domingo, 9 de febrero de 2014

Capítulo 58 - Inalcanzable.



{Capítulo 58}

El comienzo de un nuevo día volvió a abrirse paso con el sonido más molesto del mundo, mi despertador. Saqué el brazo de entre todas las mantas que tenía encima buscándolo a ciegas y estampé la palma contra el botón de apagado para que diera fin aquel tormento para mis oídos. Las siete de la madrugada, aún no se distinguían los primeros rayos de luz cuando saqué mi cabeza completamente despeinada de entre las sábanas y gruñí sintiendo que el haberme quedado despierta hasta tan tarde comenzaba a pasar factura.
Mi tía y Justin no habían dejado de charlar animadamente durante toda la cena, no me molestaba el hecho de que quisiera llevarse lo mejor posible con mi familia, pero había sido la primera conversación sobre ''Justin Bieber'' con mi tía en la que yo no había participado. Tampoco quise intervenir cuando a ella se le ocurrió contarle todas y cada una de las anécdotas graciosas que habían tenido lugar cuando yo aún tenía pañales, Justin se lo había pasado de miedo mientras yo y mi primo nos limitábamos a engullir en silencio.
Lo bueno vino al final de la noche, era muy tarde y todos decidieron irse a la cama, pude ver cómo Justin se envolvía en las toneladas de mantas de franela que mi tía le había proporcionado y se echaba en el sofá mientras yo me paseaba lavándome los dientes, pensé que él habría decidido dejarme descansar ya que aquella tarde habíamos saciado suficientemente el deseo. Pensé mal.
Por poco no me dio un infarto al sentir que alguien se metía en la cama detrás de mí.
Caminaba y casi me arrastraba por la habitación en busca de ropa mientras rememoraba la pasada noche con una leve sonrisa cuando mi móvil relegó a mi despertador haciéndome saber que acababa de llegarme un mensaje.
Me saqué rápidamente el pijama tirándolo a la cama y me embutí en mis vaqueros cogiendo una camiseta cualquiera y cubriéndome con un ancho jersey de punto beige.
Me colocaba mis botas marrones favoritas cuando mi móvil volvió a insistir. Suspiré irritada, aquel cacharro era como mi segunda madre.
Me di prisa en terminar de vestirme y corrí hacia el móvil abriendo los mensajes.

Tom: Rápido, ya estoy en la entrada. 7:09 a.m
Tom: Vamos ____, nos lo vamos a perder 7:11 a.m

