martes, 31 de diciembre de 2013

Capítulo 53 - Inalcanzable.

{Capítulo 53}
No podía evitar una pequeñísima sonrisa al ver cómo Jace le susurraba a Helena desde su lado mientras conducía preguntándole acerca de lo que me ocurría, ella se limitaba a pellizcarle la pierna para que se callase pero él insistía sin darse por vencido.
- Según las indicaciones que me dio Pattie, - les interrumpí mirando en las notas de mi móvil. - casi hemos llegado al orfanato, cuando veas la rotonda, gira a la izquierda y podremos encontrarlo a lo largo de esa avenida.
- Muy bien. - carraspeó mi amigo.
Helena se volvió dedicándome una dulce sonrisa reconfortante, lo primero que había hecho aquella mañana era aparecer por su casa una hora antes de ir a clase, se lo había contado todo y había llorado abrazada a ella, me explicó que si él realmente tenía miedo de perderme, haría lo que fuera para solucionarlo, y si no lo conseguía es que tampoco merecía tanto la pena. Ella había tratado de consolarme desde el punto de vista de una amiga sin tener en cuenta cómo había conseguido  atraparme Justin, tenía miedo de ser tan tonta como para volver a él aún sabiendo todo lo que me había estado ocultando, necesitaba tener a mis amigos cerca para que me apartaran de hacer cualquier tontería aunque eso significase pasarme noches enteras agarrada a una almohada llorando mientras él iba de club nocturno en club nocturno.
El tener que ir a clase aquella mañana no me había hecho olvidar los acontacimientos ni por unos minutos, todos hablaban de mí cuando pasaba de largo, Leslie me lo había dicho a la cara, algunos hasta mostraban desprecio, había escuchado varios insultos a mis espaldas, no recordaba la última vez que lo había pasado tan mal yendo a clase, no sabía si eran peor mis compañeros o los propios paparazzi pero iba a terminar volviéndome loca. 
Sacudí la cabeza tratando de apartar aquellos pensamientos de mi cabeza, ya tenía bastante con tenerlos presente durante las seis primeras horas de la mañana y pronto también aparecerían periodistas de todos sitios cuando la denuncia saliese a la luz, era mejor intentar olvidarse de todo o acabaría consumiéndome. Por ello había decidido ocupar mi mente con el hecho de conocer más acerca del pasado del que nunca supe, quizás pudiese encontrar algo relacionado con mi madre.
- Tiene toda la pinta de ser ese sitio. - dijo Jace señalando un enorme edificio antiguo el cual constaba de vivos jardines, podían apreciarse los gritos y risas de niños un poco más lejanos. 
Me asomé a la ventanilla entreabriendo mis labios sin ser consciente y observé aquel lugar, parecía un buen sitio, aunque no era raro que no recordase nada, casi no había pasado tiempo allí. Reaccioné escuchando cómo se cerraban las puertas del coche por donde mis amigos acababan de salir y la abrí rápidamente sin dejar de admirar el edificio que se plantaba delante de mí.
- ¿Entramos? - preguntó Helena cogiéndome del brazo.
Asentí y me encaminé junto a ellos hacia la puerta, no estaba cerrada por lo que pudimos entrar sin dificultad dirigiéndonos a lo que parecía ser una especie de recepción.
- ¿Hola? - preguntó Jace al ver que éramos los únicos allí. Tras unos segundos sin respuesta se volvió hacia nosotras encogiéndose de hombros. - No hay nadie.
- ¿Puedo hacer algo por vosotros? - preguntó una chica joven con un bebé en brazos que se asomó por una puerta al otro lado de la pequeña recepción.
- Sí, estamos buscando al encargado. - respondí amablemente.
- Se puede decir que esto es una pequeña empresa familiar, puedes preguntarme cualquier cosa. - sonrió dirigiéndose hacia nosotros mientras mecía al bebé.
Era una joven menuda, de cabello corto y rubio y unos grandes ojos marrones, no parecía tener maquillaje pero era bonita aún de aquella forma. Vestía unos pantalones anchos de chándal y un jersey azul marino dos tallas mayores, no reparaba demasiado en vestir bien pero tenía una sonrisa amigable que te hacían olvidarlo.
Miré a Jace y después a Helena sin saber muy bien cómo empezar y exhalé un pequeño suspiro.
- Verás, me enteré hace poco de que soy adoptada y...
- Vaya... ¿cómo estas? - preguntó acariciando con suavidad la cabeza del bebé.
- Bien, bien, por lo que me han contado fue al poco tiempo después de nacer así que mi vida no ha dado un cambio demasiado grande en cuanto a eso. - le di un pequeño codazo a Jace que había carraspeado para hacerse notar. - El caso es que fui adoptada aquí, en este orfanato, y vine para... - se me apagó la voz en aquel momento y sentí cierta punzada de vergüenza, a aquella chica le iba a dar igual mi vida sentimental, no sé en qué estaría pensando.
- Comprendo... ¿te gustaría echar un vistazo al orfanato señorita...?
- Brooks. - asentí sonriendo con timidez. - _____ Brooks.
- Muy bien, deja que llame a nuestro voluntario y él os hará un pequeño tour, después, si crees que puedes, podrías echar un vistazo al historial del orfanato, quizás encuentres alguna foto o documento que tal vez te interese, tienes acceso sólo al tuyo, pero eso ya te lo mostrará... - comenzó a mirar hacia todas partes en busca de alguien y me miró haciendo un gesto de que esperara, asentí sin problemas. - ¡Tommy! - exclamó levantando la vista a las escaleras que estaban situadas en el centro de la sala. - ¿Puedes bajar un momento? 
Faltaron segundos para que un chico de unos veinte años apareciese bajando rápidamente las escaleras. Tenía una estatura media y estaba vestido con un mono manchado al completo con pintura. Llevaba una bandana de color negra en la cabeza que le quitaba el pelo de la cara, cosa que al vernos a todos en la recepción se quitó en seguida guardándosela en el bolsillo trasero y dejándola caer a modo de pañuelo. Su pelo, de color rubio cobrizo estaba completamente despeinado y le caía por la frente haciéndole ondas y cubriéndole media frente bajo la cual asomaban unos expresivos ojos azules.
- Hola, perdonad las pintas pero me habéis pillado pintando las habitaciones. - sonrió haciendo que se formaran dos pequeños hoyuelos en sus mejillas mientras colgaba un pequeño trapo sobre su hombro caminando hasta la otra chica que le miró medio riendo. - Soy Thomas, pero llamadme Tom.
- Él lleva aquí de voluntario dos años y medio, así que se conoce bien las instalaciones. - nos explicó la joven dirigiéndose después a Tom. - Ella se enteró hace poco de que fue adoptada aquí, la tuvimos cuando era un bebé, le gustaría ver el lugar, y después si no te importa buscar en el historial los documentos por Brooks, ____.
- Claro, sin problemas, ¿vosotros también venís chicos? - preguntó refiriéndose a mis amigos.
- ¿Nosotros? no, no, nos quedamos aquí esperando, os dejamos a solas. - dijo Helena completamente en serio provocando que todos la mirásemos.
- Helena... - le advertí sintiéndo cómo el rubor subía a mis mejillas.
Tras un breve agradecimiento hacia su ayudante y una despedida, la chica que sostenía al bebé abandonó la habitación y Tom nos sonrió comenzando a subir las escaleras con intención de que le siguiera. Me volví mirando a mis amigos con una expresión confusa, pensé que iban a acompañarme.
- Consigue hacer que se quite la camiseta como sea, tiene cara de estar buenísimo. - susurró mi amiga para que sólo yo pudiera escucharla.
- Helena, deja de decir tonterías y venid con nosotros, ¿cómo voy a ir yo sola? - murmuré.
- No son tonterías y lo sabes, ¿has visto qué sonrisa?
- Eh, que te estoy escuchando. - murmuró Jace girándose hacia ella arqueando una ceja cruzándose de brazos.
- Que lo decía para _____, tonto, yo sólo me fijo en ti. - sonrió coqueta haciendo que Jace pusiera los ojos en blanco y se diera la vuelta contemplando los interiores y dejándonos algo más de intimidad. - Es guapísimo, tienes que admitirlo.
- Cuando no es Christina, eres tú. - negué con la cabeza conteniendo una sonrisa divertida, lo cierto es que el chico tenía cierto encanto, pero ya sabía lo que estaba intentando Helena, y no iba a conseguirlo por mucho que ella o yo misma quisiera.
- ¿Vienes, ____? - me preguntó Tom ya desde el piso de arriba.
- Sí, espera. - me apresuré a ir tras él escuchando la irritante risita burlona de mi amiga a mis espaldas.
Comenzamos el recorrido por la primera planta del orfanato, Tom me mostró las habitaciones donde los niños dormían y algunas salas de juegos. Abrió la puerta de una de ellas y ví que el suelo estaba cubierto con papeles de periódico y en las paredes había todo tipo de garabatos.
- Que no te de una idea equivocada, cuando decidimos pintar, dejo que los niños vengan y dibujen en las paredes antes de pintar encima, me habéis pillado a la mitad así que aún no he cubierto todos los dibujos, pero suelen comportarse, allí ponemos mesas pequeñas por si quieres hacer manualidades, en esa esquina suele haber una televisión y un vídeo para que vean los dibujos animados... - me explicaba señalando las distintas partes de la habitación. - Hay más como esta pero los bebés suelen estar en los dormitorios que había por donde hemos pasado antes, no dejamos que los niños algo más mayores entren, se suelen relacionar por edades aunque al final se mezclan todos en el jardín, hay columpios y toboganes y toda clase de instalaciones para que jueguen. - Había cierta brillo en sus ojos mientras hablaba, parecía que le gustaba todo aquello. - El comedor esta abajo y las oficinas también, y bueno, no hay mucho más, si quieres bajamos a buscar los informes, ¿o prefieres dar una vuelta a tu antojo?
- Me gustaría ver primero los informes, si no te importa. - dije a media voz cómo si me avergonzara, es como si sus ojos me hipnotizaran, y casi me molestaba el hecho de que no parase de sonreír.
- Muy bien, acompáñame. - me pidió volviendo a la zona de las escaleras y bajando de nuevo a la pequeña recepción donde mis amigos se habían ido sin dejar rastro. - Este sitio es algo pequeño para tratarse de un orfanato, pero me gusta porque somos como una familia todos, los niños son increíbles, ningún día es igual que otro estando con ellos.
- ¿Suelen adoptar a muchos niños en este lugar? - pregunté acompañándole a las oficinas dónde él se agachó abriendo una serie de cajones rebuscando entre las carpetas. 
- Bueno... somos un orfanato perdido en mitad de la nada, no somos muy conocidos, es por eso que estamos ahora mismo con algunas dificultades económicas, aunque más o menos se mantiene a flote, y espero que así siga. - sonrió levantando la mirada hacia a mí. - Este sitio se ha convertido en la mayor parte de mi vida, así que ya te harás una idea de cuánto me afectaría, dejé mi casa para venir a vivir a Canadá.
- ¿No eres canadiense? - le miré con interés mientras me sentaba en la silla que había junto a un escritorio.
- Soy inglés, de un pequeño pueblo a las afueras de Londres, - respondió desinteresadamente sin cesar su búsqueda. - vine aquí para terminar mis últimos años de instituto hasta que encontré este lugar y tras unas semanas aquí me di cuenta de que era el sitio en el que debía estar. - mienras lo decía remangó las mangas de su camiseta dejando ver sus brazos musculosos, me maldije a mí misma por tener que darle la razón a Helena.
- Si no te molesta la pregunta... ¿cuántos años tienes?
- Acabo de cumplir los diecinueve. - sonrió y se levantó transportando consigo una carpeta de color azul y cogiendo otra silla algo más alejada para sentarse a mi lado. - Y sí, abandoné el instituto el último año.
- Oh.
- Pero centrémonos un poco en ti, ¿no? - dejó escapar una breve risa intensificando los hoyuelos de sus mejillas, lo cual me hizo sonreír sin saber del todo bien por qué. - Aquí esta toda la información, no es mucha pero es que te quedaste poco más de una semana con nosotros, veamos...
Abrió la carpeta echándole un rápido vistazo a cada uno de los papeles que allí había guardados.
- Me conformo con una foto de ella. - dije bajando notablemente el tono de mi voz tratando de ver lo que Tom estaba leyendo.
- Hmmmm... ¿Holly Brooks?
Sentí una leve punzada en el estómago al escuchar aquel nombre, no se lo había oído pronunciar a nadie a excepción de Pattie, ni si quiera a Justin, con quien había tratado aquel tema decenas de veces.
- S-sí. -murmuré.
- Fecha de ingreso en el orfanato... blah blah blah... te trajo Patricia Mallette. - asentí sintiendo que el corazón estaba a punto de salirse de mi pecho, notaba mis manos temblando y mi respiración mucho más pesada. - Aquí tengo el historial médico de Holly.
- No, eso no quiero. - dije con decisión sin mirarle a los ojos.
Él guardó silencio durante unos instantes y continuó rebuscando entre los papeles.
- Muy bien, creo que me ha parecido ver un... bingo. - sonrió mientras sacaba una foto adjunta a los papeles mediante un clip entregándomela.
Tragué saliva y mis temores se transformaron en una pequeña sonrisa al verla en aquella foto. Sonreía a la cámara con sus enormes ojos verdes y su cabello castaño claro descendiendo sobre sus hombros, parecía feliz en la foto, era ella. 
Tomé la foto observándola durante un buen rato, no quería dejar pasar un sólo detalle.
- Era muy guapa. - dije en un hilo de voz.
- Eso lo tuve claro tan sólo viéndote a ti. - rió Tom como si acabase de decir algo obvio.
Levanté la mirada directamente hacia sus ojos y sentí mis mejillas ardiendo una vez más, ¿por qué demonios tenía que ser de rubor fácil? y sobre todo, ¿por qué él decía algo así sin esperar que me afectase? Mojé mis labios desviando la trayectoria de mis ojos de nuevo a la foto y él volvió a soltar una dulce risa.
- Muchas gracias por encontrar la foto, la necesitaba. - espeté a la vez que me levantaba dispuesta a irme. - Y gracias también por enseñarme todo esto, tu historia es muy bonita, tienen que gustarte mucho los niños. - esta vez sí le miré.
Él simplemente asintió desde su asiento y señaló el ordenador que había sobre el escritorio.
- Estoy pensando que... bueno, tal vez haya más cosas y más fotos que puedan interesarte en los archivos del ordenador, pero estan un poco perdidos al ser tan antiguos así que me puede llevar un poco más de tiempo encontrarlo y... - se encogió de hombros.
- Oh, bueno, ¿no te supone molestia? 
- Para nada, esta noche cuando termine las tareas me pondré a buscar, y si quieres me das tu número y así puedo dejarte un mensaje cuando lo encuentre para que vengas a recogerlo cuando quieras, - sonrió con naturalidad sacando su teléfono móvil del bolsillo. - o si te viene mal incluso puedo encontrar un hueco e ir a llevártelo, recuerdos a domicilio.
Solté una breve carcajada cruzándome de brazos y me moví de un lado a otro encogiéndome de hombros
-  Pues... supongo que no habrá problema, a no ser que todo esto de dejar tus estudios para estar con niños que necesitan una familia sea una tapadera y en realidad seas un acosador que consigue las direcciones de sus víctimas.- susurré arqueando ambas cejas y recogiendo un mechón de mi pelo colocándolo tras mi oreja.
- Dios mío, estas hecha toda una Sherlock, me has pillado por completo. - sonrió Tom levantando ambas manos.
Sonreí divertida y tras un breve cruce de miradas asentí comenzando a dictarle mi número de teléfono mientras él me añadía a sus contactos, al fin y al cabo, eran puros motivos personales.
Me encontré con Jace y Helena esperándome en el coche y me reuní con ellos despidiéndome de Tom que me había acompañado a la puerta.
- ¿Y bien? - preguntó Jace apoyado sobre el coche con las manos en los bolsillos.
Sin poder contener la emoción,di un pequeño salto riendo y enseñándoles la foto, ambos sonrieron al verla y Helena se acercó para abrazarme.
- Se parece mucho a ti, cielo. - susurró con ternura.
Correspondí a aquel abrazo como si me fuera la vida en ello y sentí que me partía en dos al escuchar aquellas palabras, por fin había visto a mi madre. Cuando por fin nos montamos en el coche para irnos miré por la ventanilla viendo que Tom aún seguía en la puerta y me despedí de él con la mano recibiendo el mismo gesto por su parte.
- ¿Qué tal con don guaperas? - rió Helena.
- Me ha contado prácticamente toda su vida. - dije entre risas echando un último vistazo al orfanato. - Y le he dado mi número de teléfono.
El coche por poco no vuelca por la brusquedad del movimiento que hizo Helena para girarse en su asiento casi movida por un resorte, me miraba con los ojos muy abiertos al igual que la boca.
- ¿¡QUÉÉÉÉ!? - gritó.
- Helena, por poco no me haces perder el control del coche, qué susto. - exclamó Jace exhalando un profundo suspiro sin dejar de mirar a la carretera. - Qué exageradas sois las mujeres.
- No entiendo por qué te pones así, es para que me avise por si encuentra más fotos o recuerdos relacionados con mi madre. - dije seriamente. - Helena, por mucho que me haya mentido, sigo... queriendo a Justin, no hagas de madre esta vez, te lo pido por favor, ponte en mi lugar. - le pedí apoyando mi cabeza sobre la ventanilla.
Ella asintió, parecía arrepentida, alargó su brazo para tomar mi mano y me dedicó una pequeña sonrisa.
No iba a ser nada fácil salir de todo el lío en el que me había metido, eso estaba más que claro.


