.
Puse los ojos en blanco dejando todo en el suelo de la cocina y me dispuse a colocar toda la comida en su lugar correspondiente, no sabía ni cuál era mi estado de ánimo en alquel momento. Las primeras horas de clase habían ido bien hasta que en el recreo, algunas chicas sin pelos en la lengua se acercaron a preguntar si mi relación con Justin había sido una farsa. Desde luego, no pensaba ponerme a contar mi vida privada, pero tuve curiosidad por saber de qué hablaban y fue cuando me enseñaron un vídeo en el que Ariana confirmaba estar saliendo con Justin y desmintiendo su relación conmigo. El mundo se me había echado encima, aquel vídeo circulaba por todo internet.
El resto del día lo pasé huyendo de la gente para no tener que afrontar más aquellas preguntas, Justin me había enviado un ramo de flores aquella misma mañana, todo lo que estaba pasando tenía que ser un error, un montaje.
 Al encontrar las bolsas de patatas fritas favoritas de Will, no dudé en tirárselas a la cabeza. Su quejido fue todo lo que necesitaba para quedarme satisfecha, no pensaba guardar ni una de sus porquerías.
Una vez ordenado, miré la hora, ya casi había llegado el momento para hablar con Justin por Skype, decidí subir a ducharme antes y corrí subiendo las escaleras de dos en dos hasta el cuarto de baño.
Saqué el móvil de mi bolsillo y leí por enésima vez el mensaje que me había enviado, pidiéndome que no creyera lo que se decía de nosotros. Exhalé un corto suspiro mientras subía el volumen de la música dejándola en orden aleatorio y comenzaba a desnudarme. Dejé que el agua caliente corriera y me metí poco a poco sintiendo cómo mis músculos se relajaban completamente bajo la pequeña cascada de agua.
¿Cómo había podido pensar que iba a ser capaz de creer lo que la prensa había dicho con todo lo que había pasado con él? Después de la experiencia que había tenido, que no era mucha, sabía a la perfección que su palabra era la única que valía conmigo.
''No te engañes, si no te hubiese mandado ese mensaje aún estarías comiéndote la cabeza'' me dije a mí misma.
Decidí dejar la mente en blanco para el resto de la ducha, no iba a emparanoiarme más, en cambio tenía que decidir si mi excursión al orfanato iba a ser buena idea, quizás no pudiera encontrar nada, pero sentía que de algún modo tenía que pisar a ese sitio, no tenía ni idea acerca de mis primeros meses de vida.
Al terminar de ducharme, enrollé una toalla alrededor de mi cuerpo y coloqué otra más pequeña en mi pelo. Cogí mi teléfono móvil aún con la música puesta llevándolo a mi habitación y ví que había dejado el ordenador sobre la cama, lo encendí desinteresadamente dejando que se iniciase y fui sacando el pijama de los cajones cuando Skype me avisó de que había gente conectada, Justin intentaba contactar conmigo antes de la hora. Sonreí para mí misma decidiendo que iba a probar algo y le dí a aceptar haciéndome la loca y caminando por la habitación como si nada en toalla. Como me temía, Justin guardaba silencio para que no me diese cuenta de que la cámara de mi ordenador me estaba traicionando.
Aguanté la risa de espaldas al ordenador y abrí la toalla sin llegar a quitármela quedándome así unos segundos.
- No, creo que me vestiré en el baño, hace frío aquí. - dije en voz alta volviendo a enrollarme la toalla.
- ¿Qué? Venga ya. - se escuchó su voz a mis espaldas.
Reí divertida girándome y encontrándole en mi pantalla observando con una sonrisa pícara.
- Eres un mirón. - me burlé.
- Sé que lo has hecho a propósito. - dijo entre risas.
- ¿Y por qué estabas tan callado como queriendo evitar que supiese que estabas ahí? - arqueé las cejas y él ensanchó su sonrisa.
- Por si acaso continuabas, oye uno se siente solo tantas noches en una cama tan grande. - dijo como si aquello fuese la excusa perfecta. - Pero te prometo que cuando vaya a casa estas navidades, no te dejaré dormir ni una sola noche.
Una fuerte sensación de lujuria me recorrió por todo el cuerpo haciendo que se me cortase la respiración, de nuevo, me había dejado sin saber qué decir, tenía que desviar el tema a lo que realmente necesitaba saber o podría pasarse así toda la noche.
