{Capítulo 55}
Adoro soñar, y esta vez no me refiero a cuando te aburres en mitad de la clase y comienzas a imaginar un mundo completamente distinto en el que puedes obtener todo aquello que te hace feliz, aunque eso también tiene su punto. Hablo de acurrucarte en la cama después de un día cualquiera, de cerrar tus ojos y sumirte en ese lugar infinito en el que todo es posible.
¿En qué se diferencia eso de soñar despierta?
Se diferencia en que cuando caes dormido y te dejas arrastrar por los sueños, tu cerebro te transmite una sensación que te hace creer que todo lo que te rodea es real. Tu cabeza crea escenarios, crea personas y ambientes y te traslada desde tu cama a cualquier lugar o instante.
A veces el mismo sueño es una completa locura, algo imposible de tener en la vida real, y es eso lo que me fascina. Puedes estar siendo perseguido por un chalado con una motosierra dispuesto a hacerte pedazos y sentir la misma adrenalina que sentirías si aquello estuviese ocurriendo, puedes abrazar a una persona que se encuentra en la otra punta del mundo y sentir cómo se acelera tu corazón, abrir los brazos, tirarte desde el punto más alto de la tierra, y echar a volar.
Cuando cierras los ojos puede pasar cualquier cosa, es algo impredecible, algo que puede hacerte vivir miles de realidades, que puede crear lágrimas, risas e incluso una felicidad irremplazable. Adoro soñar porque los sueños son una vida en la que no existe un límite, en la que puedes desear sin temor a lo inexistente, a lo imposible o inalcanzable, es una vida en la que todo aquello que te asuste, te entristezca o te haga sentir amenazado puede ser fácilmente sustituido u olvidado, en la que puedes sonreír a pesar de haber tenido un día horrible.
Es una vía de escape en la que no hay reglas, donde puedes dar forma a tus más anhelados deseos.
Allí te ofrecen todo lo que el mundo no es capaz de darte.
¿No habéis sentido nunca esa sensación de caer al vacío?
Cuando de pronto no hay nada bajo tus pies y comienzas a caer, todos esos dichosos pensamientos en tu cabeza, sientes que eres tan distinto a los demás que llegas a temer que nadie jamás pueda llegar a comprenderte del todo, una lágrima tras otra, cuando pasas días y días sin poder pensar en otra cosa más que en aquello que te hace sentir tan malditamente mal, cuando hasta las personas más cercanas a ti, aquellas que formaban parte de la mayoría de tus mejores recuerdos, te fallan y no le ves sentido a nada. Vas en la dirección contraria que el resto del planeta.
Todo ello se manifiesta en tu sueño dejándote caer al más oscuro de los vacíos y es cuando ya no tienes fuerzas ni para echar a volar una vez más. Entonces, y sólo cuando vas a terminar por impactar de una forma brutal contra el suelo, haces un movimiento brusco y cuando te das cuenta, estas en tu cama, a salvo de cualquier peligro. Para tu subconsciente es tan fácil como eso, todo mal que se manifieste dentro de tu sueño puede irse tan rápido como vino, y esto es algo que no se tiene en la realidad, algo que solucionaría la vida de más de uno por no decir la de todo el mundo.
Simplemente piénsalo, dicen que el mundo se creó con toda perfección en cada detalle, que la vida en nuestro planeta es algo que gira en un círculo continuo dándonos la posibilidad de ser, y que nuestro temor más fuerte se basa en el simple hecho de perderla.
¿Por qué si es tan perfecta a veces se necesitan medios para intentar escapar de ella?
Tres meses después
- Antes de repartir el examen quiero aclarar algo...
Todos observábamos a la señora Layton (rebautizada por Christina como ''la Mutante'') contoneándose de un lado a otro de la clase en sus taconcitos con su falda casi por los tobillos mientras se abanicaba con un manojo de folios en la mano.
- Ya empezamos con el discursito de siempre. - bufó Helena desde el asiento de detrás con el peso de su cuerpo puesto sobre el pupitre para poder comunicarse conmigo y con Christina.
- No se si seréis conscientes de que nos encontramos en el último curso antes de la universidad, y que todos vosotros hace tiempo que deberíais haber comenzado a tomarlo en serio, ¿acaso estáis ahí sentados para calentar la silla? - podía apreciarse cómo se le hinchaba la vena del cuello cada vez que hacía un movimiento brusco con la cabeza, que era la mayoría del tiempo, una de las razones por las cuales a Christina se le ocurrió aquel mote. - Vais muy mal, muy muy mal, y esta actitud tiene que cambiar, los exámenes han sido desastrosos, ya tenéis que admirarme bastante para querer quedaros conmigo un año más después de repetir curso.