·Narra Justin·
''El número al que llama no se encuentra disponible en estos momentos, si lo desea puede-''
Colgué la llamada por enésima vez, no tenía ni la más remota idea de por qué continuaba intentándolo, debía de haberle dejado ya unas treinta llamadas perdidas. Dejé el móvil a mi lado apoyando las manos en el suelo y contemplando la luna, hacía una noche fresca y despejada, me había saltado la cena aquel día, raro en mí, pero había perdido totalmente el apetito. Me encontraba solo en la terraza de mi habitación del hotel, el concierto había ido bien, pero mi moral estaba por los suelos después de haber pasado casi veinticuatro horas sin tener el más mínimo contacto con ella. 
Sin razón ninguna me había eliminado de todos los medios posibles de comunicación, no podía acostumbrarme a ello, ni tenía intención de hacerlo, a querer hablar con ella y que me resultase imposible, era desesperante, lo peor es que ni sabía lo que había pasado, podría haberle ocurrido cualquier cosa y estaba incomunicado.
Sólo necesitaba escuchar su voz durante unos segundos y ya podría ser capaz de seguir con una sonrisa. La vuelta a la gira ya había sido dura de por sí como para encima cargarlo con algo más, ¿la habrían criticado por todo lo que dije? ¿habría conseguido ya la prensa la dirección de su casa?
- ¿No tienes frío aquí fuera?
Me volví encontrándome con Katia a mis espaldas, enrollada en una manta y con el pelo revuelto, eran raras las veces en las que se dejaba ver de aquella manera. Mojé mis labios con la lengua y contemplé las istas de nuevo.
- ¿Cómo has entrado en mi habitación?
- Esta vez te dejaste la puerta encajada, de veras, iba a llamar pero... - ví de reojo cómo se sentaba en el suelo a mi lado encogiendo las piernas. - Buen concierto el de hoy, pensé que estarías cansado.
- Lo estoy de hecho, - suspiré cruzando las piernas. - no puedo dormir.
- ¿Te has peleado con ella?
- Verás Katia, no tengo ganas de hablar de esto con nadie, y si encima es contigo... no te ofendas, pero no eres la persona más indicada. - dije sin mirarla a la cara si quiera.
Tras un breve instante de silencio absoluto, escuché un leve ruido y me giré viendo que ella había tomado mi teléfono móvil entre sus manos, rápidamente se lo quité frunciendo el ceño.
- ¿No te coge el teléfono? - preguntó simplemente.
- ¿A ti qué te importa? - escupí con desprecio. - Ya has hecho suficiente, no intentes venir ahora de amiga porque esta vez no cuela, tuviste tu oportunidad de arreglar las cosas en los ensayos cuando llegaste a Los Angeles pero la desaprovechaste, desde entonces no has parado hasta que no has conseguido joderla, sólo te voy a pedir una cosa, - la señalé con un dedo asegurándome de que articulaba bien cada sílaba. - déjanos en paz.
Ella me miró a los ojos durante un par de sengundos para después levantarse del suelo, al menos se lo había dejado claro, aunque nunca parecía ser suficiente en aquella chica.
- Si ella no quiere contactar contigo no lo harás, créeme, las chicas somos así, tienes que hacerle ver que aún estas aquí para ella, nos gusta sentir que nuestra pareja no se avergüenza de nosotras, que es capaz de decirle al mundo entero cuánto le importamos, si no puedes hacérselo ver por privado, tendrás que usar otros métodos. - decía mientras se dirigía al interior de la habitación parándose antes de salir. - Siempre fuiste un romántico Justin, y es algo que a todas las chicas, aunque algunas lo escondamos más que otras, nos vuelve locas, conseguirás arreglarlo, ya verás. - escuchaba sus pasos alejarse y abrir la puerta de la habitación. - Buenas noches, y si quieres despejarte un poco, ya sabes que siempre fui buena en eso de encontrar sitios para ir de fiesta, a ver si por una noche nos olvidamos del amor y esas mierdas y sales a divertirte un poco.
Me volví rápidamente viendo cómo la puerta se cerraba, dejándome a solas de nuevo. Quién iba a decir que sería justamente Katia quien me daría la idea que me llevaría a contactar con ella.