- Creo que tienes algo que explicarme. - le dije intentando no parecer muy seria.
A Justin le cambió la cara de repente, aquello no me estaba gustando un pelo.
- ¿No podemos hablar antes de cómo te ha ido el día? ¿te gustaron las flores?
Giré mi portátil para que pudiera ver el jarrón repleto de flores que había sobre mi escritorio.
- Son realmente preciosas, ha sido un detalle muy bonito Justin, pero necesito hablar sobre ese vídeo.
- ¿Te refieres a Ariana? - me dijo entonces sentándose sobre la cama con las piernas cruzadas y alejando un poco el portátil de él.
Asentí en silencio y él se quedó unos instantes sin decir una palabra, tan sólo mirándome con la cabeza apoyada en su nudillo.
- Para mí también ha sido una sorpresa, cuando he ido a quejarme a Scooter me he encontrado con que él no tenía ni idea, así que hemos traído a Ariana y a su tío, han montado todo esto para incrementar la fama de la música de Ariana, aunque ellos lo toman también como venganza por lo que le hiciste a Katia.
Mordí mi labio tratando de asimilar todo lo que me estaba contando, sentí cómo poco a poco se me iba creando el dichoso nudo en el estómago.
- Pero no pueden hacer eso... - murmuré.
- Como poder, pueden hacerlo perfectamente, aunque no es legal sin nuestro consentimiento, pero nos han... amenazado con hacer pública la historia de tu pelea.
- Me da igual, es lo que pasó, además ni que la hubiera lisiado.
- A mí no me da igual, si queda como una ruptura no pasará mucho, pero los medios exageran todo, y como te vean como una ''agresora'' estarán todo el día detrás de ti, y dirán cosas horribles, no quiero que pases por eso.
- Justin, la mitad de la población femenina se habrá peleado con la ex de su novio unas quinientas veces, no es nada del otro mundo, de la otra forma sin embargo, estarás engañando a todos, y tal vez tengas que hacer cosas como... - se me quebró la voz tan sólo con imaginarlo aún así no abandoné mi expresión de enfado.
- ¿Besarla?
- Y no podrán vernos juntos en público, tendremos que escondernos.
- Pero podremos pasar por ello juntos, si dejo que tu historia salga a la luz irán a por ti, le darán mejor fama a Katia por ser la supuesta víctima.
- Me importa una mierda, Justin.
- ¡No pienso dejar que gilipollas como Perez Hilton difundan que eres una jodida agresora! ¡No te voy a dejar sola con ellos, joder! - levantó el tono de voz y mordí mi labio con fuerza, la idea no paraba de llamar a la puerta.
No lo digas, no lo digas, no lo digas.
- Es como si de verdad quisieras aparecer como el novio de Ariana. - lo solté.
Él entreabrió los labios mirándome completamente serio, el corazón comenzó a irme a mil de golpe y tragué saliva instintivamente, no hacía más que poner pegas, ¿acaso no sabía que aquello supondría hacer manitas en público? ¿besos? ¿de verdad estaba dispuesto a hacerse el enamorado de otra que no era yo simplemente para que la prensa no se me echara encima durante un tiempo?
- ¿Qué? - preguntó endureciendo su expresión, tal vez dándome una nueva oportunidad de que corrigiera aquel error.
Me estaba sacando de quicio, sentía que iba a explotar en cualquier momento, y esta vez él no estaba realmente presente para calmarme en mis berrinches. Ví entonces algo moviéndose detrás de Justin, Alfredo no llevaba ninguna ropa.
Agaché la cabeza tapándome los ojos y una leve sonrisa asomó en mi rostro, al menos mis ganas de gritarle acababan de disminuir notablemente.
- Fredo, ¿qué cojones haces?
- Lo que tú esta mañana, para que veas lo molesto que es, ahora te aguantas. - decía con cierto tono de satisfación.
- ¿Quieres taparte? estoy hablando con ____ . - replicó Justin.
Esta vez no pude evitar una leve risa al escuchar la breve exclamación de Alfredo al darse cuenta de que era cierto y esperé a que Justin me avisara para volver a levantar la mirada con una pequeñísima sonrisa con la que le contagié. Decidí tranquilizarme.