Mierda, era viernes, lo había olvidado por completo.
Escribí que estaba a punto de salir a la velocidad de la luz, tan rápido que al teclado casi no le daba tiempo a asimilar las letras que marcaba y abandoné de nuevo el móvil sobre la mesa corriendo hacia el cuarto de baño.
Hacía poco más de un mes y medio que Tom y yo habíamos comenzado una tradición bastante tonta. Los viernes era el único día completo que Tom tenía libre, y en vez de utilizar sus mañanas para dormir a pierna suelta como haría cualquier ser humano en este planeta con jornada de seis días a la semana, madrugaba y se pateaba unos cuantos kilómetros con su vieja furgoneta para venir a mi casa. Antes de llegar siempre paraba en una pastelería para comprar un par de bollos y café caliente y los traía. Salíamos a la calle cuando aún era de noche e íbamos a la ladera del río, unas calles más abajo, a un viejo banco para desayunar allí mientras veíamos salir el sol.
Tengo que reconocer que cuando me lo propuso me reí en su cara creyendo que se estaba quedando conmigo, pero aquella se había convertido en una tradición que no podía faltar cada semana, ni si quiera me costaba levantarme a las siete cuando sabía que era viernes, los amaneceres en Canadá eran algo digno de presenciar, y aquello más una buena compañía y añadiéndole unos dulces, no estaba nada mal como forma para empezar el día.
Peiné mi pelo dando gracias al cielo por decidir que aquel día no iba a parecer tan rebelde como de costumbre y lo dejé caer por mis hombros con déviles ondas. Apliqué algo de base de maquillaje a mi cara  y alargué mis pestañas con algo de rímel para poco después salir disparada a por mi mochila y mi móvil.
Traté de hacer el menor ruido posible mientras bajaba las escaleras, allí nadie solía levantarse antes de las siete y media, aunque después terminara todo siendo un caos en la cocina sin faltar los gritos constantes por parte de mi tía hacia mi primo con las quejas acerca de llegar tarde.
Pasé por delante del salón y decidí ir a echar un vistazo. La sonrisa fue instantánea al verle dormir tan plácidamente envuelto entre las miles de mantas en aquella cama improvisada. Reí para mis adentros al advertir sus labios entreabiertos y me arriesgué a acercarme un poco más agachándome para depositar un dulce beso sobre sus labios rosados.
Salí de casa cerrando la puerta con el mayor cuidado posible y sonreí al verle sentado sobre las escaleras de la entrada de espaldas a mí.
- Bú. - exclamé sacudiendo sus hombros provocando que Tom diese un brinco.
- Ya era hora. - y su tan típica sonrisa con hoyuelos volvió a aparecer como de costumbre. - Vamos, se va a hacer de día.
Dejé que cargase con mi mochila en un hombro, lo hacía siempre que me veía con ese peso encima, yo solía reírme de él comparándole con los típicos británicos antiguos que iban de chaqueta a todos sitios y tomaban el té con el meñique estirado, aunque la ropa de Tom no era lo que se decía muy formal, pero tenía algo que le identificaba. Abrí la bolsa de la pastelería y pasé mi lengua por los labios al percivir un dulce aroma que hizo que mi tripa protestase.
- Pensé que estarías enfadado después de lo que pasó ayer. - confesé con preocupación mientras caminábamos.
- No pasa nada, es más que normal que te fueras con él, ha sido mucho tiempo sin verle. - se encogió de hombros sin mirarme. - Además no soy muy de enfados largos. - soltó una breve risa mientras miraba a ambos lados de la carretera para asegurarse de que podíamos pasar.
- Pero se te veía tan molesto... fue raro, nunca te he visto enfadado.
- Pues ya puedes decir que me has visto enfadado. - esta vez si me miró, arqueó una ceja y no pude evitar que su sonrisa me contagiase. - No le des más vueltas, no tiene importancia.
