La suave brisa marina me golpeaba agradablemente la cara despejándola de mi cabello, algo que verdaderamente agradecía. Observaba desde la baja y ancha silla de madera que había dispuesta cerca de la orilla, el brilloso horizonte del océano Pacífico en el cual podía verse reflejada la luna, hacía una noche abierta y para mi sorpresa, lograban distinguirse bastantes estrellas.
Encogí mis piernas doblándolas por las rodillas y las rodeé con mis brazos hundiendo la cara y cerrando los ojos para tratar de calmar los latidos de mi corazón los cuales no sabían si habían sido rovocados por a enorme carrera que había dado llendo hacia allí o por la escena que acababa de presenciar minutos antes.
Traté de comprenderle, había sido demasiado tonta creyendo que tal vez habría una mínima posibilidad de gustarle, es decir, sólo habían pasado tres semanas desde que le conocía a fondo, a saber lo acostumbrado que estaría de las niñitas ilusionadas de su alrededor. No puedo creer que haya sido tan estúpida de unirme a la lista por mi propio pie, en cuanto regrese a Canadá estaré leyendo en revistas cómo pasea con otra crédula para comprarle un vestido bonito.
Suspiré frotando uno de mis ojos contra mi rodilla y sentí cómo mi respiración iba volviendo poco a poco a la normalidad, menudo cumpleaños, necesito una de esas tardes viendo alguna película ñoña con mi tía y un kilo de helado de chocolate urgentemente, cómo la echo de menos.
- La fiesta esta en la otra dirección.
Una voz demasiado conocida me sobresaltó a mis espaldas y me giré rápidamente haciendo desaparecer toda duda, era él. Me observaba de pie con las manos metidas en los bolsillos y con su épica media sonrisa, esa que lograría derretir hasta el más grande iceberg, maldita sea, estoy enfadada con él.
Sin una sola palabra volví a girar mi cara hacia el océano apoyando mi barbilla sobre las rodillas. Distinguí de reojo cómo Justin aproximaba otra pequeña butaca de madera colocándola a mi lado y sentándose con las piernas estiradas sobre la fina arena.
- ¿No tienes frío aquí? - me preguntó en un susurro.
Mantuve mis ojos fijos en el mar controlando mis ganas de soltarle cualquier bordería ya que sé que eso le animaría mucho más. Esperé unos segundos, lo más seguro es que ahora hiciese cualquier gilipollez para tratar de hacerse el gracioso, o se pusiera a la defensiva, igual hasta se enfadaba sin sentido ninguno, era el chico más impredecible que había conocido en mi vida. Aguardé evitando el contacto visual y manteniendo la boca cerrada pero no escuché nada, ni un tono de reproche, ni sus pasos alejándose, nada. Giré lentamente mi cara hacia su lado con curiosidad y tropecé con sus ojos color miel que me observaban divertidos arqueando una ceja y con una diminuta sonrisa apenas percebible.
No pude evitar que aquella expresión me contagiara y una fugaz sonrisa pasó por mi rostro, la borré al instante pero la mantuve el tiempo suficiente como para que Justin se diese cuenta y ensanchara la suya, volví a evitar su mirada ¿qué clase de estupidez es esta?
Tras unos segundos que me parecieron eternos volví a conducir mis ojos hacia él con la cabeza agachada y Justin me imitó rehuyendo mi mirada, solté una corta risa que llamó su atención e hizo que sus ojos volviesen a encontrarse con los míos. Esta vez me quedé mirándole y mi sonrisa fue desvaneciendose poco a poco al recordarle flirteando con aquellas chicas.
- ¿Estas enfadada conmigo? - preguntó por fin.
Asentí muy despacio como respuesta y coloqué un mechón de mi pelo tras la oreja volviendo a admirar el paisaje que había enfrente de nosotros.
- ¿Por qué razón?
- Porque te has atrevido a mentirme a la cara. - respondí sin interesarme lo más mínimo por cual sería su reacción. - Dime una cosa, ¿cuántas chicas en total son ''especiales'' para ti? - pregunté mirándole poniendo especial énfasis en la palabra.
- Bastantes. - respondió simplemente con sinceridad.