- Si desvelan lo de la pelea no será tan grave, estas exagerando, todo terminará olvidándose al cabo del tiempo.
- A Chris Brown le siguen recordándo lo que le hizo a Rihanna por muy buen hombre que sea ahora.
Justin y su facilidad para sacarme de quicio con un par de palabras.
- Dios, Justin, ¿en serio estas comparando la violencia de género con un maldito tirón de pelos?
- Sólo me estoy preocupando por ti.
- ¿¡Y por qué parece que sólo buscas excusas para tomar el camino fácil!? ¿Te das cuenta de los fans que puedes perder si se enteran que estas teniendo una relación de mentira?
- ¡Es que no estoy buscando excusas! - casi escupió desviando su mirada. - ya volvemos otra vez con la historia de tus desconfianzas.
Me volví a repetir a mí misma que si peleábamos, él no estaría a mi lado para tratar de calmarme, no sirvió de nada.
- Estoy harta de que me hagas parecer la mala, Justin, simplemente no quiero que andes morreándote con ella, ¿es tan difícil de comprender?
- Yo sólo quiero protegerte de que te ocurra lo mismo que en Nueva York multiplicado por dos y sin estar allí, contigo, pero pones por delante tus malditos celos.
- ¿¡Y si te hacen besarla!?
- ¡No va a significar nada!
Estaba claro, aquello era lo que quería, no iba a tener en cuenta lo que le decía, se le había metido en la cabeza y sería aquello lo que haría. Algo dentro de mí comenzó a resquebrajarse muy despacio.
- Haz lo que te de la gana. - y cerré la tapa del portátil con brusquedad.
Me crucé de brazos casi tiritando, me había olvidado por completo de que aún seguía en toalla. Con aquel nudo en el estómago, busqué mi ropa interior y el pijama y comencé a vestirme. Me dirigí al cuarto de baño una vez más para tratar de secar mi pelo pero no dejaba de torturarme a mí misma. Realmente iba a hacerlo, y necesitaba hacerle cambiar de opinión. Luché contra mí misma por no ir a por el teléfono cuando comenzó a sonar, tenía que mantenerme firme, ya le había explicado mis razones para que no escogiese aquel camino y no había servido de nada. ¿Para qué pedía opinión si al final iba a terminar por ignorar lo que pensaba al respecto?
Enchufé el secador y el tono de llamada se vio ahogado por el irritante sonido del aparato. Tal vez había vuelto a comportarme como una cría.
Me debatí si volver a mi cuarto y ver si Justin continuaba conectado.
- No pienso arrastrarme. - me dije en voz alta.
Es cierto que lo de dejarle así había estado completamente fuera de lugar, había terminado por coger otra de mis rabietas, no comprendía ni como Justin lograba aguantarlas.
Paré entonces el secador observando mi reflejo en el espejo. Yo le quería, y tenía que hacerle ver que aquella no era la forma más adecuada de salir de aquel bache, y tal vez Justin buscase aquello de hacerse pasar por novio de Ariana, pero si así era no podía dejar que ocurriese.
Me quedé pensativa durante unos segundos y terminé abandonando el secador de pelo sobre el lavabo maldiciéndome a mí misma mientras volvía rápidamente a mi cuarto, menuda forma de perder la dignidad.
Abrí el portátil y éste dejó ver la página por la que lo había cerrado, Justin había tratado de contactar conmigo como cinco veces. Sonreí para mis adentros, esto dañaba un poco menos mi orgullo.
Con la respiración temblorosa y sin ni si quiera saber cómo comenzar a convencerle, pulsé el botón de videollamada y faltaron segundos para que la imagen de Justin volviera a aparecer en mi pantalla.
- No vuelvas a hacer eso, por favor. - susurró. - Siento una impotencia enorme, no vuelvas a hacerlo.
- Lo siento. - murmuré. En ocasiones como aquella odiaba no poder abrazarme a él, cogí aire y poco a poco comencé a defender mi posición de una forma un tanto menos histérica. - Sé que sólo te preocupas por mí, sé que crees que de esta forma me proteges, pero si te digo la verdad sufro más viéndote en todos lados con otra chica que el hecho de que vengan a por mí, tú lo llamarás celos pero es puro miedo a perderte. - Él dulcificó su expresión mientras me escuchaba sin decir nada. - Puede que sea peligroso, pero algún día tenía que pasar por esto, tienes que confiar en mí, conseguiré hacerle frente, no va a pasarme nada, te tengo a ti y a mis amigos aquí.