- Te compensaré el plantón, te lo prometo. - dije a modo de disculpa mientras rodeaba el que había sido renombrado como ''nuestro banco'' y me senté en un extremo subiendo las piernas y sentándome con ellas cruzadas mientras ponía la pequeña bolsa que contenía los dulces entre Tom y yo al lado de los cafés.
Él se quedó callado.
Me puse cómoda acurrucándome en aquel rincón cogiendo mi vaso para poder llevarme algo a la boca al fin.
- Menos mal que no te duran los enfados, no me hubiera gustado tener que prescindir de esto. - dije tomando un pequeño sorbo mientras admiraba cómo el cielo iba adquiriendo cierta tonalidad rosada reflejándose en el agua del río.
- ¿Prescindir de nuestra tradición? ¿estas loca? - hizo una bola con el papel en el que había venido envuelto el dulce y me la lanzó haciendo que ésta rebotara en mi cabeza.
Fingí enfado y le imité, pero mi mala puntería sumada a sus buenos reflejos hicieron que fuera en vano. Ambos reímos y continuamos con el desayuno mientras contemplábamos los primeros rayos de sol asomando por el horizonte.
- Tom, dime una cosa...
- Una cosa. - respondió relamiéndose.
- No, estúpido - reí levemente agachando un poco la cabeza inspeccionando el vaso de plástico de mi café. - ¿te cae bien Justin?
- Apenas le conozco, ni idea. 
- ¿Y si os presentara? - propuse levantando la mirada.
Él se limitó a abrir la tapadera de su café moviéndolo con el pequeño palito de madera.
- Pedí uno diferente esta vez, ¿quieres probar? - sonrió tendiéndome el vaso.
Estuve a punto de ceder, pero me di cuenta de que estaba volviendo a hacer lo mismo de siempre.
- No gracias, ¿me respondes?
El tomó un largo sorbo y pasó su lengua sobre sus labios humedeciéndolos antes de quedarse unos minutos en silencio rascándose la nuca.
- Ya nos presentamos ayer.
- Eso no fue una presentación si quiera, parecía que acababa de ocurrir una catástrofe.
Tom se encogió de hombros.
- Los británicos somos unos antipáticos estirados. - me lanzó una mirada divertida y parecía que estaba disfrutando mientras me contemplaba dejándome perder en su laberinto.
- Si tú eres estirado, yo soy Beyoncé. - le seguí el juego.
- Nah, eres mejor que Beyoncé. - me quitó la vista de encima restándole importancia, algo que agredecí verdaderamente ya que sentí cómo las mejillas comenzaban a arderme. 
Sin darme cuenta había vuelto a cambiar el tema radicalmente, decidí que no iba a insistirle más y continuamos con nuestras típicas bromas hasta terminar de desayunar. Cuando Tom recogió los vasos vacíos y demás basura en la bolsa que anteriormente había transportado los dulces, el sol ya se alzaba reflejándose en el río, y miré el reloj viendo que faltaban diez minutos escasos para que dieran comienzo las clases.
- Mierda, voy a llegar tarde, ya te enviaré un mensaje diciéndote qué tal el examen. - solté con apuro mientras me levantaba de un salto cogiendo la mochila.
- ¿Quieres que te lleve en la furgoneta? Llegarás en seguida. - se ofreció él.
- No creo que sea necesario. 
Una voz llamó nuestra atención a nuestras espaldas y ambos nos volvimos advirtiendo a Justin que se alzaba detrás de nosotros mirando a Tom con cara de pocos amigos con ambas manos metidas en los bolsillos de sus pantalones caídos.
- ¿Justin? ¿qué haces aquí? -pregunté sorprendida. - ¿cómo has sabido dónde estaba?
Él cambió la trayectoria de sus ojos hacia mí, aunque seguía teniendo aquella dura expresión.
- ¿Tanto te ha jodido que os haya interrumpido? - se escuchó la suave risa de Tom desde mi lado. - ¿qué mierdas te hace tanta gracia, capullo?
- Justin. - dije en un tono de advertencia acercándome a él, que continuaba con la mirada fija en Tom.
- Relájate guaperas. - el tono de Tom sonaba irritado pero su sonrisa no se había desvanecido ni un sólo instante.