----------------------

Espero que os haya gustado este último maratón del año. Si no os importa me gustaría pediros opinión a través de twitter ya que me gustaría saber cuáles han sido las partes que os han gustado más (o menos) y que me digáis si os parece que estoy tomando buen rumbo con la novela, vuestra opinión es muy importante y SIEMPRE la tengo en cuenta, (gracias a Celeste por sugerirme que intensificara el drama, espero que este nivel te baste por ahora, porque vendrán cosas algo más fuertes ***spoiler spoiler***) si podéis dejarme vuestra opinión o comentarios mediante tweets, mensajes directos por twitter, o en los comentarios del blog o wattpad, os lo agradecería.
Quiero agradecer también a todas las que habés dado una buena aceptación a la novela en Wattpad y pediros que si tenéis una cuenta en la página, sigáis mi perfil (podéis pedirme que os siga de vuelta en el tablón) y que si os gusta la novela la votéis positivo para que más beliebers quieran leerla, y si queréis, recomendarla a vuestras amigas, lo que más me gusta es que todas podáis soñar y escaparos del mundo por un rato como yo hago escribiendo. 
Y ya dejo de dar el coñazo, sólo decir que el blog esta a punto de llegar a las 50.000 visitas y habrá una sorpresa pra entonces, gracias de nuevo por el apoyo. :)
- @hisbeliebeer
Si te ha gustado el maratón y quieres que te avise para el próximo capítulo vía twitter haz RT AQUÍ


Capítulo 52 - Inalcanzable.

{Capítulo 52}

·Narra Justin·
- ¡Nos vamos a Latinoamérica! 
Sonreí viendo cómo Alfredo festejaba él solo por los pasillos del avión haciendo pequeñas coreografías que hacían reír al resto del equipo y me acurruqué en mi asiento apoyandome en la ventanilla mientras me colocaba los cascos beats. Tocaba comenzar con la gira, mientras antes empezara, antes terminaría y antes podría estar con ella. Por lo pronto ya había asegurado que me dejaran volver a Canadá por navidades, sería tan sólo una semana pero me bastaba. 
Me incliné en mi asiento y alargué el brazo para agarrar la cabeza de la persona que ocupaba el asiento de delante.
- Scooter, ¿este avión tiene wifi? - al ver que no respondía comencé a rascar su cuero cabelludo. - No me ignores, medio calvo.
En su lugar, un hombre algo más alto se inclinó volviéndose hacia a mí, Mason me dedicó una mirada de pocos amigos y vi a Ariana y a Katia volverse desde los asientos siguientes al de él. Menudo viajecito.
- Eh chico, deja de tocarme la cabeza.
Me bajé los cascos colgándomelos al cuello levantando mi mano a modo de disculpa.
- Perdona, pensé que eras mi mánager.
La descarada risa de Katia resonó por todas partes.
- Por cierto, ya me han comunicado tu decisión, espero que una vez saldada la deuda no volvamos a tener problemas y podamos trabajar en equipo. - dijo esbozando una amarga sonrisa que me puso la piel de gallina.
Sin pensarlo mucho más, me levanté cogiendo mi móvil y mi mochila y asentí con una breve sonrisa a Mason para después salir al pasillo buscando un sitio libre. Ví que Alfredo continuaba de pie en mitad del pasillo esta vez apoyado sobre el asiento de Nora. Les veía hablar con seriedad, seguramente por fin intentaban arreglar lo que fuera que los había llevado a enfadarse.
- Fredo, no vuelvas a donde estábamos, es el infierno en el cielo. - susurré a mi amigo al pasar por su lado. - ¿Te vienes conmigo atrás? - le pregunté a Anna que estaba sentada al lado de Nora apoyada contra la pared del avión con aires de aburrimiento.
Ella asintió rápidamente como si acabase de salvarle la vida y agarró mi mano saliendo rápidamente de allí. Reí abriéndome paso hasta los últimos asientos dejándola pasar al lado de la ventanilla.
- Dios mío, me iba a pudrir allí mismo escuchando tantas pasteladas. - suspiró cogiendo mis cascos y acercádoselos a la oreja para ver qué estaba escuchando.
- Tú no puedes quejarte, que ya os pillé a ti y a Chaz en su momento. - dije bromeando mientras me sentaba a su lado.
Anna abrió mucho más los ojos quedándose completamente quieta y mi sonrisa se desvaneció.
- ¿Cómo lo descubriste? - preguntó con la incredulidad en los ojos.
- No jodas, ¿¡Chaz y tú!? - la señalé a punto de estallar en carcajadas.
Ella me cubrió la boca bruscamente en un acto reflejo y cerré los ojos sintiendo que iba a ahogarme queriendo reír.
- Cállate, melón. - exclamó reteniéndome contra el asiento. - Soy una bocazas.
- Lo eres. - dije con dificultad contra la palma de su mano, la cual retiró al instante al ver que me costaba respirar. - ¿por qué lo guardasteis en secreto? Verás cuando se lo cuente a Ryan.
- Bieber, como se lo cuentes me va a dar igual que seas mi jefe, te mataré. - me lo decía completamente en serio, y aquello hacía que me dieran aún más ganas de reír. - Va en serio, y menos a Ryan, va a hacer un mundo de ello... Lo mantenemos en secreto porque no es realmente una relación, tanto a él como a mí nos ha ido mal en el amor, ¿para qué arriesgarse?
- Anna, por mucho que evites llamarlo ''relación estable'', si al final te enamoras es lo mismo, simplemente que sin admitirlo. - reí encogiéndome de hombros.- ¿te gusta Chaz? - Ella rehuyó mi mirada con cierta timidez asintiendo lentamente y sonreí ampliamente. - Eh, no pasa nada, si no quieres que se sepa no voy a decirlo, es vuestra decisión.
Anna esbozó una sonrisa desganada y me preguntó con un gesto si podía tomar mis cascos, se los dejé sin problema comprendiendo que aquella conversación había llegado a su fin y tomé mi móvil mientras éste estaba conectado a los cascos que ahora llevaba ella tratando de averiguar si había tenido suerte y el avión llevaba conexión WiFi.
- Hola.
Levanté la mirada hacia a Ariana que estaba de pie a mi lado con cierta tristeza en su rostro. Hice como el que no la había escuchado y continué buscando en mi iPhone ignorando su saludo completamente. Sabía que no debía dejar que las cosas se tensaran aún más entre nosotros ya que tendría que pasar un par de meses pegado a ella, pero no me salía tratar de ser amable.
- Justin, por favor, necesito que vengas a hablar conmigo. - me pidió.
- ¿Vas a meterme en el baño e inventarte que hemos follado? - dije con cierto desinterés accediendo a los ajustes de mi teléfono.
Ella guardó silencio durante unos segundos, tal vez me había pasado, pero no era nada comparado con la que había montado días atrás.
- No quiero perder tu amistad. - dijo en un hilo de voz.
- Creo que es un poco tarde para eso. - reí débilmente.
- Justin, por favor, tú mismo lo has dicho, todo aquello lo dije mucho antes de que ____ pegara a Katia, incluso antes de conocerte, yo soy nueva en todo esto, mi tío es la única persona en quien realmente confío, simplemente dejé que él me guiase en el inicio de mi carrera, fue él quien me convenció de que era lo mejor, en ese momento ni si quiera eras mi amigo, de ser así jamás me hubiera inventado todo eso. - las últimas palabras se convirtieron en un sollozo, me giré hacia ella y la encontré arrodillada en el pasillo tratando de mirarme a la cara. - No quiero que te pase nada malo, ni a ____, pero necesito hablar en privado contigo sobre algo.
La cabeza me daba vueltas, ya ni sabía cómo tratarla, por su culpa mi novia tendría que enfrentarse ella sola a todo tipo de críticas procedentes de cualquier parte del mundo, había puesto en peligro mi relación y ahora estaba obligado a arreglar todo aquello por mi propia mano.
- De acuerdo, vamos a la parte trasera. - susurré dejando mi iPhone en el regazo de Anna que había caído dormida en su asiento.
Fuimos hacia la zona de las azafatas en aquel momento aislada de todo el mundo y me crucé de brazos exhalando un profundo suspiro mirándola dispuesto a escucharla.
- Mi tío me ha contado que Scooter ha confirmado una entrevista de radio cuando lleguemos, y que vas a desmentirlo todo allí. - espetó.
Asentí mostrando despreocupación y metí ambas manos en los bolsillos.
- Sí, era lo acordado, una vez puesta la denuncia, éramos libres de hacerlo.
- Pero Justin, no puedes hacerme eso... - dijo con la respiración acelerada.
No podía creerme lo que acababa de pasar.
- ¿Qué? - casi reí. - Creo que eres la menos indicada para decir eso, si mal no recuerdo hace poco le estabas dando vía libre a los medios para amargarme lo que queda de gira.
- Justin, ¡ya te he dicho cuánto lo siento! - exclamó con desesperación. -¡Soy nueva en todo esto y tengo miedo! - sus últimas palabras se ahogaron en un llanto y se llevó las manos a la cabeza agachándola.
En un acto reflejo me acerqué tomándola de la cintura para apoyarla en mí.
- Eh, tranquila. - susurré.
- No me pidas que este tranquila, no tenía ni idea de que todo esto iba a acabar así, me dijeron que era el mejor camino para comenzar con una carrera musical y en cuanto desmientas todo lo que dije me van a acosar, no sé cómo se lo tomarán pero...- sollozaba contra mi pecho agarrando fuertemente la tela de mi camiseta. - tengo mucho miedo.
Mordí fuertemente mi labio inferior sintiendo cómo el cuerpo me pesaba el doble de lo normal y acaricié la espalda de Ariana tratando de calmarla.
Sé lo que es comenzar en este mundo pensando que sólo ocurrirán cosas increíbles, que se basará en compartir tu música con el mundo cumpliendo tu sueño, sé lo que es que se te echen encima las primeras veces y sentir que vas a ser arrasado por todos, cuesta tiempo acostumbrarse a ver cómo van poco a poco ocupando tu vida privada, esperando a que cometas el más mínimo error para cargarlo a tus espaldas para el resto de tu vida. Pensé en lo duro que me resultó al principio, quise abandonar incontables veces, recuerdo noches enteras llorando y viendo como el planeta entero se reía de mí, y no quería ni imaginar cómo recaería todo en Ariana si además se trataba de una mentira. 
¿Qué iba a hacer cuando llegase a la entrevista de radio? ¿Quitarme el muerto de encima y pasárselo a ella el doble de pesado? ¿Iba a llamarla mentirosa en directo para todo el mundo y me iba a marchar viendo cómo se la comían viva?
- Oye... - murmuré abrazándola un poco más fuerte. - tranquila, no dejaré que te pase nada malo, ¿vale? No te preocupes, lo solucionaré.
Esuché cómo cogía aire entrecortadamente levantando la mirada con los ojos llorosos.
- ¿Cómo?
- Pues no lo sé, pero ya se me ocurrirá algo, quédate tranquila porque no va a pasarte nada, no llores. - sonreí con dulzura apartándome un poco de ella para que secase sus lágrimas y tras haber recuperado un poco la compostura esbozó una pequeña sonrisa apenas percevible.
- ¿Lo harás?
- Te lo prometo, pero no vuelvas a hacerle caso a tu tío, podrías preguntarle a Scooter si quiere firmar contigo, es un buen mánager. - sonreí limpiando algo de maquillaje que se le había echado a perder. - Tal vez tenga que echar mano de alguna mentira en esa entrevista, sino, no tengo ni idea de cómo voy a cubrirte.
- Gracias Justin, eres el mejor... - y se acercó para darme un nuevo abrazo que acepté de buena gana. - Lo siento, mucho mucho muchísimo... Si ella tiene que pasar por algo semejante a lo que tú vas a evitar que me pase a mí, realmente pido disculpas, y si tienes que elegir entre ella y yo, no me enfadaré si soy yo la que tiene que pasar por ello.
- Tranquila, encontraré la manera de que nadie salga demasiado perjudicado.
Y tras unos abrazos y unas palabras de agradecimiento, volvimos a nuestros asientos y yo me sumergí en aquel rompecabezas que se acababa de incorporar a mi mente, no tenía ni la más mínima idea de cómo iba a salir de aquella.