- El mismo miedo que tú le tienes a que me vean con Ariana es el que le tengo yo a que termines cansándote de tener que soportar toda esta mierda, ____.
Dios, necesitaba abrazarle más que cualquier cosa en este mundo.
- Yo te quiero. - esbocé una débil sonrisa cuando ví que Justin alargaba la mano hacia la pantalla, el tenerle tan lejos comenzaba a ser prácticamente insoportable.
- Sé que me quieres, pero es muy duro para una persona humana aguantar todo esto, no existe la privacidad, quizás ahora lo veas improbable, pero al final puedes terminar odiando esta vida, y es la única que puedo ofrecerte.
- Y quizás ahora tú lo veas improbable, pero soy capaz de adaptarme a ella con tal de tenerte conmigo, y vas a tener que confiar en mí. - lo dije convencida, pero él parecía seguir indeciso. - Justin, déjame demostrártelo, sé que puedo con esto pero tienes que darme la oportunidad.
La voz de Alfredo volvió a escucharse de repente y Justin puso los ojos en blanco mostrando desesperación.
- ¡Justin! ¿¡dónde esta la caja de galletas que te dije que no tocaras!?
Justin giró la cabeza levantando la voz para poder responderle.
- ¡Se las ha comido el gato! - reí y él me miró con una media sonrisa. - Es cierto, lo prometo.
- ¡Como vuelvas a tocar mis galletas lamentarás haber nacido!
Me cubrí la boca tratando de que no se escucharan demasiado mis carcajadas y Justin sonreía observándome. Paré poco a poco sin quitarme de la cara una estúpida sonrisa.
- ¿Qué? - le pregunté medio riendo ya que veía que no decía nada.
Él se encogió de hombros.
- Echaba de menos tu risa.
Sentí cómo mis mejillas iban poco a poco cobrando más color del deseado y bajé la mirada con timidez.
- Entonces... - musité.
- Lo haremos a tu manera, - me puse la mano en el pecho del alivio, al menos había logrado convencerle, no era tan cabezota como le creía. - lo más seguro es que después de denunciarte terminen poniéndote una multa, yo me haré cargo de eso, tú solo intenta no hacer caso a...
- Los ignoraré por completo, nada de lo que digan podrá afectarme, te lo prometo. - le tranquilicé.
- Y si lo hace...
- Hablaré contigo y se me pasará todo igual de rápido que vino.
- ¿Y si no consigues contactar conmigo?
- Llamaré a Ryan y me contará un chiste malo. - dije pensando con rapidez.
No sé ni cómo lo hice, pero pareció convencido con aquello, me sonrió de esa forma tan suya y asintió, las ganas de abrazarle no iban más que en aumento pero por el momento me conformé con verle sonreír.
- Gracias por estar en esto conmigo.
- No me voy a ir, Justin, y coseguiré convencerte de ello.
- No sabes cuánto te quiero.
- Seguro que lo supero.
Rió leve echándose hacia atrás en la cama y apoyando su espalda contra la cabecera de ésta para terminar de acomodarse.
- Echo de menos tu pijama de gatitos.
- Pero si casi no me lo ponía. - insinué arqueando una ceja.
- ¿Y qué llevabas por las noches entonces? - esbozó una sonrisa pícara que me provocó una estúpida risita.
- Lo sabes perfectamente, Justin. - negué con la cabeza sin dejar de sonreír ni un segundo.
- Es que no me acuerdo, ¿me lo recuerdas? ¿qué solías llevar por las noches?
Era bueno, tenía que admitirlo, conseguí ponerme tonta en cuestión de segundos, pero yo también sabía jugar a ese juego.
- A ti, te llevaba sólo a ti, eres más cálido que un pijama. - pestañeé un par de veces tras decir esto y él mojó sus labios conteniendo su sonrisa, fue cuando supe que estaba teniendo efecto. - Además me encantaba ser lo único que llevases tú también, así podía sentirte al completo, sin ninguna ropa que estorbase.
Cogió aire expulsándolo muy lentamente, estaba a punto de estallar en risas, me lo ponía demasiado fácil.