Estaba empezando a cansarme, me sentía como una auténtica estúpida entre dos críos de tres años. Agarré el brazo de Justin, notando que sus músculos estaban en tensión y tiré de él tratando de llamar su atención para llevármelo de allí. Observaba a Tom como si fuese un mero insecto al que había que aplastar.
- Justin. - esta vez soné más autoritaria, no sé ni cómo lo hice, pero atraje su atención. - Basta, me lo prometiste.
- ¿Te encuentro haciendo manitas con este gilipollas y me vienes con promesas?
- No estábamos haciendo manitas, simplemente desayunábamos. - casi ladré.
Justin me miraba impasible, su pecho subía y bajaba más rápido de lo normal y sé que estaba haciendo lo imposible por no ir a por Tom en aquel mismo instante.
- Y señor gilipollas para ti. - advirtió mi amigo con cierto tono de burla mientras terminaba de recoger las cosas viniendo hacia nosotros.
Puse los ojos en blanco, no puedo creer que tenga que pasar por esto. Justin tensó su mandíbula y se volvió hacia él, ambos estaban peligrosamente cerca y yo continuaba agarrando el brazo de Justin como si así fuera a detenerle si Tom le sacaba de sus casillas.
- A ver si eres tan gracioso cuando ella no este delante. - le amenazó Justin.
- Yo siempre soy gracioso, hasta cuando no tengo el placer de estar haciendo manitas con ella. - Tom había borrado todo rastro de sonrisa de su cara y miraba a Justin desafiante.
Pude ver a simple vista cómo éste tensaba sus brazos montando en cólera dispuesto a abalanzarse sobre su contrincante y le empujé bruscamente consiguiendo llamar su atención. No traté de contener ni una pizca de rabia cuando miré a ambos incrédula.
- ¡Basta ya! - grité conteniendo la respiración, tal vez debiera contar hasta diez antes de hablar, pero ya que ellos jugaban por instinto decidí rebajarme a su nivel. - Sois los dos unos imbéciles, no quiero que vuelvas a dirigirme la palabra, ni tú - clavé mi dedo índice en el pecho de Tom que me miraba sorprendido. - ni tú... - miré a Justin y él entreabrió sus labios como yendo a decir algo pero las palabras continuaron sin salir.
Estaba demasiado furiosa con los dos como para ponerme a aclarar nada, así que agarré de nuevo mi mochila y con la cabeza bien alta, traté de escapar de allí con toda la dignidad que aún me quedaba. Como si se mataban cuando me hubieran visto desaparecer por la esquina, que les den.
No quise mirar hacia atrás mientras caminaba a paso ligero con intención de ir a clase, aunque no me hizo falta para saber que Justin me seguía por detrás llamándome para que parase. Crucé la calle y de pronto sentí su fuerte agarre en mi brazo.
- Brooks, por favor.
- Por favor tú, Justin. - me paré mirándole a los ojos, él se quedó callado, parecía que no sabía cómo tratarme en aquel momento.
- Ponte un poco en mi lugar. - murmuró.
- Joder, sólo estábamos desayunando, lo hacemos todos los viernes, es una tradición tonta. - me defendí. - ¿cómo supiste dónde buscarme?
- Me despertaron los gritos de tu primo, y cuando vi que no estabas tu tía me contó que seguramente estarías con ese.
- ''Ese'' se molestó en hacer que continuara sonriendo mientras te echaba de menos. - salí en defensa de Tom, sé que no la merecía, pero necesitaba con todas mis fuerzas hacer entrar a Justin en razón. 
- ¿Y aún me pides que no me preocupe?
- Claro que te lo pido, ¿es que no entiendes que te quiero a ti? ¿cómo puedes ponerte celoso a estas alturas, sabiendo que no necesito a nadie más? - casi lancé un suspiro de resignación al ver que rehuía mi mirada. - ¿por qué no eres capaz de confiar en mí? yo sólo te necesito a ti.
- Y a él cuando yo no estoy. - me reprochó en voz baja.
No pensaba seguir perdiendo el tiempo, sin un palabra más, volví a encaminarme al instituto escuchándo a Justin maldecirse a mis espaldas.