·Narra _____·

Apreté los párpados cerrando fuertemente mi mano sobre las mantas que me había echado por encima, estaba prácticamente temblando de puro terror. Escuché cómo se iba abriendo poco a poco la puerta y me escondí aún más entre las sábanas de modo que lo único que asomaba en la cama era el comienzo de mi pelo. Tenía que calmarme, como me tocara y viera que estaba temblando todo se habría echado a perder. 
Sentí cómo el colchón se hundía al recibir un peso extra y supe que se había sentado a mi lado en la cama, di gracias a Dios por estar tumbada de espaldas y esperé.
Un segundo, tres, seis, diez, se me estaba haciendo eterno, hasta que finalmente sentí cómo el peso se inclinaba sobre mí y a continuación, sus labios se posaban sobre mi mejilla para recibir el beso de buenas noches.
Juro que no recordaba la última vez que me había sentido tan aliviada como aquel momento, sus pasos se alejaron y escuché el sonido de la puerta al cerrarse. Instintivamente llevé mi mano al corazón que latía desbocado y solté el aire respirando agitada.
Me deshice de toda la ropa de cama que me envolvía y me coloqué el chaquetón que había escondido bajo el escritorio de mi amiga. Levanté el cristal de la ventana y sin pensarlo mucho más y deseando irme de allí de una vez, salí a través de ella encontrándome segundos después sobre el tejado.
Con cuidado fui avanzando hasta llegar a la pequeña enredadera que crecía alrededor de una valla encrucijada de madera y lentamente fui descendiendo hasta pisar tierra.
Al fin pude respirar tranquila y saqué el teléfono móvil del bolsillo de mis vaqueros marcando el número de Christina, pasó casi un minuto hasta que ésta se digno a corgerlo.
- ''¿Cómo ha ido todo?'' - dijo con cierto nerviosismo.
- Bien, da gracias a Dios a que no se ha dignado a destaparme porque he tenido una suerte muy poco propia de mí. - exhalé un breve suspiro. - Me ha dado el beso de buenas noches y ha salido de tu habitación, ya estoy en la calle de vuelta a mi casa.
- ''Uff, menos mal''
- ¿No podías habérselo pedido a Helena? - pregunté con cierto tono irritado.
- ''Es que Helena tiene el pelo demasiado rizado, se hubiera dado cuenta en seguida, además, no lo hubiera hecho ni de coña.''
- Ya, olvidaba que yo soy la amiga estúpida que hace todo tipo de favores por muy tontos y arriesgados que sean, estoy muerta como nos pillen ¿sabes? - bufé. - Eres imposible, Christina ¿no podías haber hecho esto el fin de semana?
- ''¿Quieres dejar de quejarte? ¡ha salido todo redondo!''
- Lo que tú digas... - refunfuñé cambiando de acera rápidamente, había oscurecido y el frío se habia intensificado, además Alfredo me envió un mensaje en cuanto llegaron a Latinoamérica con la dirección de la página donde poder escuchar la entrevista donde Justin sacaría la verdad a la luz y no debía de faltar mucho para que comenzase, no me terminaba de creer que me hubiera dejado liar por Christina para hacer aquello. - ¿Dónde estas, por cierto?
- ''Ryan, ¿dónde estamos?'' - preguntó seguramente desde el asiento del copiloto. - ''Casi hemos llegado a Stratford, no me puedo creer que vaya a pasar la noche y mañana en casa de Ryan... recuerda que a las seis de la madrugada le enviaré un mensaje a mi madre para decirle que he salido antes para terminar un trabajo en tu casa antes de ir a clase, después simplemente la llamaré diciendo que comeré en tu casa también y volveré para estar allí por la noche''
- Genial, y si te pillan toda la culpa irá para mí, ¿qué pasará si llaman desde el colegio para preguntar dónde estas?
- ''No van a llamar, ____'' - fui capaz de escuchar la risa de Ryan de fondo. - ''Estan hartos de anotar mis ausencias por hacerme la enferma, hace tiempo que dejaron de avisar a mi madre por ello, siempre estaba en casa''
Puse los ojos en blanco cruzando una esquina, casi no me había dado cuenta de que estaba andando a paso ligero, como si estuviese huyendo de alguien, mis pasos retumbaban a lo largo de la solitaria calle.
- Esta bien, pásalo bien y no hagas ninguna tontería. - le advertí. - Dile a Ryan que es un mal ejemplo.
- ''Por supuesto que me lo voy a pasar bien... ¡Ryan! ¡no!'' - la oí reír al otro lado del teléfono y sonreí casi al instante sintiendo una punzada de envidia. - ''Pon las manos en el volante, tonto. Te dejo ____, te quiero muchíííííííííísimo, te quiero, te quiero, gracias por cubrirme, pásalo bien mañana en clase, ¡adiós!''
Un pitido continuo me avisó de que Christina acababa de colgarme, mojé mis labios sin poder evitar sonreír y miré la hora en la pantalla de mi móvil, casi eran las once de la noche, estaba a punto de empezar el programa.
Sin pensarlo dos veces eché a correr hacia casa, había pocas personas en la calle lo que favorecía el hecho de resaltar por estar prácticamente dando carreras a lo largo de las aceras, bajo la mirada de algunos curiosos que paseaban, llegué al portal de mi casa abriendo la puerta torpemente con mis llaves adornadas por cientos de llaveros y corrí escaleras arriba ignorando las voces de mi primo llamándome.
Me deshice de mi abrigo y abrí rápidamente el portátil encendiéndolo y desesperándome por momentos. Mientras iniciaba sesión, revisé mis mensajes, Justin me había dejado uno hace poco.
De: Justin
''Siento no haberte avisado personalmente pero Anna me dejó el móvil completamente sin batería. Estoy nervioso por la entrevista, espero que todo salga bien, pase lo que pase necesito que sigas a mi lado, y no creo que esta noche podamos hablar porque llegaré al hotel muy tarde y no quiero que te quedes despierta esperándome ya que mañana tienes clase, así que hablaremos mañana por la noche, preciosa, si necesitas hablar conmigo, déjame un mensaje en WhatsApp e intentaré responderlo lo antes posible después de la entrevista. Te quiero :)''
No paré de sonreír ni un solo instante mientras leía el mensaje y me apresuré poco después en poner la dirección que Alfredo me había dejado para escuchar la entrevista por la web.
Después de averiguar cómo funcionaba, cliqué en el directo y pasaron unos segundos hasta que la música que abría el programa comenzó a sonar. Alcancé mis cascos para no molestar y los conecté al portátil escuchando el comienzo de la entrevista. Al principio no entendía nada de lo que estaban hablando ya que era el idioma típico de allí, pero supuse que cuando fuera a comenzar la entrevista con Justin, hablarían en inglés y así fue, aunque me despistara el hecho de que iban traduciendo cada cosa que decían segundos después, pude ser capaz de enterarme.
<< << << << << << <<
- Buenas tardes y bienvenidos, en la entrevista de hoy tenemos al cantante e ídolo adolescente Justin Bieber.
- Hola chicos.
Sonreí.
- Muy buenas Justin, ¿hace cuánto has llegado a Latinoamérica?
- Pues hace un par de horas de hecho, aún no he pisado mi hotel. - dijo entre risas.
- Vaya, tienes que estar muy cansado, aunque tus fans parece que no lo estan, ¿tienes idea de cuánto llevan haciendo cola en la entrada de los recintos en los que se va a dar tu actuación?
La entrevista continuó como cualquier entrevista de radio normal, hablaron sobre todo acerca de la gira y de las distintas ciudades por las que pasaría, Justin explicó por encima cómo serían sus conciertos e hicieron algunos chistes sobre la comida, la política y las costumbres en Latinoamérica, Justin parecía cómodo y para nada nervioso, hubo momentos en los que creí que no iba a decir nada, pero cuando sentí que poco a poco se me cerraban los ojos llegó la pregunta.

