{Capítulo 53}
No podía evitar una pequeñísima sonrisa al ver cómo Jace le susurraba a Helena desde su lado mientras conducía preguntándole acerca de lo que me ocurría, ella se limitaba a pellizcarle la pierna para que se callase pero él insistía sin darse por vencido.
- Según las indicaciones que me dio Pattie, - les interrumpí mirando en las notas de mi móvil. - casi hemos llegado al orfanato, cuando veas la rotonda, gira a la izquierda y podremos encontrarlo a lo largo de esa avenida.
- Muy bien. - carraspeó mi amigo.
Helena se volvió dedicándome una dulce sonrisa reconfortante, lo primero que había hecho aquella mañana era aparecer por su casa una hora antes de ir a clase, se lo había contado todo y había llorado abrazada a ella, me explicó que si él realmente tenía miedo de perderme, haría lo que fuera para solucionarlo, y si no lo conseguía es que tampoco merecía tanto la pena. Ella había tratado de consolarme desde el punto de vista de una amiga sin tener en cuenta cómo había conseguido atraparme Justin, tenía miedo de ser tan tonta como para volver a él aún sabiendo todo lo que me había estado ocultando, necesitaba tener a mis amigos cerca para que me apartaran de hacer cualquier tontería aunque eso significase pasarme noches enteras agarrada a una almohada llorando mientras él iba de club nocturno en club nocturno.
El tener que ir a clase aquella mañana no me había hecho olvidar los acontacimientos ni por unos minutos, todos hablaban de mí cuando pasaba de largo, Leslie me lo había dicho a la cara, algunos hasta mostraban desprecio, había escuchado varios insultos a mis espaldas, no recordaba la última vez que lo había pasado tan mal yendo a clase, no sabía si eran peor mis compañeros o los propios paparazzi pero iba a terminar volviéndome loca.
Sacudí la cabeza tratando de apartar aquellos pensamientos de mi cabeza, ya tenía bastante con tenerlos presente durante las seis primeras horas de la mañana y pronto también aparecerían periodistas de todos sitios cuando la denuncia saliese a la luz, era mejor intentar olvidarse de todo o acabaría consumiéndome. Por ello había decidido ocupar mi mente con el hecho de conocer más acerca del pasado del que nunca supe, quizás pudiese encontrar algo relacionado con mi madre.
- Tiene toda la pinta de ser ese sitio. - dijo Jace señalando un enorme edificio antiguo el cual constaba de vivos jardines, podían apreciarse los gritos y risas de niños un poco más lejanos.
Me asomé a la ventanilla entreabriendo mis labios sin ser consciente y observé aquel lugar, parecía un buen sitio, aunque no era raro que no recordase nada, casi no había pasado tiempo allí. Reaccioné escuchando cómo se cerraban las puertas del coche por donde mis amigos acababan de salir y la abrí rápidamente sin dejar de admirar el edificio que se plantaba delante de mí.
- ¿Entramos? - preguntó Helena cogiéndome del brazo.
Asentí y me encaminé junto a ellos hacia la puerta, no estaba cerrada por lo que pudimos entrar sin dificultad dirigiéndonos a lo que parecía ser una especie de recepción.
- ¿Hola? - preguntó Jace al ver que éramos los únicos allí. Tras unos segundos sin respuesta se volvió hacia nosotras encogiéndose de hombros. - No hay nadie.
- ¿Puedo hacer algo por vosotros? - preguntó una chica joven con un bebé en brazos que se asomó por una puerta al otro lado de la pequeña recepción.
- Sí, estamos buscando al encargado. - respondí amablemente.
- Se puede decir que esto es una pequeña empresa familiar, puedes preguntarme cualquier cosa. - sonrió dirigiéndose hacia nosotros mientras mecía al bebé.
Era una joven menuda, de cabello corto y rubio y unos grandes ojos marrones, no parecía tener maquillaje pero era bonita aún de aquella forma. Vestía unos pantalones anchos de chándal y un jersey azul marino dos tallas mayores, no reparaba demasiado en vestir bien pero tenía una sonrisa amigable que te hacían olvidarlo.