~

El despertador sería el sonido más odioso del mundo, pero si había algo peor era el dichoso timbre del cambio de clase, aunque todas mis quejas hacia él se esfumaban cuando significaba que las clases habían terminado.
- ¡LIBERTAD! - gritó Christina abriendo los brazos al salir por las puertas del edificio. - ¡Hace un día precioso!
- Esta nublado y nevará de un momento a otro. - rió Jace desde su lado.
- No más tutorías con la mutante, no más estudiar durante días, ¡SOY LIBRE! - y comenzó a dar brincos por delante de nosotros.
Esbocé una sonrisa que me ocupó toda la cara, no podía quejarme del examen, me había salido a la perfección, también había logrado contestar a las preguntas de clase, así que no veía motivo por el que mortificarme, pensaba pasar toda la tarde con las chicas aunque sabía que llegaría un momento en el que tendría que enfrentarme a Justin, pero no ahora.
- ¡Chst! ¡eh, bonita! 
O tal vez sí.
Helena y Christina se volvieron a la vez, yo en cambio puse los ojos en blanco y continué caminando como si no hubiese oído nada.
- ____, te llama Justin. - me avisó Christina.
Adiós a mi intento de hacerme la loca.
Me volví con cara de pocos amigos mientras los demás continuaban andando dejándome allí. Al darme cuenta me apresuré en seguir andando por la acerca mientras un coche escandalosamente brillante me seguía muy de cerca. ¿Por qué la acera tenía que ser tan estrecha?
- Buenas. - casi podía sentir su sonrisa divertida puesta en mí mientras trataba de ignorarle. - oye guapa, ¿eres de por aquí? me he perdido.
Mojé mis labios ahogando una sonrisa, aquel chico era imposible. No debía dirigirle la palabra, estaba enfadada y aquello no cambiaba nada.
- Soy Justin. - aceleró un poco más para captar mi atención y soltó una breve risa al ver que ocultaba una leve sonrisa, me maldije por dentro por no haber podido contenerla. - ¿cómo te llamas?
- Imbécil... - farfullé.
- Un nombre curioso el tuyo. - paró el coche y yo dejé de andar para mirarle arqueando una ceja. - ¿sabes? viniendo con el coche me he encontrado a un chaval muy arrepentido que parecía venir hacia aquí, lo veía muy dispuesto a recuperarte, le escuché decir que lo sentía muchísimo y que quería pedirte perdón por todas las tonterías que había hecho. - mi sonrisa se ensanchó todavía más. - Quería decirte que confiaba en ti más que en ninguna otra persona y te amaba más que a nada en este mundo, y también dijo que esta vez mantendría su promesa y te dejaría tu espacio, que haría lo que fuese por ti.
Mordí mi labio inferior en un intento fallido por reprimir una pequeña risa.
- ¿Todo eso le oíste decir? qué chico más dulce.
Levanté la mirada cuando Justin salió del coche acercándose a mí y rodeando mi cintura con sus brazos para acercarme a él, tan rápido me sacaba de mis casillas como volvía a hacerme sonreír como una tonta, había terminado por acostumbrarme y tampoco es que me hubiera costado, era nuestra forma de querernos.
- ¿Dulce? qué va, era un tío ridículo, se parecía mucho al gay ese de Justin Bieber. - sonrió rozando su nariz con la mía y coloqué mi mano sobre su pecho.
- Ahí te has pasado. - le advertí intentando parecer seria. 
Él sonrió y acopló sus labios a los míos haciendo que me temblaran las rodillas. Dejé que la intensidad del beso me evadiera junto con su aroma embriagador, su cálido abrazo me hacía sentir segura y lograba olvidar cualquier cosa que no fuera él en aquel mismo instante. Él sonrió sobre mis labios.
- Se va a llevar una gran decepción cuando venga y vea que andas morreándote con desconocidos, aunque no te culpo, todas caen a mis pies tarde o temprano.
Mordí fuertemente su labio inferior sin pensármelo dos veces y Justin soltó un quejido apartándo su boca de la mía sin soltarme. 
- Eso por creído. - susurré metiendo mis manos en el interior de sus bolsillos traseros.
- Pues me ha puesto a cien, debería creérmelo más a menudo. - sonrió mojando su labio y yo no pude evitar carcajear como una estúpida.
Él sonrió y pegó su frente a la mía mirándome directamente a los ojos, habían comenzado a amontonarse a nuestro alrededor algún que otro grupito de curiosos al darse cuenta de a quién tenían delante, pero a Justin parecía no importarle, en aquel momento no existíamos más que nosotros en el mundo.
Acarició mis labios con los suyos sin llegar a besarlos y noté los pequeños pelitos que salían de su bigote sobre mi labio superior, reí cerrando los ojos.
- Me haces cosquillas con esa cosa.
- Hmmm, ¿me estas diciendo que te gusta mi abundante bigote? - dijo él con una sonrisa juguetona.
- Bien, para empezar, si es eso lo que has escuchado necesitas ir a que te revisen el oído, - enumeré con los dedos viendo que Justin arqueaba una ceja. - y segundo te aconsejo que inviertas todo ese dinero tuyo en unas clases de lengua, porque se ve que no sabes ni el significado de la palabra ''abundante''.
- Lo que tú digas, pero no has negado que te gusta. - respondió y fue entonces cuando levantó la mirada siendo conscientes de que no éramos los únicos que seguíamos el hilo de la conversación. Volvió a mirarme y dulcificó su expresión un tanto. - ¿qué te parece si preparas tus cosas y nos ponemos en marcha hacia casa? No aguanto más sin verles.
Algo dentro de mí se encogió con tan sólo pensar que le había estado reteniendo durante más de veinticuatro horas a mi lado cuando prácticamente había pasado meses sin ver a su familia. Asentí y le eché los brazos al cuello para poder recuperar la conexión con sus labios.