- Te aseguro que si repito no será por querer verte la cara todo un año más, dinosaurio. - murmuró Christina con la mejilla apoyada sobre su nudillo y aires de aburrimiento.
- Y ya que aún queda un día más de clase, viendo estos resultados, mañana os haré un breve control de matemáticas y si da tiempo, puede que también pregunte algo de nuestra asignatura de física, todo con nota.
La clase estalló en protestas al instante, provocando que la profesora diera sus tan famosos golpes contra la pizarra con el inmenso anillo que adornaba su dedo.
- Pero señora Layton, es el último día, los demás profesores van a dejarnos las clases libres para hacer lo que queramos. - saltó uno de los chicos que estaban sentados al fondo.
- Es mi hora de clase y haré lo que quiera con ella, no se habla más, ahora repartiré los exámenes.
Comenzó a llamar uno a uno a todos los alumnos de la clase, que iban acercándose a su mesa ya con los ánimos por los suelos sin haber recogido su examen si quiera.
- La odio, la odio, la odio, la odio, esa mujer esta amargada, no me deja vivir. - gruñía Christina por lo bajo. - ¿qué necesidad tiene de amargarnos las vacaciones? A ver cómo voy a poder salir en Navidad con un suspenso en mates más el que me pondrá esta vieja mañana en física.
- Oye, quizás esta vez ha sido distinto, nos hemos dejado la piel en estos exámenes, tú ni siquiera has salido con Ryan y Helena casi le prohíbe a Jace aparecer por su campo de visión para no tener distracciones, hemos hecho lo que hemos podido, vamos a salir de esta con notas increíbles, créeme. - la miré con una expresión completamente emocionada que se esfumó nada más ver la cara que puso ella de lo más ''¿en serio?'' - Bah, a quién quiero engañar, esta vieja esta amargada. - resoplé echándome hacia atrás en la silla y mirando cómo cada persona que volvía de recoger su exámen hacía algún signo o expresión completamente negativa.
Aún sabiendo que me llevaba un cero bien redondo a casa, no podía evitar sentir una alegría enorme con tan sólo pensar que estaba a un día de terminar las clases y a poco más de una semana de tener a Justin de vuelta allí conmigo. La primera parte de la gira había resultado más dura de lo que se esperaba, para nada se habían podido evitar algún que otro incidente, aunque no tan graves como al que nos habíamos tenido que enfrentar desde un principio. En general todo había ido más o menos según lo previsto. Yo en cambio había sufrido todo tipo de agobios de exámenes, prácticamente casi no había salido de mi habitación, a excepción de los sábados y las veces que me tocaba hacer la compra, que se había convertido en una especie de momento de relax. Pero mi rutina diaria consistían en ir a clase, comer, estudiar, cenar y hablar con Justin y como cada vez que sufría aquellos tipos de agobios, me quedaba dormida escuchando sus discos.
Por otra parte, también había comenzado a tener más confianza con Tom, desde el día que comenzamos a hablar vía WhatsApp no había dejado de sacarme una sonrisa tras otra. Habíamos quedado en numerosas ocasiones, siempre que él no andaba liado con las tareas del orfanato y cuando no había exámenes a la vista. Había averiguado un poco más de su vida, era un chico alegre y despreocupado, amaba a los niños pero también le gustaba el deporte y la guitarra. Le había acompañado numerosas veces al orfanato, casi me conocía a todo el mundo allí, tenía un escritorio que me habían reservado para cada vez que fuera y poder hacer mis deberes allí mientras esperaba a que Tom terminase su turno.
También cabe añadir el hecho de que se quedó prácticamente petrificado al enterarse de que mi novio era Justin Bieber (era una de las pocas personas sobre la tierra que no estaba al tanto), tanto que estuvo varios días sin llegar a creerme hasta que tuve que probarlo mediante fotos y demás. Aún no tengo ni idea de qué es lo que piensa sobre aquello, siempre que saco el tema hace lo imposible por cambiarlo.
Lo más positivo de todo aquello era que los medios se habían olvidado de mí antes de lo que esperaba, aunque también podría haberse debido a lo poco que salía de casa, pero era un punto a favor de aquel trimestre interminable.
Todo había vuelto a la normalidad, y el instituto había terminado por acostumbrarse también a mi presencia.
La clase fue quedándose vacía una vez hubo sonado el timbre y todos preparamos los libros para ir de vuelta a casa.
- Tal vez si sumamos nuestros 3, podamos tener un seis de media. - propuso Christina comparando mi examen y el suyo mientras yo recogía mis cosas de la taquilla en mitad del pasillo.