Miré a Jace y después a Helena sin saber muy bien cómo empezar y exhalé un pequeño suspiro.
- Verás, me enteré hace poco de que soy adoptada y...
- Vaya... ¿cómo estas? - preguntó acariciando con suavidad la cabeza del bebé.
- Bien, bien, por lo que me han contado fue al poco tiempo después de nacer así que mi vida no ha dado un cambio demasiado grande en cuanto a eso. - le di un pequeño codazo a Jace que había carraspeado para hacerse notar. - El caso es que fui adoptada aquí, en este orfanato, y vine para... - se me apagó la voz en aquel momento y sentí cierta punzada de vergüenza, a aquella chica le iba a dar igual mi vida sentimental, no sé en qué estaría pensando.
- Comprendo... ¿te gustaría echar un vistazo al orfanato señorita...?
- Brooks. - asentí sonriendo con timidez. - _____ Brooks.
- Muy bien, deja que llame a nuestro voluntario y él os hará un pequeño tour, después, si crees que puedes, podrías echar un vistazo al historial del orfanato, quizás encuentres alguna foto o documento que tal vez te interese, tienes acceso sólo al tuyo, pero eso ya te lo mostrará... - comenzó a mirar hacia todas partes en busca de alguien y me miró haciendo un gesto de que esperara, asentí sin problemas. - ¡Tommy! - exclamó levantando la vista a las escaleras que estaban situadas en el centro de la sala. - ¿Puedes bajar un momento?
Faltaron segundos para que un chico de unos veinte años apareciese bajando rápidamente las escaleras. Tenía una estatura media y estaba vestido con un mono manchado al completo con pintura. Llevaba una bandana de color negra en la cabeza que le quitaba el pelo de la cara, cosa que al vernos a todos en la recepción se quitó en seguida guardándosela en el bolsillo trasero y dejándola caer a modo de pañuelo. Su pelo, de color rubio cobrizo estaba completamente despeinado y le caía por la frente haciéndole ondas y cubriéndole media frente bajo la cual asomaban unos expresivos ojos azules.
- Hola, perdonad las pintas pero me habéis pillado pintando las habitaciones. - sonrió haciendo que se formaran dos pequeños hoyuelos en sus mejillas mientras colgaba un pequeño trapo sobre su hombro caminando hasta la otra chica que le miró medio riendo. - Soy Thomas, pero llamadme Tom.
- Él lleva aquí de voluntario dos años y medio, así que se conoce bien las instalaciones. - nos explicó la joven dirigiéndose después a Tom. - Ella se enteró hace poco de que fue adoptada aquí, la tuvimos cuando era un bebé, le gustaría ver el lugar, y después si no te importa buscar en el historial los documentos por Brooks, ____.
- Claro, sin problemas, ¿vosotros también venís chicos? - preguntó refiriéndose a mis amigos.
- ¿Nosotros? no, no, nos quedamos aquí esperando, os dejamos a solas. - dijo Helena completamente en serio provocando que todos la mirásemos.
- Helena... - le advertí sintiéndo cómo el rubor subía a mis mejillas.
Tras un breve agradecimiento hacia su ayudante y una despedida, la chica que sostenía al bebé abandonó la habitación y Tom nos sonrió comenzando a subir las escaleras con intención de que le siguiera. Me volví mirando a mis amigos con una expresión confusa, pensé que iban a acompañarme.
- Consigue hacer que se quite la camiseta como sea, tiene cara de estar buenísimo. - susurró mi amiga para que sólo yo pudiera escucharla.
- Helena, deja de decir tonterías y venid con nosotros, ¿cómo voy a ir yo sola? - murmuré.
- No son tonterías y lo sabes, ¿has visto qué sonrisa?
- Eh, que te estoy escuchando. - murmuró Jace girándose hacia ella arqueando una ceja cruzándose de brazos.