- Pasemos a cuestiones un poco más personales, ¿te importa, Justin?
- En absoluto.
- Recientemente ha ido circulando por internet un vídeo que ha dado bastante de qué hablar. Todos teníamos por cierto que salías con una de tus fans, _____ Brooks por lo que nos han comentado, una chica linda y que ha recibido una buena aceptación por gran parte de tus fans, algo difícil comparando con tus anteriores relaciones.
- Así es.
- ¿Eres consciente de que tu telonera ha extendido el rumor sobre una supuesta relación entre vosotros dos?
- Lo soy.
- ¿Acaso estas saliendo con ambas? - rió el locutor.
- Para nada, actualmente es cierto que estoy saliendo con _____, y espero que así siga.
- ¿Y qué me dices acerca de lo que nos contó la joven Ariana Grande? ¿acaso es mentira y se lo inventó todo?
Sonreí para mí misma, había llegado la hora de que las cosas volvieran a su sitio y Justin lo dejase todo claro, seguramente el hecho de que Ariana hubiera mentido a todas las revistas y programas del corazón dándoles noticias falsas quitaría algo de hierro al asunto de mi pelea con Katia. Aquello me tranquilizó y aguanté la risa tratando de no hacer ruido para escuchar bien la entrevista.
- Lo cierto es que todo se interpretó de forma incorrecta, aunque admito que Ariana se expresó realmente mal, cuando ví el vídeo el otro día hasta yo me quedé impactado con él porque lo contó de una forma en la que no dio a entender realmente lo que ocurre, pero ella y yo ya hemos hablado y esta todo aclarado.
- Pero según el vídeo, Ariana confirmaba tener una relación amorosa contigo, ¿cómo se pudo malinterpretar eso?
- Es cierto que Ariana y yo mantuvimos una relación, pero en el pasado, y no duró demasiado tiempo así que no fue del todo seria. - dijo incómodo.
Mi boca estaba prácticamente abierta, no tenía ni idea de qué era exactamente lo que sentía en aquel instante, aquello no me lo había advertido Justin, era imposible que fuese real, yo misma ví cómo se conocían en el estudio, era imposible que... espera, el estudio.
Hice memoria recordando cuánto me había enfadado al verle coquetear con Ariana mientras se miraban entre ellos, aquel había sido el momento en el que me había ido muerta de celos. ¿Y si Justin no quiso contarmelo entonces? Sentí una fuerte opresión en el pecho y cubrí mi boca con la mano sin saber cómo debía reaccionar ante aquello.
- ¡Esto es nuevo! Así que tambien saliste con la joven cantante que ahora es tu telonera, dime algo, ¿no se siente tu novia algo insegura de que tengas a tantas de tus ex tan cerca? - rió de forma exagerada.
Rápidamente presioné el botón de apagado haciendo que la pantalla se volviese negra y me quedé allí plantada sin mover un sólo músculo durante varios minutos, dándole mil vueltas a la cabeza, los pensamientos se sucedían a la velocidad de la luz. ¿Por qué no me había contado nada? Todas las piezas encajaban ahora, era por eso que Justin había insistido tanto en hacerse pasar por el novio de Ariana, ¿y si la seguía queriendo? ¿y si al volver a tenerla cerca se había replanteado el continuar conmigo? 
Pero si era verdad que Justin me lo había ocultado, eso supondría que también me había mentido en cuanto a que no sabía que Ariana y Katia eran primas, todo aquello implicaba demasiadas mentiras y sentía los latidos de mi corazón en la garganta mientras lo pensaba, no podía ser cierto. Él me dijo que podía confiar en él, ¿por qué me ha hecho esto de golpe? le dije cuáles eran mis miedos, él me calmó, me convenció de que con él no tenía que preocuparme, por fin había logrado confiar en él y de pronto pasaba esto.
Volví a abrir el portátil mordiendo fuertemente mi labio inferior reteniendo las lágrimas a duras penas y abrí el Skype bloqueándo rápidamente a Justin, no podía dejar que volviera a comerme la cabeza, al final acabaría siendo yo el juguete roto.
Me levanté rápidamente llendo a por mi teléfono móvil, tenía que aislarme de él, tenía que hacerle comprender que no soy de esas chicas que se quedan mirando mientras ve cómo su chico hace lo que le da la gana con su relación arreglándolo con un par de palabras bonitas.
Busqué su contacto en WhatsApp bloqueándolo también desde el móvil, entré en la aplicación de twitter para hacer lo que jamás me hubiese visto capaz de hacer y dejé de seguirle para que no pudiera enviarme mensajes. Sentí cómo una pequeña lágrima lograba escaparse y rodaba lentamente por el contorno de mi mejilla hasta mi barbilla y tiré el móvil en la cama lejos de mí para hacerme un ovillo sobre ella abrazándome a la almohada. No sé cómo había podido llegar a pensar que todo aquello podría salir bien.
Ahora llegaba el momento en el que todos comenzaban a criticarme por haber separado a una pareja feliz, tan perfecta como ellos, finalmente acababa siendo yo la mala, la que había agredido a la ex de mi novio, a la que todo el mundo se le echaría encima. ¿Cómo me había metido en todo esto? Yo simplemente...
...me había enamorado.


Capítulo 51 - Inalcanzable.