Apreté mis labios en una fina línea y sentí cómo la sensación de odio comenzaba a envolverme. Maldito gilipollas. Apoyé mis manos en los brazos de madera de la pequeña butaca con intención de levantarme e irme lejos de él pero su fuerte agarre me lo impidió obligándome a dar un paso atrás y quedarme en pie en frente de él que se había levantado también con asombrosa rapidez.
- Como por ejemplo mi madre, hay muchas chicas que me hacen sonreír a diario y me ayudan a superar los baches, seguro que te suenan, hay unas cuantas por todo el mundo, ellas también son especiales. - me explicó con cierto nerviosismo apretando sus dedos en mi brazo para evitar que me apartara aunque permanecía muy quieta, podía sentir su respiración muy cerca de mi cara. - Pero tú... tú eres distinta.
Me resistí a su agarre lo que hizo que inmovilizara también por el otro brazo e hice lo posible por evitar sus ojos agachando la mirada.
- Mierda, ¿por qué quieres huir de mí cada vez que siento la necesidad de tenerte cerca? Mírame, si no significaras nada para mí te habría dejado ir ya hace mucho tiempo, ¿crees de verdad que iba a molestarme en alguien que esta constantemente confundiéndome por un maldito rollo pasajero? ¿De verdad te piensas que sólo quiero echarte un polvo? ¡Mírame! ¿Es por eso que siempre que trato de acercarme a ti me paras los pies siendo así de fría? ¿Te piensas que no me doy cuenta? ¡Que me mires!
Soltó uno de mis brazos y agarró mi barbilla con fuerza obligándome a levantar la mirada hacia él, su respiración era entrecortada y parecía asustado, había abierto mucho los ojos. Luché interiormente por tratar de parecer dura, pero lentamente me fui venciendo al dolor y me maldije interiormente cuando una lágrima rodó desde mi ojo hacia mi barbilla. Al darse cuenta, Justin relajó su agarre y pude percibir cómo contenía su respiración dulcificando su expresión y soltándo mi barbilla para secar con su pulgar el pequeño recorrido que había dejado mi lágrima a lo largo de mi mejilla. Entreabrió sus labios para decir algo pero parecía que le costaba dirijirse a mí.
- Sé que te ha enfadado lo que he hecho en la fiesta, lo sé porque lo he hecho precisamente con esa intención, sabía que me estabas mirando. Necesitaba... - se interrumpió a sí mismo tomando aire indeciso, noté cómo mi corazón se iba empequeñeciendo por cada segundo.- Quería que sintieses lo que yo cada vez que tú decides ir a flirtear con cualquier niñatejo que te encuentras.
Abrí más los ojos prepleja y sin saber cómo debía tomarme lo que acababa de decirme. Antes de que pudiera articular palabra volvió a hablar.
- ¿Cómo te sentiste al ver que estaba ligando con otras chicas que no eran tú? Yo te lo voy a decir, como una mierda, porque eso es lo que siento yo cada vez que le das la oportunidad a cualquier gilipollas de poder acercarse a ti, ¿te crees que he disfrutado cuando he visto que le dabas vía libre a ese capullo? - comenzaba a alzar su voz de nuevo, pero a diferencia de la vez anterior, ya no me intimidaba, tenía todos mis sentidos puestos en lo que me estaba diciendo y podía sentir cómo poco a poco mi corazón amenazaba con salirse del pecho.- ¿Qué tengo que hacer para que confíes en mí? He tratado de hacerte feliz este tiempo que has permanecido a mi lado, quería hacerte ver lo mucho que me importabas, no te he dado una puta razón para que me trates así. Sé que lo que te preocupa proviene de ella, de Katia, de lo que representa, y estoy harto de intentar demostrarte que no es así como quiero las cosas contigo pero te esfuerzas en encerrarte en tu maldita fortaleza. Que sí, que he tenido cientos de líos, que puedo escoger a cualquiera de ese grupo de gente y llevármela a mi habitación esta misma noche, pero no lo hago, ¿quieres saber por qué?
Hizo una breve pausa a la vez que soltaba mi brazo para dirigir su mano a mi cintura atrayéndome suavemente hacia él sin necesidad de forzarme.
- Porque te he conocido.- susurró.