- Que lo decía para _____, tonto, yo sólo me fijo en ti. - sonrió coqueta haciendo que Jace pusiera los ojos en blanco y se diera la vuelta contemplando los interiores y dejándonos algo más de intimidad. - Es guapísimo, tienes que admitirlo.
- Cuando no es Christina, eres tú. - negué con la cabeza conteniendo una sonrisa divertida, lo cierto es que el chico tenía cierto encanto, pero ya sabía lo que estaba intentando Helena, y no iba a conseguirlo por mucho que ella o yo misma quisiera.
- ¿Vienes, ____? - me preguntó Tom ya desde el piso de arriba.
- Sí, espera. - me apresuré a ir tras él escuchando la irritante risita burlona de mi amiga a mis espaldas.
Comenzamos el recorrido por la primera planta del orfanato, Tom me mostró las habitaciones donde los niños dormían y algunas salas de juegos. Abrió la puerta de una de ellas y ví que el suelo estaba cubierto con papeles de periódico y en las paredes había todo tipo de garabatos.
- Que no te de una idea equivocada, cuando decidimos pintar, dejo que los niños vengan y dibujen en las paredes antes de pintar encima, me habéis pillado a la mitad así que aún no he cubierto todos los dibujos, pero suelen comportarse, allí ponemos mesas pequeñas por si quieres hacer manualidades, en esa esquina suele haber una televisión y un vídeo para que vean los dibujos animados... - me explicaba señalando las distintas partes de la habitación. - Hay más como esta pero los bebés suelen estar en los dormitorios que había por donde hemos pasado antes, no dejamos que los niños algo más mayores entren, se suelen relacionar por edades aunque al final se mezclan todos en el jardín, hay columpios y toboganes y toda clase de instalaciones para que jueguen. - Había cierta brillo en sus ojos mientras hablaba, parecía que le gustaba todo aquello. - El comedor esta abajo y las oficinas también, y bueno, no hay mucho más, si quieres bajamos a buscar los informes, ¿o prefieres dar una vuelta a tu antojo?
- Me gustaría ver primero los informes, si no te importa. - dije a media voz cómo si me avergonzara, es como si sus ojos me hipnotizaran, y casi me molestaba el hecho de que no parase de sonreír.
- Muy bien, acompáñame. - me pidió volviendo a la zona de las escaleras y bajando de nuevo a la pequeña recepción donde mis amigos se habían ido sin dejar rastro. - Este sitio es algo pequeño para tratarse de un orfanato, pero me gusta porque somos como una familia todos, los niños son increíbles, ningún día es igual que otro estando con ellos.
- ¿Suelen adoptar a muchos niños en este lugar? - pregunté acompañándole a las oficinas dónde él se agachó abriendo una serie de cajones rebuscando entre las carpetas.
- Bueno... somos un orfanato perdido en mitad de la nada, no somos muy conocidos, es por eso que estamos ahora mismo con algunas dificultades económicas, aunque más o menos se mantiene a flote, y espero que así siga. - sonrió levantando la mirada hacia a mí. - Este sitio se ha convertido en la mayor parte de mi vida, así que ya te harás una idea de cuánto me afectaría, dejé mi casa para venir a vivir a Canadá.
- ¿No eres canadiense? - le miré con interés mientras me sentaba en la silla que había junto a un escritorio.
- Soy inglés, de un pequeño pueblo a las afueras de Londres, - respondió desinteresadamente sin cesar su búsqueda. - vine aquí para terminar mis últimos años de instituto hasta que encontré este lugar y tras unas semanas aquí me di cuenta de que era el sitio en el que debía estar. - mienras lo decía remangó las mangas de su camiseta dejando ver sus brazos musculosos, me maldije a mí misma por tener que darle la razón a Helena.
- Si no te molesta la pregunta... ¿cuántos años tienes?
- Acabo de cumplir los diecinueve. - sonrió y se levantó transportando consigo una carpeta de color azul y cogiendo otra silla algo más alejada para sentarse a mi lado. - Y sí, abandoné el instituto el último año.