- Esto que haces no es nada justo.
- Puedo hacerlo mejor, pero supondría decir cosas muy muy muy sucias. - insinué sonriéndole seductoramente.
- Creo que podré soportarlo. - dijo casi en un suspiro mordiendo su labio inferior.
- Haz el favor de bajarle el volumen al portátil antes de seguir con esa conversación, o ponte los cascos. - sonó de nuevo la voz de Alfredo un poco más alejada. Vi cómo Justin sacudía su cabeza mirando más allá apretando sus dientes y separando los labios en una mueca de apuro.
- Vale, lo siento, Fredo.
Sin poder aguantarlo más, estallé en carcajadas siendo consciente de que acababa de ponerme roja como un tomate y escondí mi cara entre las palmas de mis manos escuchando también la risa de Justin.
- Cambiando de tema, cuando te envíen los papeles para pagar la denuncia, reenvíalos a mi nombre.
- Pero Justin, la culpa fue mía, la denuncia es justa.
- No le voy a hacer pagar a tu tía una denuncia por la paliza que le diste a mi ex. - exclamó entre risas.
- Oye, podría pagarla yo de no ser porque me dejaste prácticamente sin blanca, quién me manda a mí a hacerme fan de alguien cuya entrada a los conciertos cuestan un ojo de la cara. - su risa se intensificó mientras me escuchaba y le saqué la lengua haciéndole burla. - Que sepas que dormí en la calle y me hice amiga del guardia de seguridad, se llamaba Ron, y me quería tanto que por las noches cuando me echaba de menos, me apuntaba con la linterna en la cara.
Justin estaba a punto de ahogarse en su propia risa, no podía dejar de mirarle. Entonces alguien me agarró del hombro y estuve a punto de sufrir un infarto. Era mi primo que se asomaba a la pantalla de mi portátil.
- Una cosa, si no quieres que mi madre pague una denuncia, entonces supongo que tampoco te gustaría que comprase un coche nuevo, ¿no?
- ¡WILL! -grité.
Justin mantenía una expresión divertida mientras miraba a mi primo.
- ¿Un coche nuevo? - le preguntó sin recuperarse aún del ataque de risa.
- Y escucha mis raps, seguro que te convencen para contratar una colaboración conmigo en alguna de tus canciones.
- Claro colega, dile a tu prima que los envíe a mi dirección de correo.  - rió.
- ¿Se puede saber cuánto tiempo llevas ahí espiándome? - le pregunté con un tono acusatorio.
- El suficiente como para que hagas mi turno de limpiar los platos y hacer la compra durante unos meses. - y un segundo después de decir eso esbozó una sonrisa perversa.
- Ni en sueños, ¡lárgate de mi cuarto! - exclamé dándole un empujón.
- Hmmmm Justin, te voy a decir cosas muy muy sucias, hmmmm... - dijo en un intento fallido de imitarme agudizando la voz exageradamente. - Sin ropa, puedo sentirte al completo arrrrgh.
- ¡¡¡WILLIAM!!!
Sin poder aguantarlo más, y sabiendo a la perfección que el rubor de mis mejillas había pasado a extenderse por toda mi cara, me levanté de la cama empujando a mi primo hacia la salida mientras oía la risa descontrolada de Justin a mis espaldas.
- No te preocupes tío, solía hacer lo mismo, sólo que ahora lo hace con un tú de verdad y antes... le hablaba a los pósters. - le decía Will al portátil mientras era arrastrado por mí hacia la puerta, la cual cerré en sus narices apoyando poco después la espalda. Su voz sonó a través de ella.- ¡ME GUSTAN LOS PORSCHE AUNQUE CON UN FERRARI TAMBIÉN SERÍA FELIZ!
Cerré los ojos exhalando un profundo suspiro el cual aproveché para soplar un mechón de pelo que tenía en la cara.
- Me cae muy bien tu primo. - me dijo con una sonrisa que comenzó a resultarme irritante.
- Cállate. - le ordené derrumbándome sobre la cama e inclinándome segundos después para poder ver a Justin. - Y que sepas que no le hablaba a los pósters.
- Ya, claro. - sonrió cómplice guiñándome un ojo.
- ¡Es cierto!
- Sí, sí, yo te creo. - dijo volviendo a guiñarme un ojo de una forma un poco más exagerada.

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