Cogí aire de repente, no me había percatado de que estaba conteniendo la respiración hasta entonces, le miraba directamente a los ojos sin saber qué decir, tenía una enorme necesidad de abrazarle y mantenerle a mi lado. Confiar plenamente en él es lo que más deseaba en aquel instante, y poco a poco me iba rindiendo. Abrí mi boca tratando de responder a todo aquello pero no encontré palabras, volvió a salvarme segundos después.
- Desde que llegaste ha habido algo dentro de mí que me asustaba y me encantaba al mismo tiempo, algo que iba creciendo cada día, eres la primera persona en mucho tiempo que me ha demostrado que puedo contar con ella, no sé si te habrás dado cuenta pero... cuando eres como yo es muy difícil confiar en la gente que te rodea, y daría lo que fuera porque tú también te sintieses así conmigo. - decía a la vez que levantaba la palma de su cálida mano para darme una suave caricia en la mejilla. - Necesito que me creas cuando te digo que nunca te haría daño.
Sostuve su mirada durante unos segundos y levanté mi mano en un acto reflejo colocándola sobre la suya y entrecerrando los ojos sintiendo cómo me iba relajando poco a poco debido a su contacto. Es increíble cómo podía pasar de ponerme nerviosa a calmarme en tan sólo cuestión de minutos. Definitivamente, confiar en él es lo que más deseaba en el mundo.
- Te creo. - respondí con sinceridad.
Su expresión cambió fugazmente dejándome apreciar una diminuta sonrisa y logré sentir cómo sus músculos se destensaban al mismo tiempo. Cogí la mano que tenía puesta sobre mi mejilla y giré mi cara poder depositar un suave beso en la palma de esta. Él entrecerró sus ojos observándome con dulzura y le miré con una tímida sonrisa.
- Es cierto, no tengo me has dado una sola razón por la que no creer en ti, eres mi mejor amigo y...
- Pero yo no quiero ser tu mejor amigo. - me interrumpió de repente acercándose más a mí hasta casi rozar su nariz con la mía.- Yo no quiero tener que volver a sentir lo que sentí en la gala de premios ni cuando te fuiste a bailar hace un par de horas, yo necesito que seas mía... y de nadie más, necesito cuidar de ti, por favor... - suplicó mirándome a los ojos mientras su corazón latía desenfrenado casi al mismo tiempo que el mío. - Quiero que seas mía.
De no ser porque Justin me sostenía por la cintura juraría que mis piernas no lograrían sostenerme en pie en aquel momento. Me quedé inmóvil, sin saber que decir. Mi mente procesaba todas aquellas palabras una y otra vez a la velocidad de la luz mientras él me observaba entre emocionado y asustado al mismo tiempo. Pasaron los segundos y yo continuaba sin poder contestarle, me encontraba en una lucha interna en la que ambas partes estaban demasiado igualadas, pude ver cómo su rostro se transformaba en una profunda expresión de tristeza y escuché cómo exhalaba un suspiro a la vez que se iba apartando de mí y comenzaba a caminar en dirección a casa. Sentí como si me hubiesen dado una fuerte patada en el estómago y la respiración se me hizo más pesada.
- ¡Justin! - le llamé horrorizada.
Para mi sorpresa, éste giró rápidamente sobre sus talones y volvió a mi encuentro para poco después atraerme hacia él de un tirón. Lo siguiente que pude sentir fueron sus labios condenadamente suaves haciéndose con el control de los míos y comenzando con esa dulce y excitante danza que provocó que dejase de sentir el suelo bajo mis pies. Sin pensarlo mucho le eché los brazos al cuello y me puse de puntillas para lograr estar a su altura y sentí cómo sus cálidas manos se desplazaban a lo largo de mi espalda manteniéndome lo más cerca posible de él. Entreabrí lentamente mi boca tratando de coger algo de aire y noté la agradable sensación de su experta lengua colándose entre mis labios al encuentro de la mía. Mezclaba la dulzura con la intensidad a la vez que su lengua me regalaba dulces caricias mientras jugaba con la mía por quién conseguiría el dominio.
Finalmente fuimos separándonos poco a poco mientras yo iba dejando suaves besos sueltos sobre sus labios húmedos que él correspondía con infinita dulzura, aún con los ojos cerrados levantó ligeramente su cara para posar sus labios en mi frente mientras me abrazaba.