- Oh.
- Pero centrémonos un poco en ti, ¿no? - dejó escapar una breve risa intensificando los hoyuelos de sus mejillas, lo cual me hizo sonreír sin saber del todo bien por qué. - Aquí esta toda la información, no es mucha pero es que te quedaste poco más de una semana con nosotros, veamos...
Abrió la carpeta echándole un rápido vistazo a cada uno de los papeles que allí había guardados.
- Me conformo con una foto de ella. - dije bajando notablemente el tono de mi voz tratando de ver lo que Tom estaba leyendo.
- Hmmmm... ¿Holly Brooks?
Sentí una leve punzada en el estómago al escuchar aquel nombre, no se lo había oído pronunciar a nadie a excepción de Pattie, ni si quiera a Justin, con quien había tratado aquel tema decenas de veces.
- S-sí. -murmuré.
- Fecha de ingreso en el orfanato... blah blah blah... te trajo Patricia Mallette. - asentí sintiendo que el corazón estaba a punto de salirse de mi pecho, notaba mis manos temblando y mi respiración mucho más pesada. - Aquí tengo el historial médico de Holly.
- No, eso no quiero. - dije con decisión sin mirarle a los ojos.
Él guardó silencio durante unos instantes y continuó rebuscando entre los papeles.
- Muy bien, creo que me ha parecido ver un... bingo. - sonrió mientras sacaba una foto adjunta a los papeles mediante un clip entregándomela.
Tragué saliva y mis temores se transformaron en una pequeña sonrisa al verla en aquella foto. Sonreía a la cámara con sus enormes ojos verdes y su cabello castaño claro descendiendo sobre sus hombros, parecía feliz en la foto, era ella.
Tomé la foto observándola durante un buen rato, no quería dejar pasar un sólo detalle.
- Era muy guapa. - dije en un hilo de voz.
- Eso lo tuve claro tan sólo viéndote a ti. - rió Tom como si acabase de decir algo obvio.
Levanté la mirada directamente hacia sus ojos y sentí mis mejillas ardiendo una vez más, ¿por qué demonios tenía que ser de rubor fácil? y sobre todo, ¿por qué él decía algo así sin esperar que me afectase? Mojé mis labios desviando la trayectoria de mis ojos de nuevo a la foto y él volvió a soltar una dulce risa.
- Muchas gracias por encontrar la foto, la necesitaba. - espeté a la vez que me levantaba dispuesta a irme. - Y gracias también por enseñarme todo esto, tu historia es muy bonita, tienen que gustarte mucho los niños. - esta vez sí le miré.
Él simplemente asintió desde su asiento y señaló el ordenador que había sobre el escritorio.
- Estoy pensando que... bueno, tal vez haya más cosas y más fotos que puedan interesarte en los archivos del ordenador, pero estan un poco perdidos al ser tan antiguos así que me puede llevar un poco más de tiempo encontrarlo y... - se encogió de hombros.
- Oh, bueno, ¿no te supone molestia?
- Para nada, esta noche cuando termine las tareas me pondré a buscar, y si quieres me das tu número y así puedo dejarte un mensaje cuando lo encuentre para que vengas a recogerlo cuando quieras, - sonrió con naturalidad sacando su teléfono móvil del bolsillo. - o si te viene mal incluso puedo encontrar un hueco e ir a llevártelo, recuerdos a domicilio.
Solté una breve carcajada cruzándome de brazos y me moví de un lado a otro encogiéndome de hombros
- Pues... supongo que no habrá problema, a no ser que todo esto de dejar tus estudios para estar con niños que necesitan una familia sea una tapadera y en realidad seas un acosador que consigue las direcciones de sus víctimas.- susurré arqueando ambas cejas y recogiendo un mechón de mi pelo colocándolo tras mi oreja.
- Dios mío, estas hecha toda una Sherlock, me has pillado por completo. - sonrió Tom levantando ambas manos.