{Capítulo 51}
Tuve que hacer malabares para conseguir abrir la puerta de casa completamente cargada de bolsas del supermercado. Cerré detrás de mí con un ligero movimiento de talón e iba notando cómo poco a poco se me iban resvalando algunas de las bolsas.
Suspiré con impaciencia mientras aupaba todo lo que tenía en brazos y colgando de éstos mientras me tambaleaba en dirección a la cocina cuando escuché el inconfundible sonido de mi primo jugando a la Xbox.
- Tú no te preocupes por mí, no hace falta que me ayudes, no estoy a punto de morir aplastada por cientas de bolsas del super, no te muevas y quédate tranquilamente jugando. - dije con un tono exageradamente irónico.
- Guay. - respondió él simplemente sin despegar su mirada de la pantalla.
Puse los ojos en blanco dejando todo en el suelo de la cocina y me dispuse a colocar toda la comida en su lugar correspondiente, no sabía ni cuál era mi estado de ánimo en alquel momento. Las primeras horas de clase habían ido bien hasta que en el recreo, algunas chicas sin pelos en la lengua se acercaron a preguntar si mi relación con Justin había sido una farsa. Desde luego, no pensaba ponerme a contar mi vida privada, pero tuve curiosidad por saber de qué hablaban y fue cuando me enseñaron un vídeo en el que Ariana confirmaba estar saliendo con Justin y desmintiendo su relación conmigo. El mundo se me había echado encima, aquel vídeo circulaba por todo internet.
El resto del día lo pasé huyendo de la gente para no tener que afrontar más aquellas preguntas, Justin me había enviado un ramo de flores aquella misma mañana, todo lo que estaba pasando tenía que ser un error, un montaje.
 Al encontrar las bolsas de patatas fritas favoritas de Will, no dudé en tirárselas a la cabeza. Su quejido fue todo lo que necesitaba para quedarme satisfecha, no pensaba guardar ni una de sus porquerías.
Una vez ordenado, miré la hora, ya casi había llegado el momento para hablar con Justin por Skype, decidí subir a ducharme antes y corrí subiendo las escaleras de dos en dos hasta el cuarto de baño.
Saqué el móvil de mi bolsillo y leí por enésima vez el mensaje que me había enviado, pidiéndome que no creyera lo que se decía de nosotros. Exhalé un corto suspiro mientras subía el volumen de la música dejándola en orden aleatorio y comenzaba a desnudarme. Dejé que el agua caliente corriera y me metí poco a poco sintiendo cómo mis músculos se relajaban completamente bajo la pequeña cascada de agua.
¿Cómo había podido pensar que iba a ser capaz de creer lo que la prensa había dicho con todo lo que había pasado con él? Después de la experiencia que había tenido, que no era mucha, sabía a la perfección que su palabra era la única que valía conmigo.
''No te engañes, si no te hubiese mandado ese mensaje aún estarías comiéndote la cabeza'' me dije a mí misma.
Decidí dejar la mente en blanco para el resto de la ducha, no iba a emparanoiarme más, en cambio tenía que decidir si mi excursión al orfanato iba a ser buena idea, quizás no pudiera encontrar nada, pero sentía que de algún modo tenía que pisar a ese sitio, no tenía ni idea acerca de mis primeros meses de vida.
Al terminar de ducharme, enrollé una toalla alrededor de mi cuerpo y coloqué otra más pequeña en mi pelo. Cogí mi teléfono móvil aún con la música puesta llevándolo a mi habitación y ví que había dejado el ordenador sobre la cama, lo encendí desinteresadamente dejando que se iniciase y fui sacando el pijama de los cajones cuando Skype me avisó de que había gente conectada, Justin intentaba contactar conmigo antes de la hora. Sonreí para mí misma decidiendo que iba a probar algo y le dí a aceptar haciéndome la loca y caminando por la habitación como si nada en toalla. Como me temía, Justin guardaba silencio para que no me diese cuenta de que la cámara de mi ordenador me estaba traicionando.
Aguanté la risa de espaldas al ordenador y abrí la toalla sin llegar a quitármela quedándome así unos segundos.
- No, creo que me vestiré en el baño, hace frío aquí. - dije en voz alta volviendo a enrollarme la toalla.
- ¿Qué? Venga ya. - se escuchó su voz a mis espaldas.
Reí divertida girándome y encontrándole en mi pantalla observando con una sonrisa pícara.
- Eres un mirón. - me burlé.
- Sé que lo has hecho a propósito. - dijo entre risas.
- ¿Y por qué estabas tan callado como queriendo evitar que supiese que estabas ahí? - arqueé las cejas y él ensanchó su sonrisa.
- Por si acaso continuabas, oye uno se siente solo tantas noches en una cama tan grande. - dijo como si aquello fuese la excusa perfecta. - Pero te prometo que cuando vaya a casa estas navidades, no te dejaré dormir ni una sola noche.
Una fuerte sensación de lujuria me recorrió por todo el cuerpo haciendo que se me cortase la respiración, de nuevo, me había dejado sin saber qué decir, tenía que desviar el tema a lo que realmente necesitaba saber o podría pasarse así toda la noche.
- Creo que tienes algo que explicarme. - le dije intentando no parecer muy seria.
A Justin le cambió la cara de repente, aquello no me estaba gustando un pelo.
- ¿No podemos hablar antes de cómo te ha ido el día? ¿te gustaron las flores?
Giré mi portátil para que pudiera ver el jarrón repleto de flores que había sobre mi escritorio.
- Son realmente preciosas, ha sido un detalle muy bonito Justin, pero necesito hablar sobre ese vídeo.
- ¿Te refieres a Ariana? - me dijo entonces sentándose sobre la cama con las piernas cruzadas y alejando un poco el portátil de él.
Asentí en silencio y él se quedó unos instantes sin decir una palabra, tan sólo mirándome con la cabeza apoyada en su nudillo.
- Para mí también ha sido una sorpresa, cuando he ido a quejarme a Scooter me he encontrado con que él no tenía ni idea, así que hemos traído a Ariana y a su tío, han montado todo esto para incrementar la fama de la música de Ariana, aunque ellos lo toman también como venganza por lo que le hiciste a Katia.
Mordí mi labio tratando de asimilar todo lo que me estaba contando, sentí cómo poco a poco se me iba creando el dichoso nudo en el estómago.
- Pero no pueden hacer eso... - murmuré.
- Como poder, pueden hacerlo perfectamente, aunque no es legal sin nuestro consentimiento, pero nos han... amenazado con hacer pública la historia de tu pelea.
- Me da igual, es lo que pasó, además ni que la hubiera lisiado.
- A mí no me da igual, si queda como una ruptura no pasará mucho, pero los medios exageran todo, y como te vean como una ''agresora'' estarán todo el día detrás de ti, y dirán cosas horribles, no quiero que pases por eso.
- Justin, la mitad de la población femenina se habrá peleado con la ex de su novio unas quinientas veces, no es nada del otro mundo, de la otra forma sin embargo, estarás engañando a todos, y tal vez tengas que hacer cosas como... - se me quebró la voz tan sólo con imaginarlo aún así no abandoné mi expresión de enfado.
- ¿Besarla?
- Y no podrán vernos juntos en público, tendremos que escondernos.
- Pero podremos pasar por ello juntos, si dejo que tu historia salga a la luz irán a por ti, le darán mejor fama a Katia por ser la supuesta víctima.
- Me importa una mierda, Justin.
- ¡No pienso dejar que gilipollas como Perez Hilton difundan que eres una jodida agresora! ¡No te voy a dejar sola con ellos, joder! - levantó el tono de voz y mordí mi labio con fuerza, la idea no paraba de llamar a la puerta.
No lo digas, no lo digas, no lo digas.
- Es como si de verdad quisieras aparecer como el novio de Ariana. - lo solté.
Él entreabrió los labios mirándome completamente serio, el corazón comenzó a irme a mil de golpe y tragué saliva instintivamente, no hacía más que poner pegas, ¿acaso no sabía que aquello supondría hacer manitas en público? ¿besos? ¿de verdad estaba dispuesto a hacerse el enamorado de otra que no era yo simplemente para que la prensa no se me echara encima durante un tiempo?
- ¿Qué? - preguntó endureciendo su expresión, tal vez dándome una nueva oportunidad de que corrigiera aquel error.
Me estaba sacando de quicio, sentía que iba a explotar en cualquier momento, y esta vez él no estaba realmente presente para calmarme en mis berrinches. Ví entonces algo moviéndose detrás de Justin, Alfredo no llevaba ninguna ropa.
Agaché la cabeza tapándome los ojos y una leve sonrisa asomó en mi rostro, al menos mis ganas de gritarle acababan de disminuir notablemente.
- Fredo, ¿qué cojones haces?
- Lo que tú esta mañana, para que veas lo molesto que es, ahora te aguantas. - decía con cierto tono de satisfación.
- ¿Quieres taparte? estoy hablando con ____ . - replicó Justin.
Esta vez no pude evitar una leve risa al escuchar la breve exclamación de Alfredo al darse cuenta de que era cierto y esperé a que Justin me avisara para volver a levantar la mirada con una pequeñísima sonrisa con la que le contagié. Decidí tranquilizarme.
- Si desvelan lo de la pelea no será tan grave, estas exagerando, todo terminará olvidándose al cabo del tiempo.
- A Chris Brown le siguen recordándo lo que le hizo a Rihanna por muy buen hombre que sea ahora.
Justin y su facilidad para sacarme de quicio con un par de palabras.
- Dios, Justin, ¿en serio estas comparando la violencia de género con un maldito tirón de pelos?
- Sólo me estoy preocupando por ti.
- ¿¡Y por qué parece que sólo buscas excusas para tomar el camino fácil!? ¿Te das cuenta de los fans que puedes perder si se enteran que estas teniendo una relación de mentira?
- ¡Es que no estoy buscando excusas! - casi escupió desviando su mirada. - ya volvemos otra vez con la historia de tus desconfianzas.
Me volví a repetir a mí misma que si peleábamos, él no estaría a mi lado para tratar de calmarme, no sirvió de nada.
- Estoy harta de que me hagas parecer la mala, Justin, simplemente no quiero que andes morreándote con ella, ¿es tan difícil de comprender?
- Yo sólo quiero protegerte de que te ocurra lo mismo que en Nueva York multiplicado por dos y sin estar allí, contigo, pero pones por delante tus malditos celos.
- ¿¡Y si te hacen besarla!?
- ¡No va a significar nada!
Estaba claro, aquello era lo que quería, no iba a tener en cuenta lo que le decía, se le había metido en la cabeza y sería aquello lo que haría. Algo dentro de mí comenzó a resquebrajarse muy despacio.
- Haz lo que te de la gana. - y cerré la tapa del portátil con brusquedad.
Me crucé de brazos casi tiritando, me había olvidado por completo de que aún seguía en toalla. Con aquel nudo en el estómago, busqué mi ropa interior y el pijama y comencé a vestirme. Me dirigí al cuarto de baño una vez más para tratar de secar mi pelo pero no dejaba de torturarme a mí misma. Realmente iba a hacerlo, y necesitaba hacerle cambiar de opinión. Luché contra mí misma por no ir a por el teléfono cuando comenzó a sonar, tenía que mantenerme firme, ya le había explicado mis razones para que no escogiese aquel camino y no había servido de nada. ¿Para qué pedía opinión si al final iba a terminar por ignorar lo que pensaba al respecto?
Enchufé el secador y el tono de llamada se vio ahogado por el irritante sonido del aparato. Tal vez había vuelto a comportarme como una cría.
Me debatí si volver a mi cuarto y ver si Justin continuaba conectado.
- No pienso arrastrarme. - me dije en voz alta.
Es cierto que lo de dejarle así había estado completamente fuera de lugar, había terminado por coger otra de mis rabietas, no comprendía ni como Justin lograba aguantarlas.
Paré entonces el secador observando mi reflejo en el espejo. Yo le quería, y tenía que hacerle ver que aquella no era la forma más adecuada de salir de aquel bache, y tal vez Justin buscase aquello de hacerse pasar por novio de Ariana, pero si así era no podía dejar que ocurriese.
Me quedé pensativa durante unos segundos y terminé abandonando el secador de pelo sobre el lavabo maldiciéndome a mí misma mientras volvía rápidamente a mi cuarto, menuda forma de perder la dignidad.
Abrí el portátil y éste dejó ver la página por la que lo había cerrado, Justin había tratado de contactar conmigo como cinco veces. Sonreí para mis adentros, esto dañaba un poco menos mi orgullo.
Con la respiración temblorosa y sin ni si quiera saber cómo comenzar a convencerle, pulsé el botón de videollamada y faltaron segundos para que la imagen de Justin volviera a aparecer en mi pantalla.
- No vuelvas a hacer eso, por favor. - susurró. - Siento una impotencia enorme, no vuelvas a hacerlo.
- Lo siento. - murmuré. En ocasiones como aquella odiaba no poder abrazarme a él, cogí aire y poco a poco comencé a defender mi posición de una forma un tanto menos histérica. - Sé que sólo te preocupas por mí, sé que crees que de esta forma me proteges, pero si te digo la verdad sufro más viéndote en todos lados con otra chica que el hecho de que vengan a por mí, tú lo llamarás celos pero es puro miedo a perderte. - Él dulcificó su expresión mientras me escuchaba sin decir nada. - Puede que sea peligroso, pero algún día tenía que pasar por esto, tienes que confiar en mí, conseguiré hacerle frente, no va a pasarme nada, te tengo a ti y a mis amigos aquí.
- El mismo miedo que tú le tienes a que me vean con Ariana es el que le tengo yo a que termines cansándote de tener que soportar toda esta mierda, ____.
Dios, necesitaba abrazarle más que cualquier cosa en este mundo.
- Yo te quiero. - esbocé una débil sonrisa cuando ví que Justin alargaba la mano hacia la pantalla, el tenerle tan lejos comenzaba a ser prácticamente insoportable.
- Sé que me quieres, pero es muy duro para una persona humana aguantar todo esto, no existe la privacidad, quizás ahora lo veas improbable, pero al final puedes terminar odiando esta vida, y es la única que puedo ofrecerte.
- Y quizás ahora tú lo veas improbable, pero soy capaz de adaptarme a ella con tal de tenerte conmigo, y vas a tener que confiar en mí. - lo dije convencida, pero él parecía seguir indeciso. - Justin, déjame demostrártelo, sé que puedo con esto pero tienes que darme la oportunidad.
La voz de Alfredo volvió a escucharse de repente y Justin puso los ojos en blanco mostrando desesperación.
- ¡Justin! ¿¡dónde esta la caja de galletas que te dije que no tocaras!?
Justin giró la cabeza levantando la voz para poder responderle.
- ¡Se las ha comido el gato! - reí y él me miró con una media sonrisa. - Es cierto, lo prometo.
- ¡Como vuelvas a tocar mis galletas lamentarás haber nacido!
Me cubrí la boca tratando de que no se escucharan demasiado mis carcajadas y Justin sonreía observándome. Paré poco a poco sin quitarme de la cara una estúpida sonrisa.
- ¿Qué? - le pregunté medio riendo ya que veía que no decía nada.
Él se encogió de hombros.
- Echaba de menos tu risa.
Sentí cómo mis mejillas iban poco a poco cobrando más color del deseado y bajé la mirada con timidez.
- Entonces... - musité.
- Lo haremos a tu manera, - me puse la mano en el pecho del alivio, al menos había logrado convencerle, no era tan cabezota como le creía. - lo más seguro es que después de denunciarte terminen poniéndote una multa, yo me haré cargo de eso, tú solo intenta no hacer caso a...
- Los ignoraré por completo, nada de lo que digan podrá afectarme, te lo prometo. - le tranquilicé.
- Y si lo hace...
- Hablaré contigo y se me pasará todo igual de rápido que vino.
- ¿Y si no consigues contactar conmigo?
- Llamaré a Ryan y me contará un chiste malo. - dije pensando con rapidez.
No sé ni cómo lo hice, pero pareció convencido con aquello, me sonrió de esa forma tan suya y asintió, las ganas de abrazarle no iban más que en aumento pero por el momento me conformé con verle sonreír.
- Gracias por estar en esto conmigo.
- No me voy a ir, Justin, y coseguiré convencerte de ello.
- No sabes cuánto te quiero.
- Seguro que lo supero.
Rió leve echándose hacia atrás en la cama y apoyando su espalda contra la cabecera de ésta para terminar de acomodarse.
- Echo de menos tu pijama de gatitos.
- Pero si casi no me lo ponía. - insinué arqueando una ceja.
- ¿Y qué llevabas por las noches entonces? - esbozó una sonrisa pícara que me provocó una estúpida risita.
- Lo sabes perfectamente, Justin. - negué con la cabeza sin dejar de sonreír ni un segundo.
- Es que no me acuerdo, ¿me lo recuerdas? ¿qué solías llevar por las noches?
Era bueno, tenía que admitirlo, conseguí ponerme tonta en cuestión de segundos, pero yo también sabía jugar a ese juego.
- A ti, te llevaba sólo a ti, eres más cálido que un pijama. - pestañeé un par de veces tras decir esto y él mojó sus labios conteniendo su sonrisa, fue cuando supe que estaba teniendo efecto. - Además me encantaba ser lo único que llevases tú también, así podía sentirte al completo, sin ninguna ropa que estorbase.
Cogió aire expulsándolo muy lentamente, estaba a punto de estallar en risas, me lo ponía demasiado fácil.
- Esto que haces no es nada justo.
- Puedo hacerlo mejor, pero supondría decir cosas muy muy muy sucias. - insinué sonriéndole seductoramente.
- Creo que podré soportarlo. - dijo casi en un suspiro mordiendo su labio inferior.
- Haz el favor de bajarle el volumen al portátil antes de seguir con esa conversación, o ponte los cascos. - sonó de nuevo la voz de Alfredo un poco más alejada. Vi cómo Justin sacudía su cabeza mirando más allá apretando sus dientes y separando los labios en una mueca de apuro.
- Vale, lo siento, Fredo.
Sin poder aguantarlo más, estallé en carcajadas siendo consciente de que acababa de ponerme roja como un tomate y escondí mi cara entre las palmas de mis manos escuchando también la risa de Justin.
- Cambiando de tema, cuando te envíen los papeles para pagar la denuncia, reenvíalos a mi nombre.
- Pero Justin, la culpa fue mía, la denuncia es justa.
- No le voy a hacer pagar a tu tía una denuncia por la paliza que le diste a mi ex. - exclamó entre risas.
- Oye, podría pagarla yo de no ser porque me dejaste prácticamente sin blanca, quién me manda a mí a hacerme fan de alguien cuya entrada a los conciertos cuestan un ojo de la cara. - su risa se intensificó mientras me escuchaba y le saqué la lengua haciéndole burla. - Que sepas que dormí en la calle y me hice amiga del guardia de seguridad, se llamaba Ron, y me quería tanto que por las noches cuando me echaba de menos, me apuntaba con la linterna en la cara.
Justin estaba a punto de ahogarse en su propia risa, no podía dejar de mirarle. Entonces alguien me agarró del hombro y estuve a punto de sufrir un infarto. Era mi primo que se asomaba a la pantalla de mi portátil.
- Una cosa, si no quieres que mi madre pague una denuncia, entonces supongo que tampoco te gustaría que comprase un coche nuevo, ¿no?
- ¡WILL! -grité.
Justin mantenía una expresión divertida mientras miraba a mi primo.
- ¿Un coche nuevo? - le preguntó sin recuperarse aún del ataque de risa.
- Y escucha mis raps, seguro que te convencen para contratar una colaboración conmigo en alguna de tus canciones.
- Claro colega, dile a tu prima que los envíe a mi dirección de correo.  - rió.
- ¿Se puede saber cuánto tiempo llevas ahí espiándome? - le pregunté con un tono acusatorio.
- El suficiente como para que hagas mi turno de limpiar los platos y hacer la compra durante unos meses. - y un segundo después de decir eso esbozó una sonrisa perversa.
- Ni en sueños, ¡lárgate de mi cuarto! - exclamé dándole un empujón.
- Hmmmm Justin, te voy a decir cosas muy muy sucias, hmmmm... - dijo en un intento fallido de imitarme agudizando la voz exageradamente. - Sin ropa, puedo sentirte al completo arrrrgh.
- ¡¡¡WILLIAM!!!
Sin poder aguantarlo más, y sabiendo a la perfección que el rubor de mis mejillas había pasado a extenderse por toda mi cara, me levanté de la cama empujando a mi primo hacia la salida mientras oía la risa descontrolada de Justin a mis espaldas.
- No te preocupes tío, solía hacer lo mismo, sólo que ahora lo hace con un tú de verdad y antes... le hablaba a los pósters. - le decía Will al portátil mientras era arrastrado por mí hacia la puerta, la cual cerré en sus narices apoyando poco después la espalda. Su voz sonó a través de ella.- ¡ME GUSTAN LOS PORSCHE AUNQUE CON UN FERRARI TAMBIÉN SERÍA FELIZ!
Cerré los ojos exhalando un profundo suspiro el cual aproveché para soplar un mechón de pelo que tenía en la cara.
- Me cae muy bien tu primo. - me dijo con una sonrisa que comenzó a resultarme irritante.
- Cállate. - le ordené derrumbándome sobre la cama e inclinándome segundos después para poder ver a Justin. - Y que sepas que no le hablaba a los pósters.
- Ya, claro. - sonrió cómplice guiñándome un ojo.
- ¡Es cierto!
- Sí, sí, yo te creo. - dijo volviendo a guiñarme un ojo de una forma un poco más exagerada.