El corazón bombeaba con fuerza contra mi pecho cuando Justin estacionó junto a una pequeña casa a las afueras de Stratford, me sentía una extraña allí cuando había visto crecer tanto a Jazmyn como a Jaxon Bieber, al igual que conocía a la perfección la apariencia de su padre Jeremy Bieber, sin embargo esta sería la primera vez que ellos me vieran a mí, y no era una sensación del todo agradable.
Bajé del coche sintiendo que mis piernas podrían pasar por gelatinas y me quedé mirando la fachada mientras oía cómo Justin sacaba las maletas a mis espaldas.
- ¿Preparada? - preguntó acariciando mi mano con la suya y entrelazando nuestros dedos. - Le pedí a mi padre que se vinieran todos a casa de mis abuelos, para que así pudieras conocerlos a todos de una vez, la casa será una jaula de locos pero al menos estarán todos mis seres queridos. - murmuraba contra mi oído hundiendo su nariz en mi pelo, aquello me relajaba un tanto, sabía que estaba esperando a verme segura de mí misma, entonces sonreí y asentí.
- ¡Jazmyn! ¿¡cuántas veces te he dicho que no metas la bici dentro de casa!? - la voz de Pattie me tranquilizó al instante.
De pronto la puerta se abrió de golpe dando un fuerte porrazo al impactar contra la pared y una niña de mejillas rosadas y pelo castaño salió empujando un triciclo rosa con una cesta de mimbre.
Noté que la mano de Justin se apretaba a la mía con fuerza y el corazón me dio un vuelco cuando la pequeña levantó la mirada hacia nosotros y los ojos se le iluminaron.
- ¡Hermanito!
La mano de Justin no duró mucho más agarrada a la mía, cuando quise darme cuenta corría hacia la niña levantándola en brazos y abrazándola como si le fuera la vida en ello. Jazmyn se había agarrado con brazos y piernas al cuerpo de Justin y reía apoyando su moflete derecho contra el hombro de su hermano.
- Princesa, te he echado mucho de menos... - oí que la voz de Justin se quebraba sin despegarse de Jazmyn y la respiración se me cortó.
Entonces Jazzy abrió los ojos y me miró durante algunos segundos sin decir una palabra, yo sonreí casi sin darme cuenta.
- Hermanito, hay una niña ahí. - le anunció ésta mientras me señalaba.
Justin se volvió hacia a mí y pude apreciar entonces que tenía los ojos llorosos, mordí mi labio inferior intentando aguantar la risa que me provocaba la cara de Jazmyn al ver que no me movía del sitio y me acerqué a ellos. 
- Mira Jazzy, ella es ____, es la chica de la que te hablé cuando te llamé la semana pasada, ¿te acuerdas? - le dijo Justin.
Ambos hermanos se echaron una mirada cómplice y Jazmyn abrió la boca a la vez que sonreía aún en los brazos de Justin dejando ver la emoción en su rostro.
- Ohh, ¿es ella? - Justin asintió ensanchando su sonrisa y su hermana pequeña me miró a mí para después volver a él. - Jiji. - se tapó la boca. - Es guapa.
- Te lo dije. - sonrió él.
Estuve a punto de morir de ternura en aquel mismo instante, me acerqué aún con algo de timidez y Jazmyn se revolvió para que su hermano la dejase en el suelo, justo después de hacerlo, ésta me cogió de la mano tirando de mí hacia el interior de la casa.
- ¿Quieres jugar conmigo? ¿hacemos una tienda de campaña?
- Jazzy, deja antes que descanse. - la riñó Justin.
Me metí en la casa siguiendo a Jazmyn algo inquieta, puesto que Justin se había parado a coger las maletas.
- ¡Papá, el hermanito esta aquí! - anunció la pequeña.