Sonreí divertida y tras un breve cruce de miradas asentí comenzando a dictarle mi número de teléfono mientras él me añadía a sus contactos, al fin y al cabo, eran puros motivos personales.
Me encontré con Jace y Helena esperándome en el coche y me reuní con ellos despidiéndome de Tom que me había acompañado a la puerta.
- ¿Y bien? - preguntó Jace apoyado sobre el coche con las manos en los bolsillos.
Sin poder contener la emoción,di un pequeño salto riendo y enseñándoles la foto, ambos sonrieron al verla y Helena se acercó para abrazarme.
- Se parece mucho a ti, cielo. - susurró con ternura.
Correspondí a aquel abrazo como si me fuera la vida en ello y sentí que me partía en dos al escuchar aquellas palabras, por fin había visto a mi madre. Cuando por fin nos montamos en el coche para irnos miré por la ventanilla viendo que Tom aún seguía en la puerta y me despedí de él con la mano recibiendo el mismo gesto por su parte.
- ¿Qué tal con don guaperas? - rió Helena.
- Me ha contado prácticamente toda su vida. - dije entre risas echando un último vistazo al orfanato. - Y le he dado mi número de teléfono.
El coche por poco no vuelca por la brusquedad del movimiento que hizo Helena para girarse en su asiento casi movida por un resorte, me miraba con los ojos muy abiertos al igual que la boca.
- ¿¡QUÉÉÉÉ!? - gritó.
- Helena, por poco no me haces perder el control del coche, qué susto. - exclamó Jace exhalando un profundo suspiro sin dejar de mirar a la carretera. - Qué exageradas sois las mujeres.
- No entiendo por qué te pones así, es para que me avise por si encuentra más fotos o recuerdos relacionados con mi madre. - dije seriamente. - Helena, por mucho que me haya mentido, sigo... queriendo a Justin, no hagas de madre esta vez, te lo pido por favor, ponte en mi lugar. - le pedí apoyando mi cabeza sobre la ventanilla.
Ella asintió, parecía arrepentida, alargó su brazo para tomar mi mano y me dedicó una pequeña sonrisa.
No iba a ser nada fácil salir de todo el lío en el que me había metido, eso estaba más que claro.
·Narra Justin·
''El número al que llama no se encuentra disponible en estos momentos, si lo desea puede-''
Colgué la llamada por enésima vez, no tenía ni la más remota idea de por qué continuaba intentándolo, debía de haberle dejado ya unas treinta llamadas perdidas. Dejé el móvil a mi lado apoyando las manos en el suelo y contemplando la luna, hacía una noche fresca y despejada, me había saltado la cena aquel día, raro en mí, pero había perdido totalmente el apetito. Me encontraba solo en la terraza de mi habitación del hotel, el concierto había ido bien, pero mi moral estaba por los suelos después de haber pasado casi veinticuatro horas sin tener el más mínimo contacto con ella.
Sin razón ninguna me había eliminado de todos los medios posibles de comunicación, no podía acostumbrarme a ello, ni tenía intención de hacerlo, a querer hablar con ella y que me resultase imposible, era desesperante, lo peor es que ni sabía lo que había pasado, podría haberle ocurrido cualquier cosa y estaba incomunicado.
Sólo necesitaba escuchar su voz durante unos segundos y ya podría ser capaz de seguir con una sonrisa. La vuelta a la gira ya había sido dura de por sí como para encima cargarlo con algo más, ¿la habrían criticado por todo lo que dije? ¿habría conseguido ya la prensa la dirección de su casa?
- ¿No tienes frío aquí fuera?
Me volví encontrándome con Katia a mis espaldas, enrollada en una manta y con el pelo revuelto, eran raras las veces en las que se dejaba ver de aquella manera. Mojé mis labios con la lengua y contemplé las istas de nuevo.
- ¿Cómo has entrado en mi habitación?