- Hola chicas, ¿qué tal la nota de mates? - nos saludó Jace cargando con su maleta en un hombro y cogiendo la de Helena para ayudarla.
- Mejor de lo que esperaba, la verdad. - sonrió mi amiga regalándole un pequeño beso en la comisura de los labios.
- Tú cállate, siempre vas de ''he sacado la peor de las notas'' y vuelves a la mesa con un nueve o un diez. - se burlaba Christina.
- Eso no es cierto, ¿a que no, ____?
Ambas me miraron de una forma un tanto intimidante, reí al verlas envueltas una vez más en aquella discusión y cargé mi ancha carpeta con un brazo cerrando la taquilla.
- Es cierto, la próxima vez que digas que vas a suspender, te tiramos por la ventana.
Mi amiga se cruzó de brazos con una expresión de fastidio mientras Jace la tomaba por la cintura para que viniese con nosotros hacia la salida y Christina y yo nos echamos a reír mientras nos agarrábamos de los brazos y por fin pudimos escapar de entre aquellas paredes.
- ¿Os venis a mi casa y hacemos allí los deberes? Así no se me hará tan pesado. - propuso Christina.
- No puedo, he quedado con Tom para comer, dijo que me iba a recoger a la salida.
Saqué entonces mi teléfono móvil dispuesta a localizarle casi sin darme cuenta de que todo el mundo corría hacia la salida zarandeándome de un lado a otro a causa de los empujones mientras caminábamos hacia las puertas principales.
- Qué pesadilla de tío, Tom esto, Tom lo otro... casi ni le conozco y ya me cae mal, ese chaval no le llega a Justin ni a la punta de las zapatillas - se quejó Christina provocando la risa de mis amigos. - Que por cierto, sin venir a cuento, creo que en mi vida he visto a Justin sin zapatillas, tiene que tener los dedos como tomates.
- Dios, Christina. - carcajeaba Helena desde su lado empujándola contra mí.
Marqué su número pegándome el auricular a la oreja y levanté la mirada con propósito de quejarme por los constantes empujones, pero entonces ví que había una causa y ésta se concentraba a la salida del instituto.
- ¿Qué pasa ahí delante? - pregunté poniéndome de puntillas aún esperando a que Tom cogiera mi llamada.
Mis amigos parecían igual de confusos que yo, todo el mundo corría hacia el mismo punto amontonándose, lo primero que se me ocurrió es que posiblemente sería otra de las muchas peleas que se organizaban al terminar las clases, así que decidí que iba a rodear toda la masa y a ver si lograba localizar a Tom alejándome un poco de ella, pero justo al llegar a las puertas de hierro, todo el mundo pareció dirigir sus miradas hacia a mí entre murmullos.
''Ahí esta, mirad, dejadla pasar''
Poco a poco, todos fueron dejándome paso, mis amigos habían desaparecido por completo y yo miraba hacia todas partes completamente aturdida. Caminé lentamente entre ellos hasta que le vi.
De pronto, el tiempo se paró, todo dejó de moverse a mi alrededor, ni si quiera escuchaba ya los murmullos de todos los estudiantes, el corazón me dio un vuelco al verle allí, echado sobre su coche de brazos cruzados, con una gorra con la visera hacia atrás y unos tejanos que caían bajo su cintura dándole una imagen terriblemente sexy. Me miraba a través de las gafas de sol con una media sonrisa que seguramente ya hubiese hecho suspirar a más de una en los pocos minutos que llevaría allí esperando.
Sentí cómo me sacudía la electricidad que me otorgaba su simple mirada y sin darme cuenta, dejé caer la carpeta al suelo completamente absorta, aquello no podía ser real, era otro maldito sueño, mi mente no había parado de jugar conmigo durante aquel tiempo.
Escuché las voces de los porteros del instituto tratando de disolver la enorme masa de gente que se había formado allí mismo, se oían los quejidos por parte de todos al ser empujados por éstos, pero yo no podía concentrarme en otra cosa que no fuera él.
Intensificó aún más su sonrisa en una pequeña risa apenas audible y fue cuando me di cuenta que todo aquello estaba pasando realmente, que él había vuelto y que parecía estúpida allí plantada sin hacer nada. Como despertando de un trance, comencé a caminar a paso ligero hacia a él abandonado la carpeta a su suerte y ví cómo reaccionaba de la misma forma quitándose las gafas y mirándome con aquellos ojos mieles que podían derretir hasta el más grande iceberg.
Sin pensarlo demasiado, salté echándole los brazos al cuello y Justin atrapó mi cintura con los suyos levantándome del suelo y abrazándome, creo que ambos tratamos en ese momento de recuperar todos los abrazos que no pudimos darnos durante aquellos interminables tres meses.