Capítulo 50 - Inalcanzable.


{Capítulo 50}
Entré en clase sin mirar a nadie a la cara, me estaba poniendo verdaderamente nerviosa toda aquella situación, había sido poner un pie en el instituto y recibir la atención por parte de todo el mundo, miles de ojos puestos en mí y murmurándose cosas entre ellos. Mis amigos también lo habían notado, Christina se empeñaba en que era algo bueno, pero yo había vuelto a clase para continuar con una vida normal. Nosotros no estábamos acostumbrados a que todo el mundo estuviese al tanto de lo que hacíamos, siempre habíamos ido por nuestra cuenta, aunque nos llevábamos bien con todos. Bueno, con casi todos.
Resoplé una vez más al recordar a Leslie, aquella chica con su grupito de amigas me había estado haciendo la vida imposible desde que comenzó el instituto, o mejor dicho, desde que comencé a salir con John.
- Muy bien chicos, tomad asiento y dejad las tonterías, las vacaciones han terminado ya y estáis en vuestro último curso, las cosas van a ponerse muy serias.
Todo el mundo comenzó a coger asiento, algunos curiosos continuaban sus murmullos mirando en mi dirección. ''Ya se cansarán'' me dije.
Helena se sentó en uno de los pupitres y más tarde me senté en el de su lado. Ví a Leslie pasar por el lado de la profesora con su grupito de tontas siguiéndola por detrás y dirigirse hacia a mí tomando asiento justo en frente de mí. Helena me miró resoplando y yo hice como si me cogiera una soga imaginaria en el cuello y me ahorcase allí mismo. Mi amiga se tapó la boca para evitar lanzar una carcajada.
Tuve que disimular rápidamente ya que a los pocos segundos, Leslie se volvió con una sonrisa forzada, llevaría como un kilo de maquillaje, no sé quién era peor, si ella o Katia.
Le dediqué una sonrisa amarga como respuesta por pura cortesía y ella tomó mi mano.
- ¡____! ¿Qué tal ha ido el verano? - exclamó con un tono de voz de lo más agudo. - Bueno, no me lo digas, claro que lo sé, todos lo sabemos - carcajeó exageradamente, mi expresión describía a la perfección lo que sentía hacia ella en aquel mismo momento. - ha tenido que ser genial esa experiencia, y con Bieber ni más ni menos, ¿quién diría que justamente tú serías quién le pescara?
Su compañera rió en aquel momento asintiendo y sentí entonces que Helena me pellizcaba la pierna.
- ¿Gracias? - dije encogiéndome de hombros.
Una nueva carcajada brotó de ambas, aquella situación me estaba poniendo los pelos de punta.
- No las des tonta, apuesto a que te lo has pasado genial por Estados Unidos. - asentí tratando de liberar mis manos de las de Leslie. - Y quería recordarte que me tienes a mí y a mis amigas aquí para todo lo que necesites, ya sabes, movemos bastantes hilos en este instituto, así que si de ahora en adelante quieres salir con nosotras sólo tienes que darme un toque, ¿bien?
- Pero... Leslie, tú me odias. - solté sin pensarlo demasiado. No sé ni por qué se molestó en hacerse la sorprendida.
- ¿Qué dices? por favor, puede que hayamos tenido nuestras diferencias, aunque me quitaras el chico en primero no te guardo ningún rencor, eso ya forma parte del pasado, además, ya hace tiempo que se largó.
- Claro que no me guardas rencor, faltaría más, llevas haciéndome perrerías desde que empezó el instituto. - casi reí.
Helena dejó escapar un breve bufido aguantando la risa y la expresión de Leslie en aquel momento fue para hacerse una foto con ella.
- ¡Anda ya, tonta! ¿perrerías?
- No, lo de robarle la ropa del vestuario para que saliera en toalla al pasillo en tercero lo hiciste porque la querías. - intervino entonces Helena al borde de un ataque de risa.
- ¡Silencio! ¡Por las últimas filas! - exclamó la profesora llamando nuestra atención. - No me hagan separarlas, no he dejado de escuchar sus voces, señorita Brooks, no se crea que porque ahora es usted famosa le voy a consentir la más mínima tontería.
- No lo pretendía, lo siento. - me disculpé ignorando la presencia de Leslie, quien se volvió hacia la pizarra nuevamente y la clase pudo dar comienzo.
En cuanto la profesora se hubo dado la vuelta, ésta se giró rápidamente para dedicarme una nueva sonrisa volteándose de nuevo.
Helena sufría en silencio por no poder reírse mientras yo simulaba dispararme en la cabeza.
Los primeros minutos de clase discurrieron con normalidad, saqué mis libros nuevos y mi libreta, estaba dispuesta a hacer lo posible por continuar con mi vida estudiantil como siempre hasta que pudiera graduarme, me centraría en los estudios y podría escoger mi futuro. Eso haría.
Me dispuse a atender la clase cuando un hombre alto y robusto con un enorme ramo de flores irrumpió llamando a la puerta a pesar de que ésta estaba abierta de par en par llevándose en segundos toda aquella atención que tanto le había costado obtener a la profesora por nuestra parte.
- Siento interrumpir, traigo un paquete para ____ Rose Brooks a nombre de Justin Drew Bieber, no sé si se tratará de una broma, yo sólo...
Todo el silencio fue sustituido por exclamaciones de asombro y murmullos constantes, incluso hubo un par de grititos por parte de las chicas de primera fila que se volvieron hacia a mí. La sangre se acumuló en mis mejillas y comenzaron a arderme, no era posible.
- No, no es una broma, es aquí, - suspiró la profesora con impaciencia - pero estamos dando clase, ¿cómo le han dejado entrar?
- En realidad no me dejaron entrar al principio, pero recibí algo más de dinero con instrucciones de recurrir al soborno si esto pasaba, y el portero lo ha aceptado sin problema.
- Dios mío... - susurré cerrando los ojos sin poder evitar una pequeñísima sonrisa.
- Buen negociante, tu novio. - espetó Helena, lo que hizo que mi rubor se intensificara.
Con cierta incredulidad, la tutora le dejó pasar y el propio chico me las llevó a mi mesa. Era increíble, el tamaño del ramo superaba el del pupitre, lo tomé entre los brazos hundiendo mi rostro en él para inhalar el dulce aroma que desprendía y ví entonces la pequeña nota que sobresalía entre las flores. La tomé leyéndola mientras toda la clase mantenía la atención sobre mí en completo silencio.
''¿Qué son unos kilómetros comparado con lo que significas para mí? Que pases un buen día, preciosa. - J.''
Mordí mi labio soltando una leve risa, sonreía como una verdadera estúpida. La profesora volvió a llamar la atención pidiéndome por favor que guardase el ramo y me salvó de ser el centro de todas las miradas una vez más, releí la nota unas treinta veces y porque me hubiesen reñido si continuaba con aquel pequeño jardín entre mis manos. Con mucho cuidado, lo puse sobre la mochila para que no se estropease y saqué con cuidado el móvil ocultándolo bajo el pupitre y conectándome a WhatsApp, hacía casi una hora que no se conectaba, aún así le dejé un breve mensaje agradeciéndoselo y diciéndole cuántas ganas tenía de que llegara la noche para poder hablar con él.
Cuando por fin me dispuse una vez más a atender, Helena sacó algo demasiado tentador.
- Ten, pásalo bajo el jersey y lo tapas con tu pelo. - me susurró dándome un auricular conectado a su móvil. Observé que ella tenía el otro puesto en su oreja y sonreí, aquello era lo que solíamos hacer en las clases menos importantes, pasábamos las horas escuchando música. Mi sonrisa se hizo más amplia cuando, al colocarlo de forma que no se viera, escuché las primeras notas de ''Mistletoe'', ambas nos miramos. - Que las buenas costumbres no cambien nunca.