- Esta vez te dejaste la puerta encajada, de veras, iba a llamar pero... - ví de reojo cómo se sentaba en el suelo a mi lado encogiendo las piernas. - Buen concierto el de hoy, pensé que estarías cansado.
- Lo estoy de hecho, - suspiré cruzando las piernas. - no puedo dormir.
- ¿Te has peleado con ella?
- Verás Katia, no tengo ganas de hablar de esto con nadie, y si encima es contigo... no te ofendas, pero no eres la persona más indicada. - dije sin mirarla a la cara si quiera.
Tras un breve instante de silencio absoluto, escuché un leve ruido y me giré viendo que ella había tomado mi teléfono móvil entre sus manos, rápidamente se lo quité frunciendo el ceño.
- ¿No te coge el teléfono? - preguntó simplemente.
- ¿A ti qué te importa? - escupí con desprecio. - Ya has hecho suficiente, no intentes venir ahora de amiga porque esta vez no cuela, tuviste tu oportunidad de arreglar las cosas en los ensayos cuando llegaste a Los Angeles pero la desaprovechaste, desde entonces no has parado hasta que no has conseguido joderla, sólo te voy a pedir una cosa, - la señalé con un dedo asegurándome de que articulaba bien cada sílaba. - déjanos en paz.
Ella me miró a los ojos durante un par de sengundos para después levantarse del suelo, al menos se lo había dejado claro, aunque nunca parecía ser suficiente en aquella chica.
- Si ella no quiere contactar contigo no lo harás, créeme, las chicas somos así, tienes que hacerle ver que aún estas aquí para ella, nos gusta sentir que nuestra pareja no se avergüenza de nosotras, que es capaz de decirle al mundo entero cuánto le importamos, si no puedes hacérselo ver por privado, tendrás que usar otros métodos. - decía mientras se dirigía al interior de la habitación parándose antes de salir. - Siempre fuiste un romántico Justin, y es algo que a todas las chicas, aunque algunas lo escondamos más que otras, nos vuelve locas, conseguirás arreglarlo, ya verás. - escuchaba sus pasos alejarse y abrir la puerta de la habitación. - Buenas noches, y si quieres despejarte un poco, ya sabes que siempre fui buena en eso de encontrar sitios para ir de fiesta, a ver si por una noche nos olvidamos del amor y esas mierdas y sales a divertirte un poco.
Me volví rápidamente viendo cómo la puerta se cerraba, dejándome a solas de nuevo. Quién iba a decir que sería justamente Katia quien me daría la idea que me llevaría a contactar con ella.
----------------------
Espero que os haya gustado este último maratón del año. Si no os importa me gustaría pediros opinión a través de twitter ya que me gustaría saber cuáles han sido las partes que os han gustado más (o menos) y que me digáis si os parece que estoy tomando buen rumbo con la novela, vuestra opinión es muy importante y SIEMPRE la tengo en cuenta, (gracias a Celeste por sugerirme que intensificara el drama, espero que este nivel te baste por ahora, porque vendrán cosas algo más fuertes ***spoiler spoiler***) si podéis dejarme vuestra opinión o comentarios mediante tweets, mensajes directos por twitter, o en los comentarios del blog o wattpad, os lo agradecería.
Quiero agradecer también a todas las que habés dado una buena aceptación a la novela en Wattpad y pediros que si tenéis una cuenta en la página, sigáis mi perfil (podéis pedirme que os siga de vuelta en el tablón) y que si os gusta la novela la votéis positivo para que más beliebers quieran leerla, y si queréis, recomendarla a vuestras amigas, lo que más me gusta es que todas podáis soñar y escaparos del mundo por un rato como yo hago escribiendo.
Y ya dejo de dar el coñazo, sólo decir que el blog esta a punto de llegar a las 50.000 visitas y habrá una sorpresa pra entonces, gracias de nuevo por el apoyo. :)
- @hisbeliebeer
Si te ha gustado el maratón y quieres que te avise para el próximo capítulo vía twitter haz RT AQUÍ