Reí sin poder creerme aún lo que estaba ocurriendo y sentí cómo Justin me dejaba en el suelo con cuidado, tomando mi cintura y pegándome a su cuerpo de un movimiento para, segundos después, fundir sus suaves labios con los míos en la intensidad de un beso que me hizo estremecer de pies a cabeza.
Casi lograba sentir cómo el suelo temblaba bajo mis pies mientras correspondía a aquel beso entregándome completamente a él, necesitaba transmitirle cuánto le había echado de menos, cuánto le necesitaba cerca de mí. Noté su lengua hambrienta colarse buscando la mía y la acogí de buena gana acariciándola y provocándo con ello que mi corazón pasase de mil a dos mil, y a tres mil por hora.
Se separó para coger aire y de nuevo me besó, y respondí con tanta avidez que llegué a pensar que los labios me arderían en cualquier instante, su contacto era fuego. Hundí mis dedos en su pelo y me pegué a él más aún. Su boca se deslizaba caótica, salvaje y hambrienta sobre la mía.
Todo lo que anteriormente había sentido se desvaneció siendo totalmente sustituido por la loca y compulsiva necesidad de estar con él.
Cuando por fin nuestros labios dejaron de ser uno, ambos abrimos los ojos mirándonos con increíble fascinación, dejando que nuestros corazones latiran a la vez una vez más. Justin agachó su cabeza hundiendo la cara en mi cuello y al momento sentí sus dientes cerrándose sobre mi piel provocando que sintiera electricidad y cosquillas al mismo tiempo.
Reí.
- Eres tú... - susurré mordiendo mi labio inferior.
- Ya estoy aquí. - me respondió mientras rozaba sus labios por mi cuello haciendo que me fuera imposible evitar un leve suspiro.
Podía tocarle, abrazarle. Olía tan bien.
- Has venido a recogerme al instituto. - murmuré en una pequeña risa.
- No he pasado por casa si quiera, necesitaba verte.
Un beso, y otro, y otro, un mordisco acompañado de aquella risa tan dulce la cual superaba a cualquier dolor, hacía demasiado que esperaba para poder tenerle y ahora ya estaba allí, demostrando lo mucho que me había echado de menos.
Deslizó su mano mientras lo decía, cogiendo la mía y entrelazando nuestros dedos.
- Veo que sigues intentándolo. - tomé su mejilla con la otra mano pasando mi dedo por el escaso vello facial que había sobre su labio. - Esta... oscuro. - reí.
- Es que no sé qué pasa que no crece. - exclamó abriendo más sus ojos y sonriendo al ver que comenzaba a reír. - ¿Me dejas invitarte a comer?
- Claro, y te vienes a casa después, aún tengo que estudiar. - dije haciendo un mohín.
- ¿Todavía? ¿Tus clases no terminaban mañana? - gruñó y respondí encogiéndome de hombros. - Da igual, cuando termines serás toda mía, - susurró él poco después de depositar un dulce beso sobre mi mejilla. - sube al coche.
Sonreí viendo cómo actuaba como si fuera un caballero de los años ochenta colocando su brazo para que me apoyara en él y me abría la puerta del coche elevando sus cejas en una expresión divertida. Sentí entonces una mano cerrarse sobre mi antebrazo, impidiéndome subir. Me di la vuelta chocando con la mirada inexpresiva de Tom que me tendía mi carpeta la cual momentos antes había dejado caer al suelo.
Mierda, la comida.
- ¡Tom! muchas gracias,me has salvado, no sé qué habría hecho esta tarde sin los apuntes. - le sonreí amablemente.
- Se me ocurren un par de cosas. - irrumpió Justin colocándose en medio de nosotros dos y dirigiéndome una mirada fugaz antes de volverse hacia mi amigo tendiéndole la mano. - Buenas, soy su novio.
Ya empezamos.
- ¿Qué hay? - respondió él simplemente centrándose de nuevo en mí, reprimí una sonrisa al imaginarme cómo estaría Justin de sorprendido ante la reacción. - ¿No íbamos a comer? tengo la furgoneta aparcada en el otro lado de la calle.
- Cambio de planes, va a comer conmigo. - volvió a interrumpirle desde mi lado.
Madre mía, si no me tragaba la tierra pensaba cavarla y adentrarme en ella yo misma.
- He estado intentando contactar contigo, - intervine agarrando la mano de Justin con fuerza. - esto ha sido inesperado, yo creía...
- Sin problema. - espetó encogiéndose de hombros en señal de desinterés, en lo poco que le conocía, jamás le había visto estar así de serio durante tanto tiempo. - Vete con él, lo entiendo, sólo quería aclarar el hecho del plantón, nada más.