·Narra Justin·

Sin pensarlo demasiado, abrí la puerta de la pequeña sala de reuniones de golpe haciendo que impactara sonoramente contra la pared y las dos personas que allí se encontraban se volvieron de pronto hacia a mí. Scooter estaba hablando con un hombre ya de entrada edad, con pelo canoso y barba, parecían haber estado discutiendo algún tema sobre la gira porque en los papeles que había amontonados sobre la mesa se podía apreciar mi nombre en letras grandes.
- Tengo que hablar contigo, es importante. - dije mirando a Scooter a los ojos.
- Sea lo que sea, puede esperar, y más vale que te disculpes por cómo acabas de comportarte. - respondió levantándose de su silla.
- Lo siento, pero no pienso irme de aquí hasta que no me aclares por qué mierdas no puedo confiar ni en mi jodido mánager.
Scooter me miró asombrado sin decir una sola palabra y me mostré impasible sin prestar atención al pobre hombre que trataba de mantenerse al margen de todo aquello, carraspeó un par de veces recogiendo todos los papeles y levantándose también de su asiento.
- No pasa nada, parece ser que este tema no puede esperar, mi caso, sin embargo, si que puede, volveré por aquí mañana. - sonrió colocándose su sombrero encaminándose a la puerta.
- Espere, no tiene por qué hacer esto, el chico va a quedarse fuera y esperará a que terminemos de hablar.
Por mucho que Scooter insistió, el señor mayor no se detuvo y pasó por mi lado dándome una leve palmada en el hombro.
- Espero que puedas resolver lo que te traes entre manos, chaval, y sigue así, mi nieta te adora.
Forcé una sonrisa al escuchar aquello y asentí.
- Muchas gracias, señor.
- Pero bájate el pelo, parece que has metido los dedos en un enchufe. - refunfuñó  mientras salía por la puerta.
Me giré de nuevo para toparme con la expresión furiosa de mi mánager, lo cierto es que no podía evitar sentir cierto terror al verle así, después de todo, era casi como mi segundo padre, pero no iba a dejar que llevase mi carrera como cantante por donde le diera la gana, no de aquella manera.
- ¿Eres consciente de que acabas de parecer un maldito niñato consentido? Tu madre se esforzó en darte una educación y tú se lo pagas así.
- Mira, Scooter, te lo voy a decir bien claro y espero que me escuches bien, ya no soy un chico de quince años que no tiene ni idea sobre la industria musical, he crecido y he aprendido, y te agradezco muchísimo que me hayas orientado desde que era pequeño porque hiciste un magnífico trabajo y porque gracias a ti mi carrera comenzó pisando fuerte, pero acabas de cometer el error más grande de tu vida.
La expresión de Scooter se mostraba más confusa por momentos, aquello me sacaba de mis casillas.
- ¿De qué se supone que estas hablando?
- No te hagas el tonto, maldita sea, ¿cómo has sido capaz de meter mi vida privada en todo esto? Eras tú el que desde un principio me decía que tenía que aprender a separar ambas cosas, ¿es que sólo tuviste en cuenta el dinero cuando tomaste esta decisión y para colmo sin avisarte? joder, ¡tú eras de los pocos que tenían mi confianza!
- Justin, cálmate. - intentó tranquilizarme sin éxito.
La rabia se intensificaba a medida que hablaba y cada vez me acercaba más a Scooter.
- ¡Es mi vida privada! ¡es mi novia! ¿qué pasará cuando se entere? porque si yo no tenía ni idea de que estábais llevando a cabo algo así ella todavía menos, ¿qué pasará cuando lo vea por la televisión? ¿acaso quieres que me deje? ¡tú no tienes derecho a meterte en mi vida amorosa ni a ir publicando mentiras por ahí sólo para promocionar! ¡pensé que te importaba un poco más allá de este trabajo! - grité.
- Justin.
- ¿Ni si quiera has pensado en lo que esto podría suponer para ella? la prensa se le echará encima, mierda, Scooter, ella no sabe defenderse ante los medios de comunicación, con todo este maldito dilema saldrán millones de rumores en su contra y tendrá que afrontarlos ella sola porque ¡se ha ido a Canadá! - era consciente de que cada vez mi tono era más alto, mi mánager me miraba sorprendentemente serio sin hacer una sola mueca. - Me has jodido bien...
- Justin, te juro que no sé de qué estas hablando, voy en serio, no sé qué es lo que te ha puesto así de furioso pero puedo prometerte que no he tenido nada que ver.
Me quedé petrificado durante unos segundos, intentando tranquilizarme después de haber prácticamente explotado y observando a Scooter que me miraba negando con la cabeza.
- ¿C-cómo...? - balbuceé.
- Lo que escuchas, explícame de qué estas hablando porque estoy totalmente perdido.
- ¿No has tenido nada que ver en el tema de Ariana? - pregunté aún confuso para confirmarlo.
Scooter negó con la cabeza y fue cuando no entendí absolutamente nada de lo que estaba pasando, ¿había Ariana decidido salir a la calle a difundir mentiras acerca de mí por su cuenta? Se supone que cuando se simula un romance entre dos artistas era con el fin de promocionar a ambas partes y es algo que los mánagers suelen acordar, pero si ni yo ni Scooter lo sabíamos, ¿qué derecho tenía ella de soltar una bomba como aquella delante de las cámaras?
Fui relatándole a Scooter todo lo ocurrido y todo lo que había visto y oído por la televisión, al terminar de contarle todo aquello su expresión había pasado de la confusión a ser una de completo enfado. No dijo una palabra, se limitó a sacar su teléfono móvil y se alejó de mí pegándoselo a la oreja. Supuse que estaba tratando de llegar al fondo del asunto, así que mientras Scooter hacía aquellas llamadas, cogí mi teléfono buscando entre sus mensajes y ví que tenía algunos nuevos.
Los leí sonriendo casi sin darme cuenta, había recibido el ramo de flores, por lo tanto ahora mismo estaría en clases. Me apresuré a responderla.
''Necesito que hagas algo por mí, sé cómo eres, así que te voy a pedir algo, no creas nada de lo que te diga nadie, esta noche hablaremos y te contaré todo lo que pasa, pero hasta entonces, confía en mí, no creas absolutamente nada de lo que te digan acerca de nosotros, sólo cree en mí, te quiero mucho''


Pasó el tiempo, hacía rato que Scooter se había despegado de su móvil, simplemente estaba sentado y cruzado de brazos, como si estuviera esperando algo, o alguien, supuse que si no me había dicho nada era porque tenía que esperar allí con él, y eso hice. Me distraje con el móvil durante la siguiente media hora hasta que la puerta de la sala se abrió de pronto dejando pasar a un hombre ancho con una barba de más o menos una semana, Ariana le acompañó por detrás con la mirada baja.
- Mason Herbert, te esperábamos. - dijo Scooter levantándose de su asiento.
Yo por el contrario me quedé sentado, observando a Ariana que rehuía mi mirada arrugando su falda con nerviosismo.
- Muy buenas, Scooter, traje a mi sobrina como me pediste, supongo que todo esto es porque ya habréis visto las noticias. - declaró con voz ronca.
- Sí, verás Mason, nos gustaría que nos aclaráseis por qué...
- Por qué cojones habéis vendido una historia a la prensa que afecta a mi maldita vida privada. - interrumpí a Scooter levantándome y acercándome a ellos. Por fin, Ariana me miró directamente, mantenía una expresión de apuro mientras que la de su tío era una completamente tranquila y fuera de presión. Apreté el puño tratando de controlarme. - Habéis arriesgado mi relación por vuestros propios intereses sin antes consultarlo, ella saldrá perjudicada y no ha hecho nada a nadie, si esta mierda fuera sólo conmigo sería menos grave, pero la habéis metido a ella. - Miré a Ariana con furia apretando los dientes e intentando no volver a explotar. - Se supone que era tu amiga.
- Justin, yo no... perdóname, por favor. - suplicó antes de ser interrumpida por su tío.
- Fui yo quien le dijo que lo hiciera, Ariana sólo esta empezando y algo como una relación contigo podría impulsar a los jóvenes a interesarse y buscar más sus canciones, no es algo que hayamos hecho por maldad, es puro márketing.
- Es pura mentira. - levanté la voz y Scooter detectó al instante que había comenzado a perder los papeles, sin pensárselo, agarró mi brazo para que frenase un poco.
- Lo que Justin quiere decir, es que nosotros nunca hemos trabajado así, puede que sea un método efectivo, pero nos gusta llevar su música de forma honesta y sin trampa, una buena forma de hacer que los fans sigan ahí y no dejen de apoyarle es abrirse a ellos y no engañarles, además no habéis tenido en cuenta que el chico tiene una vida amorosa que va a salir perjudicada por todo esto. - Mason parecía aburrirse mientras Scooter hablaba, y mi mánager lo notó. - El caso es que podemos perfectamente presentar cargos contra vosotros y ganar.
- Dios mío. - Ariana dejó escapar un sollozo cruzando sus brazos y frotándolos para entrar en calor, algo dentro de mí se ablandó.
- Comprendo perfectamente tu posición, pero lo cierto es que nosotros hemos llevado a cabo todo esto simplemente para terminar de olvidar los daños físicos a los que sometió la pequeña novia de tu artista a mi hija Katia, y por lo que todos sabemos, una denuncia por agresión es lago más grave, además de que daría bastante de qué hablar.
- ¡Eso es absurdo! - salté de pronto provocando que todos los que había en la sala me mirasen. - Lo que ocurrió con Katia pasó mucho después de que Ariana soltase aquella historia frente a las cámaras, no podéis ponernos contra la espada y la pared con algo que habíais planeado de antes.
Él se acercó a mí con una débil sonrisa en sus labios y puso su mano sobre mi hombro dándome un par de palmadas, le dediqué una expresión de pocos amigos y entonces se acercó a mí bajando notablemente el todo de su voz.
- Tú sólo dime qué puede perjudicar más a tu chica, que se la vea como una animal agrediendo a otra pobre chica indefensa, o que se presente ante todo el mundo como tu exnovia, mi hija pasó por eso frente a los medios, quizás tu pequeña p... - pareció pensárselo dos veces y cambió rápidamente de opinión, aunque eso no hizo que se fueran mis ganas de partirle la mandíbula de un puñetazo. - tu novia, logre afrontarlo.
- ¿Por qué tiene ella que cargar con esta mierda? - me volví entonces hacia ella esta vez con una expresión un tanto menos acusadora - Ariana.
Ella continuó en silencio, me observaba mordiendo su labio inferior, parecía que estaba a punto de echarse a llorar.
Sin saber a qué recurrir, miré a Scooter, el siempre tenía solución para todo, pero aquella vez se le notaba la misma confusión que yo sentía por dentro. Tras unos segundos de silencio, mi mánager se dirigió a Mason.
- Deja que el chico lo consulte esta noche con la almohada y mañana nos pondremos en contacto contigo para ponerte al corriente de lo que hemos decidido hacer. - pidió con un tono neutral.
Mason asintió y se despidió con un gesto dirigiéndose a la puerta no sin antes avisar a Ariana, que se quedó observándome con tristeza.
- Yo...
- Olvídame. - susurré sin mirarla.
Ella dió media vuelta para reunirse con su tío mirándo hacia atrás de vez en cuando y ambos salieron por la puerta.
Estaba jodido.