- Sí. - contesté en un susurro y casi logré notar su sonrisa contra mi piel.
·Narra Justin·
Se me hacía prácticamente imposible dejar de sonreir mientras caminábamos juntos hacia casa de nuevo. Yo tenía mi brazo colocado sobre su hombro y ella rodeaba mi cintura por detrás con el suyo apoyando su cabeza en mi pecho. La mantenía pegada a mí cuando subimos las pequeñas escaleras que daban a la parte de la zona descubierta dónde estaba montada la fiesta, nadie parecía haberse percatado de nuestra ausencia.
- Aih mi madre... - susurró _____ cerrando los ojos.
- ¿Qué ocurre? - le pregunté en un tono divertido.
Me señaló hacia Helena y Jace que bailaba pegada a un ritmo demasiado lento para la canción que estaba sonando en aquel instante, era un remix de Don't You Worry Child. Carcajeé al ver que la gente los observaba y ellos seguían a lo suyo bailando despacio como si de una balada se tratase.
- Vamos, alégrate, tus amigos estan juntos. - le dije riendo girando mi cara para darle un suave mordisco en la mejilla.
- No lo creo, ella esta borracha, mañana habrá bronca y tendré que aguantarlos a ambos de nuevo en todo lo que les queda de estancia... - se quejaba con una sonrisa juguetona mientras encogía su cuello tratando de evitar que la mordiera.- Quieto. - reía sin separarse de mí.
Joder, cómo me gusta.
Sin pensármelo mucho más me agaché y la recogí en brazos levantándola del suelo provocándo una exclamación de sorpresa por su parte. Entre risas comencé a caminar en dirección a la piscina y en cuanto ella se hubo dado cuenta de mis intenciones trató de zafarse de mi agarre luchando con todas sus fuerzas a la vez que chillaba y me golpeaba suplicándome que la soltase.
- ¡Por favor! ¡Suéltame! ¡Socorro! - gritaba mirando a las personas de nuestro lado que se volvían para observar la escena entre risas, entre los cuelas fui capaz de distinguir a Austin que llevaba a Lily de la mano y se apartaba de nuestro camino con una expresión de sorpresa. - ¡Que alguien me ayude! ¡Justin, tiene que estar helada, te lo suplico! ¡Que me sueltes, capullo!
Solté una fuerte carcajada tras escuchar esto último y sin pensármelo dos veces la dejé caer al agua con ropa provocando una fuerte salpicadura y pensé que me iba a caer de la risa cuando ella sacó la cabeza con todos los pelos mojados sobre la cara.
- Te odio, te odio, te odio... - repetía sin parar a la vez que nadaba a duras penas hacia el bordillo.
Iba a agacharme para ayudarla a salir cuando alguien me empujó fuertemente por la espalda obligándome a caer de cabeza al agua. Al salir, sacudí mi cabeza tratando de ver algo sin pasar desapercibido todas las risas que se unían a mi alrededor incluida la de _____ muy cerca de mí. Abrí los ojos logrando distinguir la figura de Austin con una expresión de suficiencia que se agachaba alargando el brazo a ____ quien tomó su mano al instante para ayudarse. No pude evitar arquear una ceja pero mi fastidio se convirtió rápidamente en diversión al ver cómo ella tiraba fuertemente de la mano de Austin haciéndole caer también a la piscina.
Reí fuertemente y apoyé mis manos sobre los hombros del recién hundido para volver a sumergirlo cuando tuvo intención de sacar la cabeza.
- Por hacerte el machote. - reí cuando pudo escucharme escupiendo el agua que había tragado.
Nadé hacia mi defensora tomándola por la cintura para atraerla hacia a mí y le di un corto beso en la mejilla sonriendo divertido.
- Esa es mi chica... - susurré.
Ella rió y me agarró por la cintura, fue entonces cuando de repente sentí que una de sus piernas rodeaba las mías y rápidamente, mi ex-cómplice me dejó caer de nuevo a las profundidades de la piscina empujándome por el pecho.