- ¿Podrías no hacerla sentir mal? Soy yo el que quiso sorprenderla. - intervino Justin nuevamente. - Ella no tenía ni idea.
Si las miradas matasen, ambos habrían terminado con el otro en aquel mismo instante, se quedaron un rato en silencio, estudiándose sin decir una palabra y tras esto, Tom me hizo un gesto con la cabeza a modo de despedida y se fue para cruzar la calle de vuelta a su furgoneta.
- ¿Quién coño...? - comenzó a decir Justin.
- Qué hambre. - le interrumpí volviendo de nuevo al coche para meterme en él.
~
- ¿Quieres que te pida algo más? Has comido muy poco. - me preguntaba Justin a la vez que limpiaba su boca con la servilleta. - ¿Podrías mirarme a los ojos? Empiezo a sentirme incómodo.
Sonreí aún más con una expresión divertida subiendo la mirada de su intento de bigote a sus ojos y solté una breve carcajada, era demasiado bueno para ser cierto.
- Es que dan ganas de coger la servilleta e intentar limpiártelo.
- Come. - me ordenó esbozando una pequeña sonrisa mientras me tendía un trozo de su filete con el tenedor.
Lo atrapé con la boca sin rechistar y él pareció satisfecho.
- No me des más, en cuanto lleguemos a casa mi tía continuará haciéndome comer, no me cree si le digo que como fuera, es una maniática.
- ¿Le has dicho ya lo de quedarme esta noche? - preguntó mientras continuaba atacando su plato.
- No, pero no habrá problema.
Apoyé mi codo sobre la mesa y sostuve mi mejilla sobre el nudillo mirándole comer con tantas ganas, me era imposible no sonreír al verle con tanto apetito, tal vez fuera del viaje, desde el aeropuerto hasta mi pueblo había un par de horas en coche, quizás ni le hubiese dado tiempo a desayunar.
- Mañana por la noche me marcho a Stratford, por fin voy a ver a los enanos. - anunció cogiendo su refresco y metiéndose la pajita en la boca.
- ¿En serio? Justin, eso es genial.
Realmente me alegraba, sabía cuánto significaba para él volver a ver a sus hermanitos y me maldije a mí misma por no haber pensado si quiera en ir a hacerles una simple visita.
- Quiero que vengas y pases las navidades conmigo.
El corazón me dio un vuelco.
- Quieres que vaya contigo a Stratford.
No estoy del todo segura de si aquello fue puro autoconvencimiento, una afirmación o incluso una pregunta sin entonación, pero fuera lo que fuera, Justin logró entenderlo.
- Mi abuela se te echará encima, pero es que tiene muchas ganas de conocerte. - sonrió y abrió más los ojos como si acabara de acordarse de algo rebuscando en los bolsillos de sus tejanos hasta sacar una pequeña caja que colocó a mi lado sobre la mesa. - Y esto es para ti.
Abrí la caja que me tendía con curiosidad y no pude reprimir una exclamación de sorpresa mientras sacaba la pequeña gargantilla que Justin me había regalado por mi cumpleaños completamente arreglada.
- ¡Mi colgante! - le miré emocionada abriéndolo para colocarlo alrededor de mi cuello y viendo que la nota musical estaba en perfecto estado. - ¿Cómo...? Estaba prácticamente destrozada.
- Nunca subestimes la magia de Ryan Good. - respondió entonces con una media sonrisa.
Reí inclinándome sobre la mesa para darle un corto beso a modo de agradecimiento y sostuve la pequeña clave de sol sin poder dejar de sonreír. Vi entonces de reojo cómo Justin se movía junto a su silla para pegarse a mi lado y sentí su brazo rodearme por detrás. Giré mi cara encontrándome con sus ojos y, sin borrar la sonrisa de mi cara, apoyé mi cabeza sobre su hombro cerrando mis brazos en torno a su cintura.
Había soñado tantísimas veces con aquel momento a lo largo de estos tres meses y me había sentido tan decepcionada al despertar y ver que nada era real que temía hacer cualquier movimiento brusco y salir de todo aquello contravoluntad.
- Te voy a dar las mejores navidades de tu vida. - le escuché susurrarme al oído.
~
·Narra Justin·
No entiendo por qué razón estaba tan jodidamente nervioso, ya conocía a Caroline, aunque en aquel momento no mantenía una relación con su sobrina pero no era motivo para que el corazón me latiese tan rápido, hasta empezaban a sudarme las manos, en pleno invierno, en Canadá, venga ya, estaba paranoico.