Cuando quise darme cuenta me hallaba rodeada por los seres queridos de Justin, todos vinieron a recibirnos y me presenté con educación aunque tenía más que claro cuáles eran los nombres de cada uno. Pattie me abrazó con fuerza y no dejó de sonreír ni por un instante, todos parecían felices de tener a Justin de vuelta. Éste, por su parte, parecía volverse loco con los pequeños.
La noche transcurrió con tranquilidad, cenamos alrededor de una larga mesa donde cada uno tenía una participación distinta en la conversación, los pequeños no dejaron de hacernos reír ni por un instante y todos nos opusimos a Jeremy cuando éste no quiso que se quedaran a dormir en casa de Bruce y Diane para, los abuelos de Justin, para estar junto a su hermano. Finalmente cedió y se despidió de todo el mundo dando las gracias y abrazando a Justin con fuerza.
Aparté la mirada del maratón de las películas de Rocky que habíamos preparado para aquella noche entre los pequeños, Justin y yo, y sonreí al ver a Jazmyn y a Justin completamente dormidos. Ella apoyaba la cabeza sobre los brazos con los que él la envolvía y él dejaba caer ligeramente la suya en mi dirección. Tenía los labios entreabiertos y algunos mechones despeinados le caían sobre la frente.
Me quedé observándole durante unos segundos más, verle dormir es una de las cosas más enternecedoras del mundo, pero si encima lo hace con su hermanita pequeña acurrucada entre sus brazos ya es el colmo de la dulzura. Casi daba pena tener que despertarle.
- Justin... - susurré acercándome con cautela tratando de hacer el menos ruido posible. - Justin...
Acaricié su brazo y deposité un dulce beso en la comisura de sus labios. 
Emitió un leve gruñido y abrió lentamente los ojos viéndome justo en frente de él, sus labios se curvaron.
- Me he quedado dormido... - afirmó con voz ronca volviendo a cerrar los ojos.
- También Jazzy - le informé bajando la mirada hacia Jaxon que se encontraba echo un ovillo en el suelo donde había construido un pequeño fuerte para ver la película. - y Jaxon, ¿los llevo a la cama y tú te vas poniendo el pijama?
- Llévalos a mi cuarto, no quiero despertar a mi madre, tú y yo dormiremos en la habitación de invitados.
Con mucho cuidado, atrajo a Jazmyn hasta apoyar su carita contra su pecho y se levantó sin hacer movimientos bruscos. Le imité y recogí a Jaxon del suelo dejando que acomodara su mejilla sobre mi hombro y fui detrás de él hasta llegar a una habitación cuyas paredes se hayaban adornadas por el símbolo de los Toronto Maple Leafs. Las estanterías estaban repletas de trofeos y medallas de hockey, y en las cómodas había decenas de fotos de Justin de pequeño con sus abuelos.
Sonreí para mis adentros al darme cuenta de que prácticamente me encontraba en el centro de la infancia de Justin. Sentí que éste me llamaba y reaccioné dejando a Jaxon sobre la cama junto con su hermana antes de que Justin les arropara con cuidado.
Después de cerrar la puerta con sumo cuidado agarró mi mano y me guió con él hacia la habitación de invitados.
- Son increíbles. - dije sentándome sobre la cama.
- Lo sé, no pienso perder ni un segundo con ellos mientras este aquí. - contestó Justin mientras abría mi maleta rebuscando hasta dar con mi pijama. - Ahora mismo no podría estar en un lugar mejor.
Aquello hizo que mi sonrisa se ensanchase y le agarré por la camiseta tirando de él hasta echarlo sobre la cama. Trepé por su cuerpo hasta dar con sus ojos y sonreí acariciando su mejilla bajo su dulce mirada.