Poco a poco todo el mundo fue despidiéndose y minutos más tarde la casa se quedó en completo silencio. Jace y Alfredo ayudaron a Helena y Chaz a que pudieran encontrar sus respectivas habitaciones y yo corrí detrás de _____ que todavía seguía chorreando agua por donde fuera que pasase al igual que ocurría conmigo. Agarré su brazo para hacerla voltear y me encontré con sus ojos frente a los míos.
- Sé que debí haberte dado esto antes, pero con todo el rollo se me olvidó.- Sonreí al ver que me miraba con curiosidad y llevé mi mano a mi bolsillo sacando una pequeña caja, ahora empapada que abrí con cuidado.- Date la vuelta.
Ella obedeció vacilante y me dio la espalda a la vez que mordía levemente su labio inferior. Sonreí para mis adentros y saqué el fino colgante con la nota musical de su caja y lo abrí colocándolo sobre su cuello retirándo su pelo con cuidado a la vez que acercaba mis labios para depositar en él un suave beso que la hizo suspirar profundamente. Rodeé su cintura con mis brazos apoyando mi barbilla en su hombro mientras ella observaba mi regalo con asombro.
- Dios mío Justin, es precioso, no hacía ninguna falta. - susurró admirando la pequeña gargantilla.
Antes de que pudiera hablar se giró y atrapó mis labios haciendo que volviera a perderme en su boca. Sentí su sonrisa sobre mis labios y se separó sonriéndome con picardía.
- Ahora me merezco que me hagas un tour por tu habitación, ¿no crees? - pregunté agarrando su cintura para evitar que se alejase más. Mi sonrisa se ensanchó al ver que moría su labio y negaba rápidamente con la cabeza sonriendo divertida.
- Tú ya te conoces mi habitación, es tu casa. - me respondió acercándose para rozar su nariz con la mía.
- Es cierto, lo olvidé... bueno, pues entonces te haré yo un tour por la mía si no queda más remedio. - susurré mientras adelantaba mi boca con intención de atrapar su labio inferior pero esta se me escapó rápidamente antes de que yo pudiera hacer nada corriendo por el pasillo huyendo de mí.
Reí y eché a correr tras ella con intención de perseguirla cuando ví que se disponía a abrir la puerta equivocada.
- Espera, Brooks esa es la habitación de Ry...
Antes de que lograse detenerla la puerta se abrió de par en par y nos encontramos de frente con una escena no muy adecuada. Ryan se encontraba sobre el cuerpo de Christina quien tenía la cabeza algo fuera del colchón dejando caer su pelo hasta rozar el suelo y ambos se revolvían entre las sábanas a la vez que se besaban demasiado exagerado para mi gusto y sin darse cuenta apenas de que habíamos abierto la puerta.
- ¡Dios! Lo siento, joder, joder, joder... - se disculpaba ____ a la vez que se giraba tapándose los ojos con las manos.
El agudo gemido procedente de Christina me hizo reaccionar y agarré rápidamente el pomo de la puerta cerrándola con urgencia.
- Eh, eh, tranquila. - reí mientras trataba de calmarla agarrándola por los brazos.
Ella separó sus dedos índices para poder verme a través de sus manos y llevó estas a su boca conteniendo la risa.
- Madre mía... - rió con los ojos muy abiertos. - Maldita casa con complejo de laberinto, ¡qué vergüenza! - exclamó mientras se giraba con intención de ponerse a buscar su habitación.
--------------------------------------------------
Espero que os hayan gustado los capítulos, si los has leído y quieres que te avise para el siguiente da RT AQUÍ y dame tu opinión acerca de la novela a través de hashtag #InalcanzableFanFic vía twitter.
Por último, ya he conseguido activar los comentarios anónimos, por lo que podéis comentar en el blog sin necesidad de registrarte.
Muchas gracias a todas las lectoras por apoyar esta novela, os quiero. <3
María. {@hisbeliebeer}
aaaaaasdfghjklñ, amo esta novela.
ResponderEliminarNo hay más que decir.
<3
Asdfhjklgadklña me encanta sigue la!
ResponderEliminarES EXCELENTE, SOY HOMBRE PERO AUN ASI ESTOY IMPRESIONADO POR TU CAPACIDAD, CREATIVIDAD E IMAGINACION. MIS RESPETOS Y ADMIRACIONES PARA TI.
ResponderEliminar