Metí ambas manos en los bolsillos delanteros de mi sudadera tratando de secarlas lo más disimuladamente posible mientras ____ llamaba al timbre delante de mí.
- Menudo cochazo que han aparcado delante de casa, no reo que sea del vecino, uno no pasa de un todoterreno antiguo y abollado a un Porsche tan nuev... - se frenó a sí misma como reflexionando y no pude evitar una sonrisa divertida cuando me miró. - No puedo creer que lo hayas hecho.
Fue en ese momento cuando la puerta se abrió borrando mi sonrisa y todos mis músculos se tensaron poniéndome muy recto.
Caroline abrió y parecía que la habíamos cogido en mitad de una carcajada que se apagó en cuanto se hubo dado cuenta de mi presencia.
- ¡Justin! - me saludó con una amplia sonrisa. - Qué sorpresa, ____ decía que vendrías para la semana que viene.
- Hola. - saludé con un hilo de voz. Seré gilipollas.
- Yo tampoco sabía que iba a venir hoy, ha querido sorprenderme y ha venido a recogerme. - decía ____ mientras me sonreía.
- S-sí, bueno, el último concierto fue ayer y tomé el vuelo antes que el resto del equipo, espero no ser una molestia.
Caroline pareció sorprenderse y nos dejó pasar mientras recogía su pelo en una coleta.
- Para nada, Justin, como si estuvieras en tu casa, tu madre y yo hablamos a menudo así que le diré que estas aquí si quieres. - y se acercó dándome un corto abrazo a modo de saludo que correspondí al instante. No sé por qué me había puesto tan nervioso. - ¿Habéis comido ya?
- Sí, me ha invitado a comer en el restaurante que hay cerca de la estación de tren. - aclaró ____ mientras yo admiraba el interior.
Era una casa no muy grande pero acogedora. La entrada era pequeña y daba a lo que parecía ser el salón, y a una pequeña cocina. Las paredes estaban decoradas con fotos familiares, sonreí al ver a ____ de pequeña con una edad que rondaba los 5 años en una de ellas mostrando el pequeño hueco que había entre sus dientes.
- De todas formas coged algo de fruta de la cocina para tomar postre, voy a llamar a William para que venga a saludar, que a saber cómo me escuchará, se pone los cascos a toda voz. - exhaló un suspiro de impaciencia y nos dejó asomándose a las escaleras , entonces mi novia se volvió hacia a mí con una expresión de lo más ''te lo dije''.
Al poco rato, un chaval con una camiseta de Green Day apareció con una expresión de fastidio que se transformó por completo al verme allí plantado. Sonreí instantáneamente tendiéndole la mano en cuanto se hubo acercado.
- Buenas colega, un placer.
- Vaya... una parte de mí seguía sin creerme que de verdad estuvieras saliendo con la pesada de mi prima. - dijo completamente en serio con la boca entreabierta mientras me miraba.
- ¿Tú eres tonto? - se picó ella arqueando una ceja mientras le miraba.
- Pues sí, estoy con la pesada de tu prima. - sonreí divertido rebuscando en mis bolsillos y saqué la llave con el pequeño logo de la marca Porsche.
Traté de reprimir la diversión que me provocaba su simple reacción al ver lo que hacía y le tendí las llaves haciendo un gesto con la cabeza para indicarle que estaba fuera de casa. Acto seguido se abrazó a mí.
- ¡Qué flipe! gracias, gracias, gracias.
Se soltó al instante dispuesto a correr hacia la salida cuando su madre le agarró por el brazo, parecía más sorprendida que él, aunque en un contexto bastante distinto.
- ¡Will! No puedes aceptar eso, aún no tienes ni el permiso de conducir.
- ¡Pero sólo voy a dar una vuelta a la manzana! te he visto hacerlo miles de veces. - se quejó atrapado y tratando de alcanzar el pomo de la puerta. - ¡Vamos, mamá!
- Es un regalo, sabía que le hacía ilusión. - traté de ayudarle.
Caroline pareció replanteárselo y finalmente cedió dejando libre a su hijo que salió pitando de la casa. Ella me sonrió sin poder evitar ocultar su preocupación cogiendo mi mano y agradeciéndomelo antes de seguirle hacia el exterior.
- ¡Mierda! - escuchamos las voces lejanas. - ¡Es una pasada! ¡joder!
- ¡William! ¡Habla bien!
_____ y yo nos miramos intercambiando un par de sonrisas divertidas y luego ella me tomó del brazo tirando de él hacia el interior del salón, y de allí subimos las escaleras hasta dar con un pasillo con varias puertas.
- Esta es la habitación de Will, el baño aquí a la izquierda, esta es la de mi tía y esta del fondo... - se paró frente a la puerta, bloqueándola y apoyó su espalda contra ella observándome con una expresión indescifrable.