- Jaxon es un manojo de nervios... - reí cuando él giró su cara sin apartar los ojos de mí para besar la palma de mi mano. - Y Jazmyn es más que preciosa.
- ¿Verdad que sí? - susurró mientras colocaba sus manos sobre mi cintura levantando muy despacio la camiseta para acariciar mi piel, su tacto provocó una corriente que me atravesó despertando toda clase de sensaciones.
- Sí que lo es, cuando crezca le aparecerán novios por todas partes... - reí al ver el cambio en su expresión al escuchar aquello y rocé mi nariz con la suya.
- ¿De qué hablas? Jazmyn jamás tendrá novio. - arqueó ambas cejas al ver la diversión que me producía verle así y comenzó a hacerme cosquillas. - No voy a dejar que ningún gilipollas toque un sólo centímero de su piel por muy mayor que se haga.
Me revolví entre sus brazos intentando no hacer ruido al reír pero me estaba resultando imposible. Lancé un suspiro de alivio cuando él paró con la tortura.
- ¿Y qué harás? ¿meterla en un convento? 
- No es mala idea..
Mordí mi labio inferior aguantando la risa y golpeé su pecho con suavidad. Él sonrió y me envolvió aún más en su abrazo acariciando mi mejilla con la punta de la nariz.
- Me hace tan feliz que estes aquí conmigo...
El corazón se me encogió al escuchar aquellas palabras.
- Ve acostumbrándote, no pienso ir a ninguna parte. 
Intensificó su abrazo y supe que aquello era lo más tranquilizador que podría haberle dicho nunca, tal vez necesitara que se lo recordasen más a menudo, quizás así no montaría escenitas cada vez que viera que algún chico se acercaba a mí.
El calor que me transmitía su cuerpo y el olor a Justin rodeándome hacía que poco a poco los párpados me resultasen cada vez más pesados. Me agarré a su camisa y acomodé mi mejilla sobre su pecho sintiendo el rítmico movimiento provocado por su respiración, estaba a punto de dejarme llevar por el sueño cuando su voz sonó dentro de mi cabeza.
- Brooks, ¿has patinado alguna vez sobre hielo? - negué lentamente con la cabeza a duras penas y sentí la vibración de una pequeña carcajada antes de caer dormida sobre el cuerpo de Justin.

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Espero que os haya gustado y siento haber hecho esperar tanto, se me echan los examenes encima.
Estoy pensando en cerrar el blog y poner la novela sólo en wattpad ya que es más cómodo y así no tengo que subir los capítulos a las dos. Si no tenéis wattpad podéis descagarlo y veréis que es mucho más cómodo ya que no hace falta que avise si quiera por twitter y puede leerse como un libro, no hace falta estar media hora buscando un capítulo antiguo... tiene muchas ventajas, pero si por lo que sea no queréis que cierre el blog, porque no podéis descargar wattpad o cualquier cosa, hacedmelo saber por twitter (@hisbeliebeer) o por los comentarios, y si el tweet del capítulo obtiene menos de 60 rts pasaré a wattpad.

Si quieres que te avise para el próximo capítulo vía twitter haz RT AQUÍ

4 comentarios:

  1. No lo quites de este blog porfii

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  2. siguelaaaaaaaaaaaaaaa, soy nueva lectora
    ME ENCANTO

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  3. Hola soy una nueva lectora y quería decirte que es unas de las mejores novela que he leído. Quería preguntarte si puedes subir aquí o en wattpad fotos de los personajes como te los imaginas es por simple curiosidad y si tienes tiempo. Un beso :))

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