- ¿Es tu habitación? - pregunté señalándola.
Ella asintió humedeciendo sus labios con la lengua y le devolví una expresión de extrañez frunciendo el ceño. Hizo un ademán de reírse y pareció estar meditando algo hasta que por fin se decidió a hablar.
- Prométeme que no te reirás, esta tal y como la dejé cuando me fui a verte en concierto, no he cambiado nada. - me advirtió por lo bajo colocando su mano sobre mi estómago al verme acercarme poco a poco con una sonrisa pícara.
- ¿Por qué iba a reírme? ¿Tienes a My Little Pony en la colcha de tu cama? - esbocé una media sonrisa rozando mi nariz con la suya y ella miró mis ojos tragando saliva.
Adoraba poder tener aquel efecto en ella.
- No... bueno, es que...
- Vamos, entremos. - espeté tomándola por la cintura y comenzando a hacerle cosquillas.
- ¡No! - reía tratando de zafarse de mi agarre, lo cual provocó que se quitara de la trayectoria de la puerta y rápidamente aproveché girando el pomo y corriendo hacia el interior.
Mi boca fue abriéndose casi inconscientemente mientras contemplaba la habitación. Había un montón de pósters en las paredes y todos mostraban a la misma persona. Comencé a reír sin darme cuenta acercándome a una de las estanterías, allí descansaba el muñeco que meses antes le había regalado jugando en los recreativos, encontré los libros que había sacado acerca de mi vida al lado, y un estante más arriba se podían distinguir todos mis perfumes. Sonreí al coger una pequeña foto enmarcada de ella y sus amigos con la entrada del concierto, seguramente recién comprada.
Ví el equipo de música que había un poco más alejado y me acerqué a él pasando las yemas de mis dedos sobre todos los CD's que allí había. Tenía un gusto musical variado, pero un pequeño hormigueo me recorrió el estómago al ver que estaban todos y cada uno de mis álbums, desde el primero hasta el último.
- Estuviste desde el principio, eh. - murmuré.
- Prácticamente te he visto crecer.
Me giré y la vi soltar la mochila y la carpeta en la cama, se había ruborizado ligeramente y reí al notarlo mientras echaba un nuevo vistazo al cuarto. Su balcón tenía unas bonitas vistas del pueblo, también tenía su propio cuarto de baño y en una de las paredes se veían decenas de fotos formando un collage.
- Vamos a ver qué estabas escuchando. - dije encendiendo el equipo de música.
- Madre mía. - la escuché suspirar y reí divertido cuando comenzó a sonar ''I Would''.
- Hmm... de Justin Bieber, nunca lo hubiera imaginado.
- Calla, es una de mis favoritas. - rió ella dejándose caer en la cama.
Sonreí sintiéndome como un niño al que acaban de premiar tras llevar buenas notas a casa y me acerqué a ella deslizando mis pies por el suelo en un par de pequeños pasos de baile bajo su mirada divertida y cogí sus manos impulsándola hacia a mí haciéndola levantarse.
Agarré su cintura pegando mi cuerpo al suyo y agarrando su mano con la mía y comencé a llevarla al ritmo de la canción mientras la tarareaba por lo bajo. Ella me seguía y daba vueltas bajo mi brazo hasta que en la mitad de la canción, sentí cómo me empujaba bruscamente tirándome a la cama y me quedé allí bocarriba mirándola de arriba a abajo.
Mordió su labio mientras se acercaba, lo cual produjo que todas las sensaciones se concentraran en un mismo lugar provocándome cierta molestia en los pantalones.
- No me mires así. - se quejó dando un rodeo a la cama dejándome claro que no habían sido aquellas sus intenciones.
Mierda, menudo mazazo.
- Es que eres realmente preciosa. - traté de cambiar su opinión acercándome a ella por detrás y rodeando su cintura con mis brazos mientras dirigía mis labios a su cuello dejando suaves mordiscos acompañados de pequeños besos mojados.
- Justin, para, mi primo y mi tía pueden entrar en cualquier momento. - dijo en una leve risa colocando sus manos sobre las mías.
No me di por vencido y fui bajando mis manos hasta meterlas bajo su ropa acariciando esta vez su barriga y subiendo con una intención clara a la vez que comenzaba a besar su cuello con algo más de pasión.
Joder, sólo bastaba con aquel simple contacto para que mis hormonas se disparasen provocándome una sensación de completa lujuria, me ponía a cien con tan poco. Mi respiración se hizo más pesada cuando por fin llegué a rozar su sostén, pero segundos después, todo se esfumó cuando sus manos pararon las mías y tuve que separarme de su cuello al ver que ella se giraba hacia a mí.
- Vamos Brooks. - murmuré. - Hemos estado separados mucho tiempo.
Justo después de decir esto saltó sobre mí tumbándome y poniéndome entre el colchón y su cuerpo, me había atrapado contra la cama y me miraba con una sonrisa pícara que despertó la parte más ocura de mí.
- Vas a tener que ser más paciente, no eres tú el que tendrá que convivir con ellos en la misma casa como entren y nos pillen... - bajaba su cabeza mientras lo decía y entrecerré los ojos dispuesto a recibir sus labios cuando la agarré por la cintura y la aparté con fuerza rodándo con ella por el colchón y cambiando su posición por la mía.
- Ahora soy yo el que te tiene a su voluntad. - dije agarrándola por ambas manos y entrelazando mis dedos con los suyos. - Y no me digas que no te pone el hecho de que puedan pillarnos.
Ella me miró con detenimiento durante unos largos segundos. Sonreí para mí mismo y giré mi cabeza viendo entonces uno de los pósters que había en la pared de al lado de la cama mirando hacia ésta.
- Las cosas esas las quitarás antes de la noche, ¿no? - casi reí señalando el póster y dejando que ella pudiera moverse para echar un vistazo. - No pienso tener todos esos ojos siniestros de mis dobles mirando mientras te lo estoy haciendo.
Ella soltó una carcajada que se me quedó grabada en la cabeza, su risa me resultaba demasiado adictiva.
- Supongo que antes de eso tendrás que convencer a mi tía para que te deje dormir conmigo, y no creo que sea buena idea. - se encogió de hombros con una sonrisa divertida y rió al ver que cambiaba mi expresión por completo al oír aquello. - El sofá no esta tan mal, puedes imaginar que eres Tuts y tomarlo como un juego.
- Estas de coña, ¿verdad?
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Hola preciosa :)
ResponderEliminarLo primero que quiero hacer es disculparme por no haber escrito ningún comentario pero en el móvil es muy difícil poder escribir un comentario “decente” y ansiaba coger mi portátil para escribir.
Esto, eh… ¡QUÉ PASADA DE CAPÍTULOS!
Contra más leía más se me abrían los ojos, parecía un puto búho, de verdad. No sé cómo lo haces pero cada semana me sorprendes más.
Casi lloro con las partes en las que Will le abre los ojos a _______ y cuando Justin fue a buscarla al instituto por sorpresa. Me encanta cuando Justin se las apaña para poder hablar con _______ y como _______ empieza a saber de su vida, las conversaciones por Skype y el “bigote” de Justin. Me encanta todo.
Casi me da algo cuando leí que a ________ la acosaban los paparazzis y la hacían sentir una auténtica mierda, y cuando Justin y _______ hablaron por Skype para solucionar todo fue como si me quitaran una tonelada de los hombros. Y como Tom se ha puesto celosito porque Justin ha regresado ya *TACHÁN*
“¿Sabe? Como artista no sólo me enfrento a rumores absurdos ni soporto a los paparazzi día y noche, no sólo tengo una vida amorosa expuesta a cualquiera que abra una revista de cotilleo, también canto un poco, y actúo, es más, por si no lo sabía, vine aquí para dar conciertos, para compartir mi música que es para lo que me hice cantante, ¿comprende? yo simplemente se lo dejo caer”
*APLAUDE HASTA MORIR* ¡OLE ESE JUSTIN CON SUS COJONES! ¿Sabes qué? Pienso que al verdadero Justin (al que tenemos a miles de km T.T) les gustaría dedicarles estas palabras a las “beliebers” que lo critican todo el día, a los hijos de puta de los periodistas que no lo dejan vivir, sabiendo que es un chaval de 19 años, coño.
‘’Para sacar adelante un programa de cocina matutino, Las mañanas al horno''
Juro que en esta frase me descojoné, ella con toda la tensión va y suelta esto dejando a los paparazzis desconcertados, un ole para ella.
Y BUENO, HABLEMOS DE LO QUE MÁS ME HA GUSTADO :3
#JustinEsUnImbecilQueTeEchaDeMenos
#JustinAmaALaAburridaDeBrooks
#LasBeliebersAmamosAJustinY____
#LasBeliebersApoyamosA____
Yo me quedé con la boca abierta al leer que tu maravillosa cabezita se ha imaginado todos estos hasthang (¿Se escribe así?) Ha sido precioso :’)
Bueno, dejo de escribir ya y me despido que tengo hambre.
UN BESO CON SABOR A OREO Y UN ABRAZO DE OSO AMOROSO <3
Atte: @CelesteDreams.